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Denuncia Senado estadounidense: torturas fueron “mucho peores” que lo admitido por la CIA
Agencia AFP
El Senado de Estados Unidos hizo público este martes 9 de diciembre un informe sobre las brutales técnicas de tortura que la CIA usó para interrogar sospechosos tras los atentados de 2001, lo que preocupa a la clase política y aliados de Washington, como Polonia.
Las torturas y métodos de interrogatorio utilizadas por la CIA contra sospechosos fueron “mucho peores” de lo que se había reconocido públicamente hasta ahora, apunta un informe del Senado estadounidense divulgado este martes.
Agencia AFP
El Senado de Estados Unidos hizo público este martes 9 de diciembre un informe sobre las brutales técnicas de tortura que la CIA usó para interrogar sospechosos tras los atentados de 2001, lo que preocupa a la clase política y aliados de Washington, como Polonia.
Las torturas y métodos de interrogatorio utilizadas por la CIA contra sospechosos fueron “mucho peores” de lo que se había reconocido públicamente hasta ahora, apunta un informe del Senado estadounidense divulgado este martes.
El documento de 525 páginas, que incluye párrafos enteros cubiertos por una tinta negra para proteger información confidencial, apunta que la CIA impidió que el Congreso y la Casa Blanca tuvieran acceso a información sobre lo ocurrido.
Los brutales métodos de interrogatorio “no fueron una forma eficiente de adquirir información precisa u obtener la cooperación de detenidos”, señala el informe, que sin embargo apuntó que la CIA insistía en la eficacia del sistema.
El estudio del Senado también denuncia que la CIA “no llevó un conteo profundo o preciso del número de personas que detuvo, y del número de detenidos que no reunían las condiciones mínimas para ser detenidas”.
El informe sobre la investigación promovida por el Senado y realizada entre 2009 y 2012 fue finalmente publicado pese a que el secretario de Estado, John Kerry, advirtió la semana pasada sobre el impacto negativo que podría tener para los intereses estadounidenses en el mundo.
El documento contiene duras revelaciones sobre el programa secreto que puso en marcha el gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009) para interrogar a las personas consideradas sospechosas de tener vínculos con Al Qaida, después de los ataques del 11 de septiembre.
Los sospechosos fueron sometidos a técnicas que incluían el ahogamiento simulado, mantenerlos durante períodos prolongados en posiciones incómodas, impedirles dormir y otros métodos que fueron aplicados en centros de detención clandestinos manejados por la CIA y en la prisión de la base militar de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo en la isla de Cuba.
Desde que llegó al poder en 2009, el presidente Barack Obama ha tratado de distanciarse de las estrategias aplicadas por el gobierno de su antecesor, George W. Bush.
El martes 9 de diciembre, afirmó que la tortura es “contraria a los valores” que defiende el país.
“Por esa razón decidí prohibir la tortura cuando asumí la presidencia, porque una de las herramientas más poderosas que tenemos para enfrentar a los terroristas y mantener seguros a los estadounidenses es mantenernos fieles a nuestros ideales”, dijo Obama.
Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, dijo que se han tomado “medidas prudentes” para reforzar la seguridad en las instalaciones de Estados Unidos y en las misiones diplomáticas en el extranjero para prevenir posibles reacciones de cólera por la divulgación del contenido.
La publicación de este resumen fue demorada ante los desacuerdos surgidos entre la Casa Blanca y los congresistas sobre los datos que era necestras pubario omitir en el texto final, como por ejemplo los nombres secretos de los agentes de la CIA o los países y autoridades que han cooperado con Estados Unidos en la llamada “guerra contra el terrorismo”.
Dirigentes del opositor Partido Republicano han cuestionado la conveniencia de la divulgación y el costo excesivo del informe (40 millones de dólares) para los contribuyentes estadounidenses. Uno de ellos, el presidente de la comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers, dijo que la divulgación era “una pésima idea” y que “nuestros aliados nos dicen que provocará violencia y muertes”.
Dick Cheney, quien fue vicepresidente de Bush, defendió vigorosamente la crudeza de las técnicas utilizadas para interrogar a los sospechosos, argumentando que ellas eran “totalmente justificadas” y necesarias para obtener información que permitiese salvar la vida de estadounidenses y otras personas en el mundo que pudiesen verse afectadas por ataques terroristas de Al Qaida.
Por su parte, la directiva de Human Rights Watch, Laura Pitter, defendió la decisión de divulgar el informe. “Dos administraciones ocultaron durante demasiado tiempo la extensión de los abusos del programa de la CIA a la opinión pública estadounidense”, dijo.
“Esperamos que la difusión de la informe será el comienzo, no el final, de las investigaciones sobre las torturas en Estados Unidos para garantizar que no volverán a ocurrir”.
Uno de los países que podría quedar malparado tras las revelaciones de este martes es Polonia.
Varsovia anunció que Obama y la primer ministra polaca, Ewa Kopacz, aspiran a que la publicación del informe sobre las prisiones de la CIA “no tenga un impacto negativo” en las relaciones bilaterales.
Obama y Kopacz hablaron por teléfono, informó el gobierno polaco. Polonia nunca admitió oficialmente la existencia de cárceles secretas de la CIA en su territorio, donde estaban detenidos presuntos terroristas de Al Qaida capturados por Estados Unidos.
Sin embargo, en julio pasado la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) condenó a Polonia por “complicidad” en las torturas sufridas por un palestino y un saudita.
Agencia EFE.