Conecta con nosotros

Nacionales

Los tremores por la Alcaldía de Bogotá

El Nuevo Siglo  

Los sismógrafos políticos en la capital de la República han comenzado a registrar los primeros tremores de las erupciones que seguramente se experimentarán el próximo año, a medida que se acerque la fecha de los comicios para elegir alcalde mayor de Bogotá.

Se trata de una serie de movimientos que sin duda serán clave a la hora de empezar a definir posiciones por parte de las distintas tendencias políticas.

Publicado

en

El Nuevo Siglo  

Los sismógrafos políticos en la capital de la República han comenzado a registrar los primeros tremores de las erupciones que seguramente se experimentarán el próximo año, a medida que se acerque la fecha de los comicios para elegir alcalde mayor de Bogotá.

Se trata de una serie de movimientos que sin duda serán clave a la hora de empezar a definir posiciones por parte de las distintas tendencias políticas.

Encuesta sorpresiva

Aunque desde el día siguiente a la primera vuelta presidencial ya se intuía que la presidenta del Polo Democrático, Clara López, aprovecharía los buenos resultados electorales para aspirar a la Alcaldía de Bogotá, no dejó de ser sorprendente el resultado de la primera encuesta revelada por Cifras & Conceptos finalizando el mes pasado.

De hecho, los tremores registrados están relacionados con este hecho político.

No sobra recordar que López registró el 24 por ciento de la intención de voto seguida por el exvicepresidente Angelino Garzón (14 por ciento), el senador Carlos Fernando Galán, director nacional de Cambio Radical (12 por ciento), el exministro liberal Rafael Pardo (8 por ciento), el exvicepresidente uribista Francisco Santos (7 por ciento), el concejal Juan Carlos Flórez, de la Alianza Social Independiente, ASI (4 por ciento), y la exsecretaria petrista María Mercedes Maldonado (2 por ciento).

Garzón, ¿verde?

Seguramente tan sorprendido como los ciudadanos por la alta consideración de su eventual aspiración, Garzón les propuso a los verdes “configurar un pacto político y social por el presente y futuro de Bogotá” que incluya al exalcalde Enrique Peñalosa, así como a los concejales Carlos Vicente de Roux y Antonio Sanguino, como preámbulo para “un arcoiris conformado por sectores de izquierda, del centro y de la derecha política, que contribuyan a consolidar” a la capital “como una ciudad región, diversa y sostenible, orgullo de los colombianos por ser la ciudad capital y punto de llegada de personas de diversas nacionalidades y regiones del país”.

El senador Antonio Navarro le respondió que “si quiere ser parte de la Alianza Verde tiene alfombra no solamente verde sino roja para que llegue”.

Unidad Distrital

Mientras Navarro le contestaba a Garzón, el senador Roy Barreras, del Partido Social de Unidad Nacional (La U), anunciaba que “vamos a construir un candidato de la Unidad Nacional para la Alcaldía de Bogotá porque es indispensable para no cometer el error de fragmentarnos y que gane un candidato minoritario sin ninguna experiencia”.

¿Quién será ese aspirante? No cabe duda que el exministro Pardo, que estuvo encargado de la Alcaldía mientras permaneció suspendido Gustavo Petro, quiere serlo y para eso ya empezó a trabajar. Su cuartel general está en la Carrera Séptima con Calle 61, contiguo al restaurante Pozzetto y presenta un programa de televisión en el Canal Uno, denominado “La movida de Bogotá”.

Sin embargo, ‘la movida’ está también en una precandidatura que podría disputarle seriamente el aval de la Unidad Nacional a Pardo. Se trata del concejal Roberto Hinestrosa, de Cambio Radical.

El senador Galán ya anticipó que su colectividad “será un jugador fundamental en la elección de Bogotá en 2015”.

Hinestrosa, ferviente opositor de la administración Petro, dice que aspira a romper la hegemonía de la izquierda en los últimos doce años en el poder de la capital del país.

Peñalosa

La encuesta sirvió para muchas cosas, entre otras para graduar a López como el “coco” que continuaría una “hegemonía” de izquierda en la Alcaldía de Bogotá.

La verdad de esa alerta es muy relativa, porque aún en las filas del Polo hay dudas de que la gestión de Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno o Petro haya sido realmente y con todas sus letras de izquierda. Pero dado que con esa bandera fueron elegidos, pues así se les marca.

En ese contexto, Peñalosa le dijo a EL NUEVO SIGLO que no tiene interés en aspirar a un segundo periodo en la Alcaldía, pero que le preocupa que lo que él considera un desastre administrativo pueda ganar nuevamente las elecciones.

“Me preocupa mucho que Clara López, que hacía parte del equipo de Samuel Moreno hasta el último día en que él estuvo y que representa a esa izquierda que le ha hecho daño a Bogotá, vaya a llegar a la Alcaldía. Entonces creo que sí me interesa trabajar para que haya una buena gerencia y no haya desastres administrativos como el que está pasando con la multiplicación por cinco de la nómina de la Empresa de Acueducto, por ejemplo”, declaró, anotando con claridad meridiana que “es importante que las personas que no somos de izquierda pensemos más en la ciudad que en algún nombre en particular”.

Petrismo

No sobra recordar que en los comicios de 2011, Petro ganó las elecciones en Bogotá avalado por el grupo significativo de ciudadanos Progresistas con el 32,22 por ciento de los votos, seguido por Peñalosa (24,98 por ciento), Gina Parody (16,76 por ciento) y Galán (12,71 por ciento).

