Conecta con nosotros

Nacional

Así no se llora un muerto

Por Octavio Quintero  

Bueno, si hay que respetar la opinión ajena, dejemos que unos manden a Gabo al infierno y otros (la inmensa mayoría) le construyan un altar en el cielo, a semejanza del que ya le tienen en sus corazones.

Resulta tan fuera de lugar esa mandada al infierno de la senadora del Centro Democrático,

Publicado

en

Por Octavio Quintero  

Bueno, si hay que respetar la opinión ajena, dejemos que unos manden a Gabo al infierno y otros (la inmensa mayoría) le construyan un altar en el cielo, a semejanza del que ya le tienen en sus corazones.

Resulta tan fuera de lugar esa mandada al infierno de la senadora del Centro Democrático,

como la mandada a la mierda que a su vez le están pegando a ella, cargada de ofensivos epítetos impublicables por deshonrosos.

Para ser o no ser afecto a Gabo, no hay que mirar su ser en sí, sino su obra. Ni más faltaba que también el arte en Colombia tuviera cardinales políticas de derecha o izquierda… Algo así, estaría rayano a la inquisición con sus hogueras atizadas con libros de García Márquez, unas; o de Vargas Llosa, otras, ejemplo que resulta patético en ambos (maravillosos) escritores de tendencias políticas abiertamente contrarias.

No se confundan tirios y troyanos. Lo que perdurará en Gabo será su obra; igual a lo que perdura en todos los grandes de la historia. A nadie se le ocurriría ahora preguntar por las tendencias políticas de Cervantes o Shakespeare para ver si le echa una mirada a sus obras; o que tal que la España franquista juzgara hoy a Picasso por algo distinto a su portentoso pincel, o quizás, nos diera por indagar si Miguel Ángel se echaba la bendición antes de entrar a la Capilla Sixtina. Y, por si falta algo bien contundente, nuestro inmenso Fernando Botero a pesar de la pequeñez de su homónimo hijo.

Ello no quiere decir que no se controvierta ni la opinión personal que se tenga de Gabo ni su obra; pero no se puede criticar a nadie incurriendo en lo mismo que se critica. Si un tipo es soez, no se le puede inferir a su vez agravio para censurarle su infamia: si vas a cambiar, no hagas lo mismo.

21 de abril de 2014.

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *