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Los verdaderos alcances del viaje de Santos a Europa

Por Viviana Viera / Palabras al Margen  

Todos los medios han reportado sobre la ‘exitosa gira da Santos’ en Europa, donde en realidad consiguió concretamente tan sólo un préstamo de 100 millones de dólares. Pero poco se ha hablado de lo que Santos propuso a cambio del dinero: ‘cooperación’ militar a misiones internacionales y muchos negocios para las empresas europeas. Afortunadamente la visita del presidente también levantó críticas entre eurodiputados, organizaciones internacionales y la comunidad colombiana y europea.

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Por Viviana Viera / Palabras al Margen  

Todos los medios han reportado sobre la ‘exitosa gira da Santos’ en Europa, donde en realidad consiguió concretamente tan sólo un préstamo de 100 millones de dólares. Pero poco se ha hablado de lo que Santos propuso a cambio del dinero: ‘cooperación’ militar a misiones internacionales y muchos negocios para las empresas europeas. Afortunadamente la visita del presidente también levantó críticas entre eurodiputados, organizaciones internacionales y la comunidad colombiana y europea.

La paloma de la paz se dispara

Indignación es lo que se siente después de haber descubierto que la gira europea del presidente Santos para recaudar fondos para la paz, buscaba también cooperación militar.

Juan Manuel Santos visitó España, Alemania, Bélgica, Portugal, Francia e Inglaterra en una semana. Vino disfrazado de paloma de la paz, pero en realidad negoció acuerdos militares con Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tal como lo confirmó la canciller alemana Angela Merkel, Santos propuso que la armada colombiana participara en misiones militares internacionales.

Ya no sólo seremos un país exportador de materias primas, sino también de soldados. Según documentos oficiales del Bundestag (Parlamento Alemán), Colombia participaría en misiones militares de la UE en Ucrania y en el Golfo de Aden. Los documentos afirman que el mandatario colombiano está igualmente intensificando la cooperación con la OTAN donde Colombia ya participó en su escuela de formación en la ciudad de Oberammergau (Alemania).

Terrible. Sin embargo la estrategia dio frutos, pues Merkel acordó un préstamo de 100 millones de dólares para el ‘post-conflicto’ en Colombia. Ojo, he dicho un préstamo y no una donación. Un préstamo, es decir que se agrandará la deuda externa colombiana y además no conocemos las condiciones que nos impondrán.

La pagina web del banco KfW que anuncia la noticia del préstamo, no da informaciones sobre tasas de interés, ni vencimiento de la deuda. Pero no olvidemos que en la crisis actual europea, Alemania se ha mostrado intransigente frente a sus países vecinos, imponiéndoles condiciones políticas, económicas y militares que cuestionan seriamente la democracia y la soberanía.

¿Y los colombianos en Europa?

Durante su visita, el presidente repitió a todos los jefes de Estado que no había por qué preocuparse por las víctimas, ya que éstas “se encuentran en el centro de las negociaciones de Paz”. Sin embargo, en ningún momento de su largo viaje, Santos planeó reunirse con al menos algunas de las miles de víctimas del conflicto armado que se encuentran refugiadas en Europa. El presidente solo organizó su tiempo para encuentros con altos mandatarios europeos y no hubo ninguna reunión con la comunidad colombiana. Ni siquiera en sus discursos fue nombrada. Santos tampoco se preocupó en abogar por mejores condiciones para los casi un millón de migrantes que vivimos en Europa, donde los problemas de obtención de papeles, la crisis, la criminalización y estigmatización galopan fuertemente.

Justo antes de su viaje, el presidente sorprendió al mundo con una declaración: “España es el modelo para modernizar mi país”. Así se refirió el mandatario al país europeo que más concentra migración colombiana. País que está en plena crisis económica y para dar algunas cifras es: primer país europeo en tasa de desempleo juvenil (53,8%), ni hablar del desempleo global (24,5%); es el segundo país con la tasa más alta de pobreza infantil de Europa: séptimo país en índice mundial de miseria; uno de cada cinco habitantes en España vive por debajo del umbral de la pobreza y durante el primer semestre del 2014 se produjeron 18.749 desahucios. La desesperación de los habitantes de España es tan alta que la tasa de suicidios ha explotado estos últimos años. Las poblaciones más afectadas por la terrible situación que atraviesa el país ibérico son las personas con más escasos recursos y en situación de precariedad, en la que desafortunadamente se encuentran muchos colombianos que residen allí. Pero Santos no sólo desconoce la situación de sus compatriotas, sino también la situación global de Europa, donde una parte de sus habitantes se ha visto forzada a emigrar a otros países en búsqueda de mejores oportunidades.

Las críticas a la ‘paz’ de Santos

La mayor crítica al viaje de Santos se concentró en Bélgica. Durante su visita a las instituciones europeas, parlamentarios de varios grupos políticos reunidos en una conferencia de prensa, lanzaron un claro mensaje al presidente Santos y a las autoridades europeas: “Paz sin derechos humanos, no es paz”.

En efecto, los parlamentarios expresaron sus inquietudes frente al aumento de asesinatos de defensores de derechos humanos y sindicalistas, las altas tasas de acaparamientos de tierras, y las leyes impulsadas por el gobierno de la Unidad Nacional para la ampliación del fuero militar y la privatización de los baldíos (Ley 133). Ellos declararon conjuntamente temer que los derechos humanos y la restitución de tierras en Colombia sean las primeras víctimas del ‘post-conflicto’.

