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Nacional

Soldado advertido…

Por Eudoro Álvarez Cohecha  

El proceso de acabar con los cultivos básicos para el consumo de los colombianos, continúa sin cesar. Todo apunta a que medida tras medida el camino a recorrer terminará haciendo depender en una cuantía creciente, para abastecernos, de la alacena de los países que de mil maneras presionan la política mal llamada de “libre comercio”, tan alabada por los voceros gubernamentales y oficiosos de esa novísima “plaga” que está acabando con los cultivares nativos.

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Por Eudoro Álvarez Cohecha  

El proceso de acabar con los cultivos básicos para el consumo de los colombianos, continúa sin cesar. Todo apunta a que medida tras medida el camino a recorrer terminará haciendo depender en una cuantía creciente, para abastecernos, de la alacena de los países que de mil maneras presionan la política mal llamada de “libre comercio”, tan alabada por los voceros gubernamentales y oficiosos de esa novísima “plaga” que está acabando con los cultivares nativos.

Entre maíz, trigo y arroz, cereales que permiten alimentar la población del planeta de manera primordial, se constituye la mitad de los géneros importados; el resto son las proteínas con que se balancea la alimentación nacional: leche y derivados, carne de pollo, cerdo y res; la receta se acrecienta con los aceites para preparar los comestibles; se consolida así el grueso de las importaciones, tornando los términos seguridad y soberanía alimentaria, frases vacías y verdaderos cantos a la bandera en labios de los voceros y áulicos del régimen.

La vergonzosa cifra de 10 millones de toneladas de alimentos importados, que parecía una barrera infranqueable, seguramente será superada, puesto que la legislación se complementa con medidas aparentemente inocuas, que acrecentarán por la vía de las trochas del contrabando ese escandaloso guarismo.

Con medidas de aspecto inofensiva, se termina propiciando actividades ilícitas. Es el caso de la reglamentación de las importaciones de arroz provenientes de Ecuador. En el Consejo nacional del Arroz (C.N.A.), se recomendó al gobierno que dicho contingente se introdujera al país por la vía marítima, lo cual facilita el control de cantidades adicionales a lo pactado. El 10 de marzo de este año, se dicta la reglamentación acatando la sugerencia; tres días después, en una demostración de diligencia inaudita, comparada con la lentitud con que se tramitan otras reclamaciones de los productores, se decide, en una modificación a la reglamentación inicial, que el arroz mencionado, puede traerse por vía terrestre o marítima.

No ha valido argumento ni evidencia que no se haya alegado ante el ministerio respectivo para que se modifique lo que a luces de todos los entendidos es una medida que propicia, facilita, auspicia, favorece, colabora, prepara, el contrabando; situación por demás indignante por cuanto el responsable es el ministerio encargado de la suerte de los agricultores.

La sordera es total ante esta advertencia, La DIAN, y su auxiliar la POLFA, no tiene el músculo logístico ni los elementos legales para contrarrestar la entrada ilegal por una frontera bastante extensa, con perforaciones por donde tradicionalmente se han colado todo tipo de géneros agropecuarios provenientes del vecino país. Acompañando las más de dos mil tractomulas debidamente legalizadas se pude triplicar ese tránsito que en últimas ni siquiera contribuirá a que los colombianos consuman un arroz más barato. Lo advertimos a tiempo, después no se diga que nadie los alertó.

Villavicencio.

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