Nacional
Un réquiem por Cartagena
Por José Arlex Arias Arias
Es tedioso el papel de quien quiere advertir sobre posibles hechos que pueden causar consecuencias negativas a una población. Decir lo que los demás no quieren escuchar es un oficio trabajoso. En medio del “unanimismo” político impulsado por el gobierno nacional y de la algarabía sobre una Colombia virtual convertida en “la nación de los más en el mundo”, el papel crítico es arriesgado porque, como al salmón, le corresponde navegar contra la corriente en la búsqueda de las aguas tranquilas.
Por José Arlex Arias Arias
Es tedioso el papel de quien quiere advertir sobre posibles hechos que pueden causar consecuencias negativas a una población. Decir lo que los demás no quieren escuchar es un oficio trabajoso. En medio del “unanimismo” político impulsado por el gobierno nacional y de la algarabía sobre una Colombia virtual convertida en “la nación de los más en el mundo”, el papel crítico es arriesgado porque, como al salmón, le corresponde navegar contra la corriente en la búsqueda de las aguas tranquilas.
En septiembre del año pasado hice referencia a que “Cartagena iba muy mal”, planteamiento apoyado en la encuesta “Cartagena Cómo Vamos” 2013, que cobijaba al segundo semestre de la alcaldía de Dionisio Vélez. Muchos opinaron que tocaba darle espera, a pesar de que los indicadores eran desastrosos, perdiendo su desempeño en: educación, con bajonazo de matrículas y aumento de deserción; salud, por incremento en la mortalidad materna y de nacidos vivos, de tuberculosis, dengue y SIDA, adolescentes embarazadas y de casos de “paseo de la muerte”; y en seguridad, con aumento de muertes violentas, homicidios, suicidios y pandillas.
Esa espera a la Administración Vélez finalizó con la revelación de la encuesta de “Cartagena Cómo Vamos”, que midió la percepción de los cartageneros en todo 2014. Estos resultados nos hacen invocar plegarias por “la Cartagena de todos y de nadie”: La gestión del alcalde Vélez fue considerada buena por solo el 39% de los encuestados y la de su equipo de gobierno por el 28%; el 23% dice que las inversiones son buenas; el 44% y el 37% opinan que aumenta o se mantiene la corrupción, respectivamente; así mismo, el 39% y 40% califican a esta administración como poco o algo transparente. Las calificaciones son fatales: solo 36% dice que Cartagena va por buen camino; 30% de los hogares se consideran pobres porque no tienen empleo, padecen de necesidades básicas insatisfechas y les hace falta recursos y vivienda; en el 25% de los hogares algún integrante no tiene para ingerir una de las tres comidas básicas diarias; el 55% cree que su situación económica sigue igual o peor; 35% de los niños menores de 5 años no van ni a una guardería y, peor aún, permanecen a cargo de otros menores de edad; 52% de la población dice no tener empleo y el resto está en el rebusque; finalmente, el 41% de los encuestados se siente inseguro en la ciudad y el 29% en su propio barrio.
Este balance corrobora lo expresado por el concejal del Polo Democrático, David Múnera: “Ya no soy yo solo el que califica esta Administración Distrital como pésima… Por eso no he tenido la menor duda de votar negativamente la inmensa mayoría de sus Acuerdos, comenzando por el Plan de Desarrollo, sus Presupuestos Plurianuales y el endeudamiento del Distrito, porque son la materialización de políticas neoliberales que buscan un negocio en cada privatización, concesión o Alianza Pública-Privada –APP–”. ¡Los cartageneros no pueden votar mal y pretender que los gobiernen bien!
arlexariasarias@hotmail.com
Cartagena de Indias.