Tomando como ejemplo la Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras, financiada actualmente por la Unión Europea, los eurodiputados subrayaron la falta de resultados que ha tenido esta ley, donde son muy pocas las familias que realmente han regresado a sus tierras. Por esto pidieron que, de respaldar el proceso de paz financieramente, la UE debe condicionar toda ayuda que se le otorgue a Colombia para que este dinero sí le llegue a las víctimas.

A las 13h, frente al Parlamento Europeo, ciudadanos de varios países se reunieron para manifestar contra la visita del presidente Santos, con eslogan como « No al fuero (para) militar », « Restitución completa de tierras », « Santos : la paz es un compromiso y no un fondo de inversiones », « TLC es impunidad para crímenes de Estado ».

Adicionalmente, organizaciones como Amnistía Internacional y la OIDHACO, produjeron cartas para alarmar sobre la dramática situación de derechos humanos que atraviesa Colombia.

La audiencia del presidente Santos en la Comisión de Asuntos Exteriores no fue nada fácil. El presidente tuvo que responder a serios cuestionamientos de eurodiputados frente la crisis de derechos humanos que atraviesa Colombia, el impacto del Tratado de Libre Comercio en la economía y la participación de las víctimas en las negociaciones de paz.

En las respuesta, Santos defendió una mejora en derechos humanos, dijo que le era imposible llevar seis millones de víctimas a La Habana, al mismo tiempo que sorprendió al hablar de ‘victimas sostenibles’ (aún no he encontrado en ninguna parte a qué se refiere con este concepto).

Inédito fue cuando el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores, el alemán de derecha Elmar Brok, dejó su silla vacía al lado del presidente Santos, tras levantarse a contestar una llamada telefónica y terminar por salir de la sala. Fue un momento de confusión, pues nadie conducía la reunión y un corto silencio invadió la audiencia. La imagen resume el respeto y la importancia que la derecha europea le da a nuestro país.

La paloma de los huevos de oro

Un gran respaldo dieron los mandatarios europeos a Santos en las declaraciones conjuntas que ofrecieron a la prensa. Pero siempre que hablaron de paz, hablaron del petróleo y los minerales colombianos.
Con la terminación del conflicto armado en Colombia, se abre aún más la puerta a las inversiones extranjeras. La seguridad jurídica se refuerza. La tasa de riesgo del país disminuye. Y la desmovilización de la guerrilla permitirá acceder con toda tranquilidad a territorios inexplorados hasta ahora, donde hay oro, plata, platino, esmeraldas, níquel, cobre, hierro, manganeso, plomo, zinc, titanio y una de las biodiversidades más envidiables del planeta.

Son justamente estas riquezas que incentivaron las últimas visitas de la realeza a Colombia. El príncipe Charles de Inglaterra estuvo en Colombia a finales de octubre. La última visita recibida por la corona inglesa fue hace 17 años. Pero lo más sorprendente fue que el príncipe escogiera recorrer destinos muy poco casuales para cualquier turista: el Parque Natural de Chiribiquete, el Parque Natural de La Macarena y la base militar de Caño Cristal. Viajes que hizo acompañado del presidente Santos. En estos parques naturales se encuentran decenas de especies endémicas como el colibrí esmeralda del Chiribiquete. En el pasado fueron zonas dominadas por las FARC.

La realeza belga también visitó Colombia en octubre, luego de más de 30 años de la última misión oficial. La prensa oficial describió el viaje así: “La princesa Astrid recorre América Latina para obtener contratos jugosos para nuestras empresas”. En la conclusión de su gira, la prensa precisa que en apenas dos días logró firmar siete contratos de amplitud, como el que concluyó entre el transportador belga de gas líquido Exmar y la petrolera canadiense Pacific Rubiales. Esta última transnacional ha estado en el centro de la polémica colombiana debido al costo social y ambiental de sus explotaciones en Puerto Gaitán. Sin embargo sus ganancias son enormes, tan sólo en lo recorrido de este año ya han aumentado en un 208%.

El presidente Santos regresó a Colombia al finalizar su gira, dejando un sinsabor en Europa. Logró un respaldo político de mandatarios europeos al proceso de paz, en un momento en que las críticas en la ciudadanía a su compromiso de ‘paz’ crecen cada día más de los dos lados del Atlántico. Si bien respaldar las negociaciones de La Habana es un consenso tanto en mandatarios como en esa comunidad crítica, preocupa muchísimo lo que el presidente Santos entiende por ‘paz’ y por ‘postconflicto’. Tanto las leyes que han pasado al Congreso, como la ampliación del fuero militar o la Ley 133 para privatizar y concentrar los baldíos de la nación, muestran que el presidente tiene muy poco compromiso para esa verdadera paz tan anhelada. Se podría hasta llegar a afirmar que Santos ve más el fin del conflicto armado como un aspecto fundamental para dar seguridad a las inversiones extranjeras, que como una oportunidad histórica de reconciliación, justicia y reparación para las víctimas. Las nuevas víctimas del despojo ya no serán las generadas por los actores armados, sino por las leyes del Congreso con el apoyo de la mayoría de la Unidad Nacional, a la par que ocurre la repartición de los recursos naturales entre grandes empresas nacionales y extranjeras. Un ‘despojo civilizado’ y amparado por el silencio y la complicidad de la Unión Europea.

Palabras al Margen.

 

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