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A los pésimos presidentes de Colombia lo único que los salva es que se las han ingeniado para que los jueces sean ellos mismos: Robledo

Por Cecilia Orozco Tascón / El Espectador  

Jorge Enrique Robledo Castillo, el congresista líder de la oposición en Colombia y la cabeza de lista al Senado por el Polo Democrático Alternativo, responde al  incisivo interrogatorio periodístico al que lo sometió la periodista Cecilia Orozco sobre diversos temas de la coyuntura política y electoral.

¿Cuántos votos obtuvo en la última elección al Congreso, en cuál lugar de mayor votación quedó y quiénes lo superaron?

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Por Cecilia Orozco Tascón / El Espectador  

Jorge Enrique Robledo Castillo, el congresista líder de la oposición en Colombia y la cabeza de lista al Senado por el Polo Democrático Alternativo, responde al  incisivo interrogatorio periodístico al que lo sometió la periodista Cecilia Orozco sobre diversos temas de la coyuntura política y electoral.

¿Cuántos votos obtuvo en la última elección al Congreso, en cuál lugar de mayor votación quedó y quiénes lo superaron?

Obtuve 165.559 votos que constituyó la tercera votación más alta del país en el Senado, después de la de Juan Lozano (U) y Gilma Jiménez (partido Verde).

Los dos congresistas que lo superaron en votación no van a estar, el primero porque no presentará su candidatura y la segunda, por fallecimiento ¿Cree que esa circunstancia lo posicionará para poner la mayor votación esta vez?

Soy optimista debido a que hay dos factores a mi favor: un repudio generalizado a la clase política y una notoria simpatía por mis actuaciones y las del Polo en el Congreso. Incluso, con cierta frecuencia se me acercan personas que me dicen “yo soy liberal o conservador, pero voy a votar por usted”. Luego, es probable que obtenga la mayor votación entre los candidatos que vamos con voto preferente (los votos se le suman al nombre marcado y al partido, con independencia de su posición en la lista). Pero también sucede que la lista cerrada de Centro Democrático (los votos se le suman al primero de la lista y sucesivamente hacia abajo con independencia del nombre marcado), donde toda la votación aparece como si solo la pusiera Uribe, hará difícil comparar con lo sucedido hace cuatro años.

Evidentemente el sistema de lista cerrada favorecerá el volumen de votos que se le sumará a Uribe pero ¿cree que ese hecho afectará su resultado?

La comparación entre las dos votaciones, estrictamente hablando, no cabe, porque, como le digo, él aparecerá con sus votos, más los que les pongan los otros 99 candidatos de su lista. Yo no creo que Uribe pueda quitarme uno solo de los que tradicionalmente he obtenido pero sí va a ocurrir, particularmente en las zonas rurales, que votos que en otras circunstancias serían por él, podrían ser por mí porque los productores, campesinos y empresarios reconocen que nosotros somos los únicos que propendemos por renegociar los TLC y las demás políticas neoliberales que tanto daño le hacen al agro.

Pues esa es una sorpresa porque uno diría que buena parte de la fortaleza electoral de Uribe también está en el campo…

Estoy seguro de que, por ejemplo, en las zonas cafeteras e incluso en el mundo de la industria va a haber un cierto fenómeno a favor mío.

Recientemente sus enemigos, que los tiene y muchos, han sugerido que como los extremos se juntan, usted estaría más cerca de Uribe hoy, y que se encontrarán en la oposición a Santos. ¿Qué les respondería?

A los santistas que dicen eso hay que recordarles que las coincidencias entre Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos ocurren en el 99% de los asuntos de importancia. Y que si en algún tema llegare a estar de acuerdo con Uribe en el Congreso, sería sobre asuntos de conveniencia nacional que en nada entrarían en contradicción con mis principios.

El Senado y la Cámara próximos contarán con el grupo del expresidente que parece que será numeroso ¿Es positivo el acceso de la ultraderecha al Congreso o por el contrario, es peligroso para la democracia?

