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¿Quién quebró al ISS?

Por Octavio Quintero  

Cada vez que vea un billete de 100.000 pesos (así sea ajeno), tenga en cuenta que la figura impresa en su cara principal es la del expresidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), autor intelectual de la quiebra del Instituto de Seguros Sociales (ISS), y con él, la pérdida de muchos miles de millones de pesos que los trabajadores y patronos tenían depositados como reservas que amparaban los riesgos de Invalides, Vejez y Muerte (IVM), plata sonante y contante.
 
Sobre la vida y obra de Lleras Restrepo hay tanta literatura que difícilmente una sola persona podría asegurar que la tiene toda junta en algún archivo. Sobre los errores de su gobierno, francamente pocas personas de su época, aún vivas, se atreverían siquiera a recordar, pues, la memoria política guarda por el expresidente un temor reverencial.

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Por Octavio Quintero  

Cada vez que vea un billete de 100.000 pesos (así sea ajeno), tenga en cuenta que la figura impresa en su cara principal es la del expresidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), autor intelectual de la quiebra del Instituto de Seguros Sociales (ISS), y con él, la pérdida de muchos miles de millones de pesos que los trabajadores y patronos tenían depositados como reservas que amparaban los riesgos de Invalides, Vejez y Muerte (IVM), plata sonante y contante.
 
Sobre la vida y obra de Lleras Restrepo hay tanta literatura que difícilmente una sola persona podría asegurar que la tiene toda junta en algún archivo. Sobre los errores de su gobierno, francamente pocas personas de su época, aún vivas, se atreverían siquiera a recordar, pues, la memoria política guarda por el expresidente un temor reverencial.

Tal vez no es el caso del pensionado, Héctor Palacios Iragorri, quien, en correo-e, suscrito al vocero social, Édgar Victoria González, le recuerda que (…) “El gobierno, sin aportar un centavo, se arrogó el manejo y administración del ICSS; dispuso dónde colocar los fondos para el pago de nuestras pensiones, colocó gerentes, nombró juntas directivas de amplia mayoría políticos,  era el ordenador del gasto, y los representantes en las Juntas Directivas Nacional y regional éramos una simple minoría que sólo dejábamos constancias de nuestra inconformidad”.
 
Palacios Iragorri, refiriéndose a la excusa que pone de por medio el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas para oponerse a la rebaja del aporte a salud de los pensionados, del 12 al 4 por ciento, dice que “por estas razones (las arriba mencionadas) que no todos conocen es que, el gobierno debe asumir  lo que en su momento despilfarró, sin acudir más al gastado expediente de que no hay dinero”.
 
El principio del fin
 
Los Bonos de Valor Constante (BVC) fueron creados en 1967 (gobierno de Lleras Restrepo), mediante el decreto 687 que obligó al entonces Instituto del Seguro Social (ISS) a suscribir hasta el 80 por ciento del valor de las reservas de pensiones por Invalidez, Vejez y Muerte.
 
De entrada, el ISS quedó sometido a la descapitalización, pues, los intereses que se le reconocían quedaron estipulados en el mismo decreto de solo el 70 por ciento de la variación anual del Índice de Precios al por mayor (IPM) que siempre y hasta hoy, ha sido inferior al IPC (Índice de Precios al consumidor).
 
Los recursos así obtenidos fueron destinados ‘ficti-ficti’ al IFI (Instituto de Fomento Industrial) y BCH (Banco Central Hipotecario). Más tarde, se les recortaron, tanto a uno como a otro, para reforzar los recursos de la Financiera Eléctrica Nacional (FEN).
 
Las tres entidades, junto con el ISS, se fueron a la quiebra, llevándose las reservas que amparaban los riesgos de invalides, vejez y muerte, que en plata sonante y contante habían aportado los trabajadores y patronos.
 
Finalmente, los que llevaron del bulto; bulto que todavía no se han podido descargar, fueron los trabajadores de ese lejano ayer que nunca pudieron alcanzar una pensión, y los pocos que se han salvado, llevan a cuestas la maldita herencia de un Estado injusto que monta sobre los más débiles las cargas más pesadas con premeditación, sevicia y alevosía, sin derecho a ‘pataleo’, pues, el régimen imperante se encarga de hacerlos invisibles, utilizando contra ellos, “todas las formas de lucha”.
 
Hoy que, afortunadamente se asoma en el firmamento de un Estado Social de Derecho, un grupo de pensionados, todavía pequeño pero muy tenaz, reclamando su derecho a la igualdad y equidad,  la disculpa del gobierno es que no tiene de dónde sacar los recursos. Nunca antes se había dado tan patética la sentencia esa de que “tras de ladrón bufón”.
 
Édgar Victoria González, en irónica alusión a la resistencia civil del expresidente Uribe, le da las gracias por alumbrar el camino de los pensionados que a partir de ahora se pueden declarar en resistencia civil contra el injusto trato que ha dado el Estado, desde Lleras Restrepo en adelante, con descarnado énfasis en Uribe-Santos, a los venerables y beneméritos ancianos.

Fin de folio: ésta historia continuará próximamente con la quiebra de los nuevos fondos pensionales (públicos y privados) que van por el mismo camino, financiando las concesiones viales de los grandes empresarios y kilomillonarios como Sarmiento Angulo.

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