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Nacional

De Santos I a Santos II no hay ni un paso

Por Jorge Enrique Robledo  

Los discursos del 20 de julio y el 7 de agosto, en los que como siempre el Presidente intentó descrestarnos con sus maravillosas ejecutorias pasadas y futuras, destruyeron las esperanzas de quienes soñaron con algún cambio significativo entre los dos gobiernos. Y a los que les quedó alguna duda sobre lo que viene –seguramente empeorado por distintas razones–, debió despejárselas el gabinete ministerial,

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Por Jorge Enrique Robledo  

Los discursos del 20 de julio y el 7 de agosto, en los que como siempre el Presidente intentó descrestarnos con sus maravillosas ejecutorias pasadas y futuras, destruyeron las esperanzas de quienes soñaron con algún cambio significativo entre los dos gobiernos. Y a los que les quedó alguna duda sobre lo que viene –seguramente empeorado por distintas razones–, debió despejárselas el gabinete ministerial,

encabezado por el mal llamado “superministro” Néstor Humberto Martínez, con el que también se notificó el continuismo programático y burocrático.

En especial tacó burro Santos cuando centró su demagogia “social” en la educación. Porque su política es la privatización, que significa que se educa según la capacidad de pago, lo que implica que solo unos pocos, cada vez menos, podrán acceder a la educación de calidad, que debe ser un derecho de todos los colombianos.

Lo positivo de la reafirmación santista se reduce a que confirmó una verdad advertida: que era falso que ciertos votos “obligaban” a Santos a no comportarse como el clientelista de derecha que siempre ha sido, verdad que no cambia porque Semana haga el oso de presentarlo como el jefe de la “nueva izquierda” o por el ministerio para Lucho Garzón, a quien, triquiñuelas aparte, no nombró por lo que fue sino por lo que hace años dejó de ser.

No se sabe en qué momento Santos y Cárdenas dieron información falsa: si cuando afirmaron que era imprescindible vender a Isagén para financiar las vías 4G o ahora que señalan que no importa el fracaso del negocio. En relación con lo ocurrido, tampoco se sabe qué es peor en la versión del gobierno. O porque no sea cierta o porque solo ocho días antes de la subasta se dieron cuenta de que no habría compradores. Pero una cosa sí es segura. Si el debate en el Senado se hubiera dado, el gobierno habría sufrido una gran derrota política. Porque la mitad de los senadores, de cinco partidos –Polo, Verde, ASI, Liberal y Centro Democrático–, y probablemente más de otros sectores, hubiéramos exigido que no se vendiera a Isagén, oposición que también reflejaba el creciente rechazo de los colombianos al absurdo de vender la gallina de los huevos de oro.

La crisis del verano debe llevar a un primer debate: ¿sus causas determinantes son naturales o económicas, sociales y políticas? Porque siendo cierto que lo natural tiene que ver, también es verdad en el país que lo único más seguro que los fuertes veranos e inviernos son los malos gobiernos, que permiten que se siga maltratando la naturaleza y que no toman las medidas necesarias para que el agua llegue a donde hace falta. El caso de La Guajira es patético. Desde 2010, en la represa del río Ranchería hay 200 millones de metros cúbicos de agua, que abastecerían de sobra los acueductos de nueve de los 15 municipios del departamento, pero que no llegan a la gente porque no se tienden los tubos para conectarlos con el reservorio. Y el acuífero del subsuelo guajiro contiene 99.900 millones de metros cúbicos y se recarga adecuadamente. En contraste, la mina de carbón de El Cerrejón ha destruido varios afluentes y consume un enorme pero desconocido y gratuito volumen de agua en su operación (http://bit.ly/Xn5NTx).

El Ministerio de Salud (Invima) lleva cinco años anunciando un decreto que permita producir, como genéricos, medicamentos biotecnológicos, insustituibles para tratar ciertas enfermedades que las trasnacionales importan a precios exorbitantes y que les cuestan a los colombianos 1.6 billones de pesos al año. Pero el decreto no sale porque lo impiden los laboratorios extranjeros que defienden sus monopolios y un gobierno que no ha sido capaz de contradecirlos (http://bit.ly/1uBvj58).

Los colombianos tienen derecho a saber que en la propaganda de Néstor Humberto Martínez Neira Abogados se dice que “algunos de nuestros clientes corporativos son: BAC, Banco AV Villas, Banco de Bogotá, Banco Colpatria, Banco Davivienda, Banco de Occidente, Banco Popular, Caracol Televisión, Carbones Colombianos del Cerrejón, Chevron, Goldman Sachs, Grupo Aval, Grupo Poma, Grupo Santodomingo, Hoteles Estelar, Ingenio del Cauca, Ingenio Pichinchi, Ingenio Providencia, Ingenio San Carlos, Leonisa, MAFRE Compañía de Seguros, Medoro Natural Resources, MF Global, Organización Ardila Lülle, Pacific Rubiales, RCN Televisión, Seguros Alfa, Ventana Gold” (http://bit.ly/1r5vZPL).

Bogotá.

 

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