Como lo expresé antes, los ocho años de oposición del Polo al gobierno de Álvaro Uribe ilustran cuán hondas son nuestras diferencias con el Centro Democrático. Esas diferencias no han desaparecido. Pero también creo que cualquier colombiano, en el marco de la legalidad, debe tener el derecho de organizarse, expresarse y hacerse representar políticamente.

Usted ha sido un congresista muy notorio y polémico El Polo y en concreto usted ¿se sentirían cómodos estando en compañía del uribismo, en la oposición?

El Polo define sus posiciones frente a cada tema de acuerdo con lo que considere positivo o no para el país, sin importar con quién se coincida. Fíjese que hemos respaldado el proceso de paz, a pesar de que nuestras diferencias con Santos en todos los demás temas medulares, son las mismas que tenemos con Uribe. Por lo demás, esa experiencia de coincidir o no con el gobierno y con otro sector político, ya la tuvimos en la administración anterior  con relación al Partido Liberal, otro partido de derecha, con el que coincidimos en unos casos pero diferimos en otros, como sucedió con el TLC con Estados Unidos que César Gaviria le ordenó al liberalismo aprobarle a Uribe.

¿Sugiere que “la derecha” del liberalismo es similar a la de Uribe?

En la totalidad de los asuntos económicos y en muchos de los políticos, la posición del liberalismo y de los demás partidos santistas es idéntica a la del Centro Democrático.

Esto le puede dar votos pero también quitárselos. Si obtiene menor volumen de electores que en 2010 ¿aceptaría que se equivocó en cuanto al protagonismo que tuvo?

No creo que disminuya mi votación de hace cuatro años pero si llegara a suceder, no lo consideraría una equivocación de mi parte porque mis actuaciones y debates no están signados por un deseo de protagonismo sino por mis convicciones. Y he sido coherente con ellas, incluso si eso me cuesta unos votos.

Esos votos, además de los propios del Polo, parecen ser de los que se llaman “de opinión” ¿Ha pensado en quiénes votarían por usted y en quiénes no lo harían nunca?

Polistas o no polistas, todos mis votos son de los llamados “de opinión”, es decir, de personas que votan por mí con absoluta libertad porque no hay solo colombiano que vaya a las urnas por mí a cambio de un puesto o de un contrato o de cualquier forma de extorsión clientelista o corrupción. Y como eso es así, no tengo forma de saber con certeza cuántos votos sacaré o no sacaré. También me resulta grato encontrar gente que me dice: “no comparto sus puntos de vista y no votaré por usted, pero lo respeto y creo que es importante que esté en el Congreso”.

Esta elección se hará con un nuevo umbral que implica que los partidos deben tener un mínimo de votación cuya cifra es mayor que antes, para tener derecho a que  sus candidatos accedan al Congreso. En virtud de ese incremento, varios partidos podrían estar al borde de la desaparición ¿El Polo alcanzará a pasar?

Fue una decisión nada democrática haber aumentado el umbral del 2 al 3% porque esa medida amenaza a quienes no hacemos política a punta de recursos públicos o privados con orígenes y montos inconfesables. Sin embargo, no he perdido ni un instante de sueño preocupado porque el Polo no pase el umbral. Todo me dice que a mí y a los demás candidatos del Polo, partido que ha reverdecido sus laureles, nos irá bien.

¿El Polo estaría en capacidad de mantenerse como partido, aún sin tener congresistas?

En ese muy improbable caso, el Polo desaparecería del Congreso y eso sería muy malo para el país. Si habiendo el control político del Polo, pasa lo que pasa en Colombia, ¿se imagina sin nosotros? Pero el Polo seguiría existiendo porque no somos un partido que solo haga elecciones. Nuestra actividad es permanente e importante en todos los sectores sociales del país.

Y ¿usted que haría?

Encontraría mucho qué hacer con mi vida política. Y me daría el gusto de no tener que padecer ciertas molestias propias de la labor parlamentaria.

¿Ha pensado en la posibilidad de que usted obtenga, por ejemplo, una de las primeras votaciones para Senado y que, simultáneamente y en razón de que el Polo no alcance el umbral, usted no entre al parlamento?

