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“El que esté libre de pecado”…

Por Octavio Quintero  

Las redes sociales han echado a rodar un prontuario político-administrativo del expresidente Uribe con 59 puntos llamados “razones” que, según se indica, deben tener en cuenta los electores a la hora de votar por el expresidente, cabeza de lista cerrada a Senado en las elecciones del año entrante.

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Por Octavio Quintero  

Las redes sociales han echado a rodar un prontuario político-administrativo del expresidente Uribe con 59 puntos llamados “razones” que, según se indica, deben tener en cuenta los electores a la hora de votar por el expresidente, cabeza de lista cerrada a Senado en las elecciones del año entrante.

El bacalao cargado por Uribe, en realidad es un eje trasversal que cruza toda la actividad político-administrativa y jurisprudencial de Colombia, desde Gaviria (1990-1994) hasta Santos (2010-2014).

Por ejemplo, todo lo que se le endilgue a Uribe en materia de política económica y social, no viene a ser otra cosa que la profundización de reformas emprendidas en la malhadada época del “Revolcón” del presidente Gaviria que pasó, “sin romperse ni mancharse”, por los sucesivos gobiernos de Samper y Pastrana; prosiguió con Uribe y se extiende a Santos.

¿Qué Uribe fue ponente en el Senado de la Ley 100, de la que se desaprende el modelo sanitario actual, responsable de haber provocado más muertes en Colombia que la longeva guerra de las Farc? Sí, así es… Pero el Presidente que llevó esa reforma al Congreso fue Gaviria.

¿Qué se le acusa de haber embarcado a Colombia en los TLC que han provocado la ruina de la producción nacional, tanto industrial como agropecuaria? Sí, también es así… Pero el Presidente que introdujo el modelo neoliberal en Colombia fue Gaviria y su primer ministro de Comercio Exterior que impulsó ese modelo, con  los TLC a bordo, fue Juan Manuel Santos, hoy Presidente.

En el prontuario de las 59 razones se acusa a Uribe de varios crímenes de guerra. Sí, es así… Pero ahí en ese oscuro escenario se desenvolvió como pez en el agua su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, hoy Presidente.

Se acusa a Uribe de proteger un Congreso Corrupto y de pervertir la justicia… ¿Y, qué del Congreso que acompaña a Santos y qué de la justicia que le acolita?

Se le acusa servirse política del paramilitarismo, o sea que tampoco fue criatura de él; y se le señala como favorecedor de terratenientes, al recordar el gran debate nacional conocido como “Agro, Ingreso Seguro”, lo que nos recrea el más reciente debate sobre el mismo tema contra el embajador de Santos en Washington y, de contera, el desafío de nombrar como ministro de Agricultura al más avanzado representante de la usurpación de baldíos.

Mejor dicho, punto por punto, el prontuario que circula en las redes, lleva a cualquier desprevenido analista a hacer un encadenamiento histórico-contemporáneo de Uribe en el que queda untada toda la dirigencia político-administrativa y jurisprudencial del país desde 1990 en adelante, por poner algún mojón en la historia.

De lo único que se puede responsabilizar a Uribe, que sea de su propia autoría, obviamente en connivencia con los mismos de antes, en y después (Congreso, altas cortes, partidos políticos y sector privado), es de haber violado la Constitución para hacerse reelegir en el 2006… Pero sobre el mismo tálamo impúdico se acuesta hoy la reelección de Santos.

Fin de folio: “El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra, o mejor dicho, la segunda, porque la primera es ésta”…

12 de noviembre de 2013.

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