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Universidad gratuita en Bogotá con Clara

Por Horacio Duque  

Estamos a pocos días de las elecciones locales y regionales en Colombia, que se llevaran a cabo este 25 de octubre. Cientos de alcaldes, de concejales y ediles; decenas de gobernadores y diputados, serán elegidos en el marco de la democracia local y regional por millones de ciudadanos. Hay que profundizar el municipalismo como escenario de la expresión directa de la multitud.

Ir a votar es una acción de la mayor trascendencia política para consolidar y ampliar los derechos fundamentales de los trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, indígenas y afrodescendientes.

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Por Horacio Duque  

Estamos a pocos días de las elecciones locales y regionales en Colombia, que se llevaran a cabo este 25 de octubre. Cientos de alcaldes, de concejales y ediles; decenas de gobernadores y diputados, serán elegidos en el marco de la democracia local y regional por millones de ciudadanos. Hay que profundizar el municipalismo como escenario de la expresión directa de la multitud.

Ir a votar es una acción de la mayor trascendencia política para consolidar y ampliar los derechos fundamentales de los trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, indígenas y afrodescendientes.

Abstenerse o votar en blanco es un acto estéril que las elites dominantes aprovechan para fortalecer sus enclaves de dominación política en el Estado, el gobierno y la sociedad.

Las camarillas politiqueras del clientelismo y la corrupción, aprovechan la apatía política para capturar los espacios de la vida pública, y de esa manera acumular poder local, regional y/o sectorial, en perjuicio de la democracia, de las garantías para las masas y de la profundidad de los derechos esenciales de los ciudadanos.

Hay que votar copiosamente este domingo y hacerlo por los líderes y dirigentes honestos, sensibles y comprometidos con los intereses comunitarios y colectivos. Comprometidos con la paz con justicia social.

En el caso de Bogotá, la capital de Colombia, ciudad en la que vivimos más de 9 millones de personas, el compromiso es descomunal. Están en juego muchas cosas. Las importantes acumulaciones sociales alcanzadas por amplios segmentos de la sociedad en los últimos lustros de progresismo político, son objeto de la más descomunal arremetida de los clanes oligárquicos asociados con el corporativismo inmobiliario, la privatización neoliberal y el contratismo ventajista de reconocidas empresas identificadas por su asociación con marcas políticas de la ultraderecha. En este caso me estoy refiriendo a Cambio Radical, del Vicepresidente German Vargas Lleras, una Bacrim con personería jurídica, al decir de una conocida líder del Senado. Sin olvidar el acecho paramilitar y sangriento del Centro Democrático uribista y su desvergonzado candidato.

Lo que hemos visto recientemente, el despliegue de una macabra estrategia para enterrar a la candidata de una gran coalición de izquierdas y democrática, Clara López, es la prueba irrefutable de los nuevos métodos utilizados por las clases dominantes para impedir los avances de cambio en nuestra sociedad. En otras latitudes y en otros Estados, eso ya se conoce como los “golpes blandos” o “golpes suaves” para desalojar del gobierno las alianzas revolucionarias.

Con la paz procederán acá de idéntica manera. Vargas Lleras se prepara desde ya, con los inmensos recursos presupuestales a su disposición y la maquinaria infernal que maneja a discreción, a ponerle freno a las conquistas alcanzadas por la insurgencia revolucionaria en la Mesa de conversaciones de La Habana.

Vargas Lleras, es perentorio advertirlo, es la carta de relevo del establecimiento duro para impedir que los logros del proceso de paz se coloquen en el congelador y se anulen como herramienta de cambio revolucionario de la nación. Conviene hacer esa advertencia desde ya para saber lo que se viene.

En la situación concreta de Bogotá, fueron diversas las maniobras y argucias utilizadas para destruir a Clara López.

Pero pudo más la inteligencia, la organización y tenacidad de esta prestante líder bogotana.

Con la entereza que la distingue, hizo frente a la descarada guerra sucia promovida desde los grandes medios de comunicación y a la manipulación rastrera con encuestas amañadas y estudios de opinión arbitrarios.

Ha pesado más su credibilidad, su legitimidad y el contenido de sus importantes propuestas programáticas.

Hoy, por ejemplo, pretendo resaltar su importante y revolucionaria iniciativa para establecer un sistema universitario gratuito nocturno en Bogotá, utilizando la moderna infraestructura de los megacolegios construidos por los gobiernos de izquierda en los últimos 12 años.

Se trata de un hecho trascendental y de una acontecimiento histórico, dada la magnitud de la neoliberalizacion efectuada por la elite oligárquica con la educación superior. Millones de jóvenes de los sectores populares quedan por fuera de las universidades como consecuencia de sus condiciones de pobreza y exclusión.

La propuesta de Clara López como candidata del Polo Democrático,  tendrá amplias repercusiones en toda Colombia, como ha ocurrido recientemente con la gratuidad dela educación preescolar, primaria y secundaria.

Vamos a votar por Clara y por su propuesta para crear la Universidad pública gratuita nocturna con una Facultad de Ciencias de la Salud y con carreras de ingeniería y científicas modernas.

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