Sí ha pasado por mi mente, pero no como una posibilidad real. A nadie que tenga alguna veteranía en política, y que opine con objetividad, le he escuchado darle peso a ese riesgo, que en el papel siempre existe. Para sacarnos, se necesitaría de un fraude fuera de lo corriente.

El voto de izquierda está más dividido hoy: el Polo por un lado, la UP y Alianza Verde que apoya a los petristas ¿Han calculado que presentarse a la elección de congresistas cada uno por su lado puede dejarlos a todos por fuera del Legislativo?

Es lamentable que la unidad que alcanzó el Polo no se hubiera mantenido cuando algunos decidieron irse por razones que no pudimos evitar quienes nos quedamos. Insisto en que nosotros estamos seguros de que superaremos el umbral. Y hago votos porque los otros sectores mencionados también lo pasen.

¿Las divisiones de la izquierda parecen ser inevitables pero ¿también serán eternas?

Espero que en algún momento toda la izquierda democrática y también sectores cada vez más amplios de colombianos que nacieron liberales o conservadores o de otro partido, engruesen la gran convergencia nacional que habrá que construir para poder sacar a Colombia adelante.

Los alcaldes de Bogotá vinculados al Polo o a la izquierda que han llegado a esa posición, al tiempo que han sido el mayor triunfo político de su sector, fueron su desgracia en materia de apoyo e imagen ¿Están preparados para vigilar, denunciar y criticar pero no para gobernar eficientemente?

Estoy seguro de que las mejores ideas para gobernar a Colombia son las del Polo y que pueden ejecutarse correctamente. Entre otras razones, porque por lo menos un siglo de pésimos gobiernos de la derecha colombiana –los de los liberales y los conservadores, más los de sus partidos hijastros– son cien años de pruebas de que sus concepciones, sin importar quién las ejecute, han sumido el país en el atraso productivo, el desempleo, la pobreza, la concentración de la riqueza y la corrupción. A los pésimos presidentes de Colombia lo único que los salva en el juicio histórico sobre sus actos, es que han logrado ingeniárselas para que los jueces sean ellos mismos, mientras que a nosotros, en general, nos juzgan nuestros peores enemigos.

¿La gente es más dura cuando juzga al Polo o a sus dirigentes que cuando critica a los partidos tradicionales o a sus representantes?

Yo no diría que tanto la gente del común como nuestros enemigos que han intentado acabar al Polo desde su cuna.  Recordemos que hasta hace relativamente poco tiempo éramos “terroristas vestidos de civil”, “fichas de Chávez” o que estábamos “acabados”.

Al margen de su percepción, lo cierto es que esa especie de saga negativa en la capital del país afectó al Polo en la elección pasada ¿será mala de nuevo o es etapa superada?

Lo que siento por todas partes en Bogotá es que la ciudadanía ha concluido que los aciertos del Polo son muchísimos más que los errores que hayan cometido el partido o afiliados suyos, entre otras verdades, por la muy poderosa de que somos los únicos que proponemos hacerle cambios profundos al régimen inicuo que ha corrompido a Colombia. Y el común de la gente también ha confirmado que en los ataques más poderosos contra el Polo, no nos cobran nuestras deficiencias sino nuestros grandes aciertos, como haberle decretado la oposición a Juan Manuel Santos.

La polarización de Bogotá por el fallo de destitución del procurador Ordóñez contra el alcalde Petro ¿afectará al Polo, electoralmente hablando?

Aunque es probable que los sucesos de la alcaldía afecten el comportamiento electoral de la ciudad, no tengo elementos para concluir cómo será eso. Y más, porque no ha desaparecido la incertidumbre de qué pasará al final del proceso ni cuándo se definirá esa situación.

El lío de la destitución ¿ha acercado a los dos sectores o continúan divorciados?

