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Agricultura a la turca (2)

Por Mauricio Cabrera Galvis  

El paisaje rural de Turquía ofrece muchas sorpresas al observador colombiano, además de las comentadas la semana pasada del pequeño tamaño de las fincas y la ausencia total de cercas o divisiones entre ellas.

Por ejemplo, que los campesinos no viven en sus fincas:

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

El paisaje rural de Turquía ofrece muchas sorpresas al observador colombiano, además de las comentadas la semana pasada del pequeño tamaño de las fincas y la ausencia total de cercas o divisiones entre ellas.

Por ejemplo, que los campesinos no viven en sus fincas: son muy pocas las casas campesinas en medio de las fincas, o el “ranchito allá en la loma”, pues los agricultores y sus familias viven en caseríos pequeños o poblados medianos desde donde se desplazan todos los días a las labores agrícolas en las parcelas cercanas. Tal vez por esta concentración, el 100% de la población en Turquía tiene acceso a agua potable.

Otra característica impresionante es la gran división de las fincas: además de que el 80% de las propiedades rurales son de menos de 10 hectáreas, el 57% de estas están divididas en 4 o más parcelas no adyacentes y con cultivos diferentes.
Por supuesto, esta estructura de propiedad tan fragmentada dificulta la mecanización, eleva los costos de producción y afecta la productividad. Por ejemplo en Turquía se producen 1.9 toneladas de trigo por hectárea mientras que en Europa se producen 5.6 toneladas ¿cómo subsisten entonces esos millones de pequeños agricultores y por qué en esta economía globalizada Turquía sigue produciendo trigo en lugar de importarlo más barato del resto del mundo?

La respuesta radica en las políticas oficiales y en las instituciones que apoyan a los pequeños agricultores. Los objetivos de la política agrícola turca incluyen aumentar la eficiencia y competitividad de los productores y aumentar las exportaciones agrícolas pero también mantener la autosuficiencia alimentaria y sobre todo elevar el ingreso y la calidad de vida de los campesinos.

Los instrumentos para lograr estos objetivos son muy variados. Está el apoyo financiero a través del estatal Banco Agrícola de Turquía (Ziraat Bankasi), que es el mayor banco comercial del país, y da créditos con subsidios las tasas de interés hasta del 100%. En el 2010 los créditos a los pequeños productores superaron los USD 5.000 millones canalizados a través de las 1.700 Cooperativas de Crédito Agrícola que cuentan con 1.5 millones de afiliados.

Por su parte, 322 Cooperativas de Ventas Agrícolas con más de 600.000 afiliados manejan la comercialización y venta de los productos, y junto con las 7.503 Cooperativas de Desarrollo Rural canalizan los subsidios oficiales que incluyen descuentos en la compra de insumos como fertilizantes y plaguicidas, seguros de cosecha y pagos directos a los agricultores cuando caen los precios de mercado de sus productos.

Según datos de la Oecd el valor total de los subsidios y apoyos oficiales a la agricultura equivale al 3.7% del PIB, que es el más alto de sus países miembros, y los ingresos de los agricultores turcos son superiores a los europeos.
En cuanto al comercio exterior, Turquía promueve sus exportaciones agrícolas con generosos subsidios a 44 grupos de productos en montos que fluctúan del 5% al 20% del valor exportado, bajo la forma de deducciones de impuestos, subsidios a la energía o al crédito.

Y, para que se rasguen la vestiduras nuestros neoliberales el promedio de las tarifas arancelarias para las importaciones agrícolas es del 50%, pero algunos productos como la carne, el pescado, la leche y sus subproductos y el azúcar y la confitería tienen tarifas superiores al 100%.

No es de extrañar que Turquía se haya negado de manera sistemática a incluir la agricultura en sus negociaciones de comercio internacional, incluyendo la ronda de Doha, y que por esta negativa se hayan suspendido las negociaciones del TLC con Colombia.

29 de septiembre de 2013.

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