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Barajar y volver a repartir

Por Octavio Quintero  

El Consejo de Estado (CE) en su sentencia que conocimos como de salvación al río Bogotá, impone la necesidad de concertar los planes de ordenamientos territorial de Bogotá con sus vecinos en el departamento de Cundinamarca, valga decir, todos estos municipios asentados en la Sabana.

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Por Octavio Quintero  

El Consejo de Estado (CE) en su sentencia que conocimos como de salvación al río Bogotá, impone la necesidad de concertar los planes de ordenamientos territorial de Bogotá con sus vecinos en el departamento de Cundinamarca, valga decir, todos estos municipios asentados en la Sabana.

Otra sentencia del CE, días después, tumba el POT de Bogotá, al calificarlo de inconstitucional, pues, el alcalde Petro lo adoptó por decreto cuando el Concejo lo había negado.

Esta es una nueva discusión jurídica que no viene al caso. Lo que podría preguntarse ahora es ¿qué tanto se aproximaba este POT a la concertación con los vecinos?

Por ejemplo, la venta de agua en bloque que tanto ruido generó en su discusión del momento, en la que metieron fuerte baza el entonces ministro de vivienda, Vargas Lleras y el gobernador de Cundinamarca, buscaba regular la “invasión” de empresas urbanizadoras a municipios vecinos a Bogotá generando múltiples problemas ambientales, de servicios públicos y de movilidad, en resumen, de planeación urbanística.

Tumbar la norma de Petro, es decir, permitir la venta de agua en bloque a todos esos urbanizadores, fue uno de los anuncios del presidente Santos al día siguiente de haber destituido a Petro.

Por supuesto, no se pretende reducir toda la discusión de un POT como el de Bogotá a solo este tema. Junto a la sentencia del CE que tumba el POT de Petro, deben caer muchas tallas que estaban maltratando a la privilegiada clase empresarial del sector de la construcción en la que se funde el sector financiero con su cabeza más visible de Sarmiento Angulo que es lo uno y lo otro…

Lo que debe discutirse, ojalá alejado de la política y de la nefasta influencia de estos poderosos grupos de presión (¿Misión imposible?) es la concertación de un nuevo POT en los términos en que lo ordena el Consejo de Estado que no son otros que evitar la invasión del rio Bogotá y el deterioro del medio ambiente.

Y para lograr esto, hay que volver sobre el POT de Petro, y si alguien cree que hay otra manera, que lo diga y sustente porque tras las dos sentencias del CE que se mencionan, la discusión ha quedado nuevamente abierta.

Y este caso de Bogotá se sale de una visión centralista porque, mutatis mutandis, es el mismo problema de la acelerada y, sobre todo, irresponsable conurbación que se registra en las principales capitales del país: Medellín, Cali, Barranquilla e intermedias.

4 de abril de 2014.

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