No respaldamos la candidatura de Petro a la alcaldía ni hacemos parte de su gobierno, con el que tenemos grandes diferencias. Pero ello no ha impedido conversar con algún amigo del alcalde cuando ha sido necesario, ni nos inhibe para decir que no respaldamos la revocatoria y que consideramos grave que la Constitución y la ley le permitan a la Procuraduría, en este y en cualquier otro caso semejante, el procedimiento sancionatorio que se adelanta.

Clara López, candidata del Polo, es bien recibida en los sectores de opinión pero no pareciera tener opción de ganar la Presidencia ¿Vale la pena seguir adelante?

La campaña presidencial apenas empezará después del 9 de marzo, luego todo está por verse. Y si se mira lo que se sabe hoy, vamos bien pues es evidente que los colombianos no quieren reelegir a Santos y eso no cambiará con Vargas Lleras, que en lo de fondo es calcado de su jefe actual. El resto de los candidatos, incluida Clara López, punto más, punto menos, van en el mismo grupo, hecho que si se suma al porcentaje de votos blancos o indecisos indica que todo puede pasar. Y vemos que Clara ya tiene un núcleo duro, que seguramente gentes de las izquierdas terminarán acompañándola. También es claro que muchos que no se sienten de izquierda coinciden cada vez más con nosotros en respaldarla por temas como la urgencia de renegociar los TLC o acabar con las EPS y cambiar el modelo económico que se aplica.

Los “gigantes” de la elección al Senado

Por milagro de la democracia, Jorge Enrique Robledo, el senador líder de la oposición al gobierno y  uno de los más destacados por sus debates es, simultáneamente, uno de los más votados del Congreso. El próximo domingo ya no se enfrentará a los dos parlamentarios que lo superaron en volumen de votación en 2010, pero, en su lugar, se tendrá que medir con un par de gigantes de muchas elecciones: el expresidente Álvaro Uribe y el exministro Horacio Serpa.  Aunque no se compara la votación que obtuvo el exmandatario en sus campañas presidenciales de 2002 y 2006  (5.862.000 y 7.340.000 votos) con la que podría recibir como candidato al Senado, se espera que su nombre tenga un gran respaldo el próximo domingo el cual, además, se verá incrementado, como lo señala Robledo, porque la lista del movimiento uribista es cerrada lo que significa que los votos de su colectividad se le sumarán al exjefe de Estado, antes que a sus demás compañeros. En cuanto a Serpa, la última competencia electoral en que participó, para la gobernación de Santander, le dio 487 mil votos. Pero siendo su candidatura en 2007 de coalición, ese guarismo podría bajar sustancialmente. Robledo, en cambio, podría subir de 165 mil votos de 2010, a alrededor de 200 mil, cifra que bien podría compararse con la de sus dos rivales. 

Voto en blanco, efecto al revés

Hay un movimiento que promueve el voto en blanco como protesta antipolítica y su volumen en las urnas aumentaría el umbral. Si es masivo, ¿perjudicaría al Polo? 

El voto en blanco pudo surgir como una respuesta espontánea y de merecido castigo a la clase política, de la que los polistas no hacemos parte, como bien lo indica que no hicimos parte ni del gobierno de Uribe ni del de Santos. Pero quien lea el artículo 258 de la Constitución, tendrá que concluir que el voto en blanco no puede sacar ni a un solo indeseable del Congreso porque  en caso de que ese voto fuera de tal magnitud que obligara a repetir las elecciones, estas se harían con los mismos candidatos de la primera elección, y de entre ellos saldrían los ‘nuevos’ senadores y representantes. El voto en blanco, como es obvio, no sale del voto amarrado sino del de opinión. Y eso sí puede hacernos daño a quienes nos elegimos por la decisión libre de la ciudadanía. Entonces puede causar efectos contrarios a lo que piensan algunos de sus promotores y no me sorprendería que le guste al santismo porque, objetivamente, le sirve. Debo agregar que en las elecciones presidenciales la situación es diferente, porque el triunfo del voto en blanco obliga a repetirlas, y en este caso, sí correspondería hacerlo con nuevos candidatos.

El Espectador, Bogotá.

 

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