Pues a esa dispersión de la derecha es la que Peñalosa, Hinestrosa y Barreras se refieren. Y al poco margen de la izquierda responde el planteamiento de Garzón y Navarro.

En ese contexto, ¿qué hará Petro con su capital político, fogueado desde el balcón del Palacio Liévano durante los días en que pendía sobre su cargo la ‘espada’ de la destitución?

Por lo pronto, los concejales de Progresistas, hoy en la Alianza Verde, desoyeron la sugerencia de renunciar para fundar un nuevo movimiento político y conformar una buena lista para el Concejo que se escogería en las urnas en octubre de 2015.

Así, le quedan tres caminos: bajar la guardia y pedir militancia en la Alianza Verde; formar un movimiento de cero; e, independientemente, de cuál de las anteriores opciones tome, buscar un acercamiento con el Polo. En la encuesta marcó muy bajo Maldonado, que en esa baraja sería la petrista. Otra carta es el periodista Hollman Morris, cuya fuerza electoral aún está por medirse, pero no debe ser mucha. Un tercer petrista en remojo es el exsecretario Guillermo Alfonso Jaramillo, en situación similar a la de Morris. De modo que su aspirante podría terminar siendo López, aunque quizás esté más cerca de Garzón.

No en vano, Navarro dijo, en su respuesta a Garzón, que “hay que invitar a muchos sectores de centro, de centro-izquierda, alternativos e independientes a que juntemos nuestras fuerzas para que la Alcaldía de Bogotá siga siendo una alcaldía progresista, democrática y alternativa, y estoy seguro que juntos tenemos la posibilidad de llegar a la Alcaldía y ponerla en buenas manos”.

Por otra parte, existe la posibilidad, que por supuesto aterra a sus contradictores, de que Petro puede aspirar a reelegirse si en el Congreso no se hunde el proyecto de unificación de periodos que contempla la posibilidad de que puedan presentarse a las elecciones los actuales alcaldes y gobernadores.

Pulso López-Robledo

López ha explicado que sus diferencias con el senador Jorge Enrique Robledo son políticas y no personales. Sin duda. Su más reciente roce se debe a la decisión de apoyar a Santos en la segunda vuelta presidencial, lo que Robledo y sus compañeros de la tendencia polista del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR) interpretaron como un inconveniente préstamo de las banderas del Polo a la campaña reeleccionista que obviamente son incompatibles.

Sin embargo, es muy poco probable que ese pulso termine diluyendo la candidatura de López, que en Bogotá logró 501.603 votos en mayo, el 10 por ciento de los cuales, con toda seguridad, corresponde a los obtenidos en la capital por Robledo en los comicios de marzo (49.967).

Aunque se ha hablado de la dispersión del voto de derecha en 2011, la verdad es que la votación de Petro (723.157 sufragios) no se ve tan precaria frente a lo que consiguieron en 2007 Moreno (920.013) y en 2004 Lucho Garzón (797.466).

¿Y Pacho?

Si se tiene en cuenta que la mayor votación en la primera vuelta presidencial fue conseguida por el exministro Óscar Iván Zuluaga, hoy director nacional del Centro Democrático, con 542.459 votos, los resultados del exvicepresidente Santos son, por decir lo menos, decepcionantes.

Aunque el exrepresentante Miguel Gómez declaró poco antes de la encuesta que “el problema de Bogotá no es de candidatos sino de soluciones” y que “la división sólo le sirve a la izquierda que ha destruido a la capital”, rechazando entrar en una competencia de egos por la candidatura de la derecha, la necesidad de replantear que quien aglutine a ese sector político sea Santos pudiera abrir sus opciones, que no serían pocas dado el alcance que logró su campaña por la fallida revocatoria de Petro.

Aunque se da por descontado que Gómez podría ser candidato del uribismo, también se dice que podría entrar a una baraja conservadora, en la que los observadores incluyen al excomisionado de paz Camilo Gómez y a los exministros Juan Carlos Echeverry y Marta Lucía Ramírez.

Como sea, con seguridad que Gómez concurriría a estos y otros escenarios más que a postular su nombre a buscar un consenso para que la derecha llegue unida a las elecciones.
Sin embargo, de entrada la derecha arranca (y llegará) dividida, porque es muy poco probable que el uribismo haga alianza con la Unidad Nacional. Derribar ese “inamovible” les aseguraría el triunfo.

¿Con quién?

Recientemente el Gobierno central ha ratificado su voluntad de, tal como está contemplado en la ley, financiar una buena parte de la primera línea del Metro, así como de intensificar en la capital la aplicación intensiva de las políticas de vivienda y erradicación de la pobreza que se están implementando en todo el territorio nacional, por una parte, y de que Bogotá también sea una estación a la que llegue la locomotora de la infraestructura que conduce el vicepresidente Germán Vargas Lleras.

Sin embargo, ¿con quién entablará el Gobierno nacional un diálogo para estos temas? ¿Buscará influir en la decisión de los bogotanos? Si lo hace, ¿será acompañado ese guiño en las urnas o, por el contrario, será contraproducente?

Como si se tratara de un capítulo de “El derecho de nacer”, las respuestas a estos y otros interrogantes se revelarán cuando los tremores se transformen en temblores y terremotos, porque la erupción simplemente se dará en su debido momento, pero que arrojará cenizas y lava, de eso no cabe la menor duda.

El Nuevo Siglo, Bogotá.

 

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *