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Las elecciones en Colombia son un mar de pus: senador Robledo

Por Édgar Artunduaga Sánchez / Diario del Huila   

El senador del Polo Democrático Alternativo, Jorge Robledo opina que “acabamos de vivir un proceso donde se vio una descomunal corrupción del sistema electoral, tanto como navegar en medio de un mar de pus”. 

Según Alejandra Barrios, de la Misión Electoral (MOE), las elecciones no han terminado porque sigue la tortura de los escrutinios. Y el prestigioso senador Jorge Robledo opina que “acabamos de vivir un proceso donde se vio una descomunal corrupción del sistema electoral, tanto como navegar en medio de un mar de pus”. 

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Por Édgar Artunduaga Sánchez / Diario del Huila   

El senador del Polo Democrático Alternativo, Jorge Robledo opina que “acabamos de vivir un proceso donde se vio una descomunal corrupción del sistema electoral, tanto como navegar en medio de un mar de pus”. 

Según Alejandra Barrios, de la Misión Electoral (MOE), las elecciones no han terminado porque sigue la tortura de los escrutinios. Y el prestigioso senador Jorge Robledo opina que “acabamos de vivir un proceso donde se vio una descomunal corrupción del sistema electoral, tanto como navegar en medio de un mar de pus”. 

El balance de Robledo, un viejo profesor universitario que todo lo cuestiona y discute de manera convincente, invita a la reflexión, pero no conmueve tanto porque –es insólito- el país asumió que los políticos roban para ganar sin que se afecte “su prestigio”. Y concibe como normal que después, en el gobierno, sigan robando para pagarle a sus patrocinadores y “ahorrar” para las siguientes “justas democráticas”.

Las elecciones, según Robledo, se han convertido más que en una batalla de ideas en una batalla de chequeras, en quién tiene más plata para armar francachelas y manipular a los electores para comprar votos, contratistas, armar burocracias, recurriendo a todos los recursos públicos del Estado colombiano y, por supuesto, a los recursos privados también, en proporciones inmensas. Es el uso de lo que se ha llamado la mermelada, la del gobierno nacional, los ministros, los gobernadores y alcaldes.

Es una especie de conspiración entre alcaldes, gobernadores, ministros, presidentes, contratistas, más grandes o más pequeños, jefes políticos de todos los tamaños, todo esto montado para la corrupción y el constreñimiento al elector.

Narcotráfico y corrupción

Cuando en Colombia se pregunta por un congresista respetable y serio, los líderes de opinión señalan –de primero- al senador Robledo, con la más alta votación individual en el país, apartando los noños, los Benedettis y otras especies similares. Junto con Carlos Gaviria (qepd) fueron –Robledo y Gaviria- las cabezas más blancas y brillantes de la política colombiana.

Al ciudadano –dice- le han metido en la cabeza que tiene que someterse a esos grandes poderes y que votar bien es votar en su propio beneficio, en la medida en que algo le toca de estas corruptelas descomunales de las que estamos hablando.

Los recursos públicos se dilapidan en cantidades de obras que no tienen sentido pero que son buenas para robar, para manipular, para maltratar a la gente y para generar burocracias. A eso, sumémosle una dosis de mermelada privada inmensa, de recursos legales e ilegales, porque entran masas enormes de dineros entre comillas bien habidos pero que salen de prácticas indebidas. Se suman grandes recursos del narcotráfico, de la corrupción y de todas las formas posibles.

Colombia se maneja así

Robledo dice que así es Colombia, que así se maneja, con clientelismo. Y lo repudieron en su momento Carlos Lleras y Luis Carlos Galán. La palabra desapareció del argot ciudadano, pero sigue siendo eso mismo. ¿En qué consiste? En comprarse y en constreñir a los electores, de una u otra manera, tolerado por las grandes élites económicas del país, para que la clase política gobierne en beneficio de esas élites.

Esto ya ha llegado a niveles por fuera de cualquier proporción. El propio presidente Santos ha salido con todo cinismo a santificar la mermelada, como si fuera una cosa inocente y no lo es, es constreñimiento al elector, es corrupción, es robo de los recursos públicos.

Todo eso junto para imponer un régimen inicuo, mediante el cual usted puede ser el peor gobierno, puede ser el peor congresista, el peor concejal, el peor alcalde, pero gana las elecciones o sus amigotes ganan las elecciones, porque se imponen con los recursos públicos.

Urgen reformas

El senador Robledo sostiene que el Polo Democrático, su partido, viene reclamando una reforma profunda al sistema electoral colombiano.

Llevamos, desde que nacimos, clamando por una reforma del sistema electoral profunda y no la hacen ni la van a hacer, porque ganan con este sistema del que estamos hablando. Los grandes medios de comunicación protagonizan una ‘alaraquita’ cada cuatro años y posan de enemigos del sistema cuando no lo son, porque no promueven realmente esa transformación profunda que se necesita en Colombia. Si no hicieran las elecciones así, yo creo que no sacarían ni el diez por ciento de los votos que están sacando las fuerzas del establecimiento.

Diario del Huila, Neiva.

 

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