Nacional
Los contrastes de América Latina
Por Eduardo Sarmiento Palacio
A diferencia de las visiones convencionales, la distribución del ingreso en América Latina, y en particular de Colombia, está altamente relacionada con la estructura económica. La solución no resulta de medidas estilizadas y arbitrarias, sino de un modelo que opere en diversos frentes.
En el reporte reciente de la Cepal se encuentra la presencia de dos tipos de países. De un lado están Argentina Brasil y Venezuela, que han logrado elevar el gasto público por encima de 25 % del PIB. De otro lado están Colombia, Chile Perú y México, que operan con coeficientes de Gini cerca de 0,5.
Por Eduardo Sarmiento Palacio
A diferencia de las visiones convencionales, la distribución del ingreso en América Latina, y en particular de Colombia, está altamente relacionada con la estructura económica. La solución no resulta de medidas estilizadas y arbitrarias, sino de un modelo que opere en diversos frentes.
En el reporte reciente de la Cepal se encuentra la presencia de dos tipos de países. De un lado están Argentina Brasil y Venezuela, que han logrado elevar el gasto público por encima de 25 % del PIB. De otro lado están Colombia, Chile Perú y México, que operan con coeficientes de Gini cerca de 0,5.
El conflicto es claro. Los países del primer grupo lograron grandes avances de gasto público con reducciones notables de ahorro que se manifiestan en desbalances macroeconómicos, en particular en materia fiscal y comercial, y en bajos niveles de ahorro y crecimiento. Por su parte, los países del último grupo giran en torno a la orientación neoliberal, que genera grandes sesgos en contra de los salarios y en favor del capital, y se mantiene dentro de una ortodoxia de impuestos menos que proporcionales al ingreso y gasto público cercano a la participación poblacional. Aparece un abierto conflicto entre el crecimiento y la equidad. Los que avanzan en uno retroceden en el otro. En el fondo, no se ha alcanzado el modelo que concilie los dos propósitos.
Parte de la dificultad reside en que la OCDE y los organismos multilaterales han buscado la solución del dilema en el modelo europeo, que tampoco es la solución ideal. Las transferencias de ingreso de los países europeos no están exentas de costos de empleo y producción. Más aún, están basadas en un sistema de gravámenes en conjunto proporcionales al ingreso. Su incidencia distributiva es mucho menos efectiva en los países inequitativos, toda vez que el traslado se efectúa de un grupo más reducido a otro más extenso. Mientras en Europa la trasferencia reduce la diferencia del coeficiente de Gini antes y después de impuestos en 15 %, en América Latina apenas llega a 3 %. América Latina requiere una mayor progresividad para alcanzar la misma efectividad tributaria.
Las condiciones económicas de los países desarrollados y América Latina son diferentes. Europa continental y Estados Unidos operan con exceso de ahorro. El aumento del gasto público puede realizarse sin desviar recursos de la inversión. En cambio, en América Latina opera con deficiencia de ahorro. El aumento del gasto público significa desbalances macroeconómicos, en particular en materia fiscal y comercial, y caída del crecimiento económico. Los países emergentes requieren un mayor esfuerzo de ahorro. Así lo confirma la experiencia asiática de finales del siglo XX. Japón y los Tigres Asiáticos lograron tasas de crecimiento cercanas a 10 %, con efectos sobre la distribución del ingreso inferior a los del resto del mundo, gracias al elevado ahorro empresarial.
La distribución del ingreso se ha concebido como una dolencia independiente de la economía, que puede corregirse con simples medios fiscales. El problema se ha reducido a incrementar la base tributaria y los recaudos. La información recolectada en las últimas décadas suministra una visión distinta. Los sistemas tributarios de gravámenes proporcionales al ingreso son muy poco efectivos en los países inequitativos, y la ampliación del gasto fiscal tiene efectos sobre el ahorro que reducen el crecimiento y la estabilidad. El avance de la distribución de ingreso en América Latina requiere un sistema fiscal altamente progresivo al patrimonio y al ingreso, orientación del gasto al 40 % más pobre y elevación del ahorro del capital mediante regulación financiera y severos impedimentos a las salidas y ocultación de los patrimonios.
El Espectador, Bogotá.