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Nacional

¡Diario La Verdad!: trece años de vida

Por José Arlex Arias Arias  

Es tan trascendental para una sociedad ejercer el derecho fundamental de la Libertad de Expresión, que se hace imprescindible que exija a sus gobiernos una verdadera Libertad de Prensa. En este escrito reitero la importancia que para los cartageneros tiene un periódico como el Diario La Verdad. Y no lo hago por “sobar chaqueta” para que por contrapartida me mantengan esta columna. Ni más faltara. Lo hago como reconocimiento a la lucha diaria de los periodistas independientes, libres y objetivos; para aquellos a los que Melanio Porto Ariza –Meporto– denominó: “los periodistas sin periódico”, adelantándose al debate sobre la monopolización de los medios y canales de comunicación por parte de los grandes grupos económicos.

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Por José Arlex Arias Arias  

Es tan trascendental para una sociedad ejercer el derecho fundamental de la Libertad de Expresión, que se hace imprescindible que exija a sus gobiernos una verdadera Libertad de Prensa. En este escrito reitero la importancia que para los cartageneros tiene un periódico como el Diario La Verdad. Y no lo hago por “sobar chaqueta” para que por contrapartida me mantengan esta columna. Ni más faltara. Lo hago como reconocimiento a la lucha diaria de los periodistas independientes, libres y objetivos; para aquellos a los que Melanio Porto Ariza –Meporto– denominó: “los periodistas sin periódico”, adelantándose al debate sobre la monopolización de los medios y canales de comunicación por parte de los grandes grupos económicos.

Insistiré hasta el cansancio: ¡Qué difícil es decir la verdad! ¡Qué difícil es encontrar la verdad! Y ¡qué difícil es confrontar esa verdad!, como lo expresé en el artículo que envié a la editora general del Diario La Verdad, Diana Navarro, en reconocimiento a don Roberto Esper Rebaje y a su “Casa Editorial La Libertad”, conformada por los periódicos El Espacio, La Libertad y La Verdad de Cartagena –que el pasado 23 de enero cumplió 13 años de vida– y sus tradicionales emisoras radiales como Fuentes de Cartagena, puesto que cobra dimensión su obra, haciendo resplandecer el faro de la verdad en medio de todo tipo de presiones y dificultades. Soy un convencido de la defensa de la producción nacional, pero a todos los empresarios les exijo justicia en el trato a los trabajadores, y a los empresarios periodísticos en particular, que además de ello, hagan florecer la verdad.

El estado colombiano se precia de ser un garantista de la Libertad de Expresión; sin embargo, produce acciones que impactan en quienes ejercen ese derecho. No me refiero a la dudosa salvaguardia de la vida y honra de periodistas, columnistas y Comunicadores sociales –profesión a la que de por sí han denominado como de alto riesgo-, ya que no cesan los hostigamientos, amenazas, presiones, hasta exilios y asesinatos, sino a hechos que se direccionan desde el Estado. Y es que fue el sector de los medios de comunicación uno de los primeros donde se ahondó la etapa de la concesión neoliberal colonialista, despojando a los periodistas de su relación contractual directa con las empresas y sometiéndolos a “comprar espacios”. Como se hace con el resto de los trabajadores, les prometieron “enseñarles a ser empresarios”. De esta forma, los monopolios periodísticos, además de ejercer la “ideologización” sobre sus trabajadores, se deshicieron de ellos y los limitaron en dos elementos: la fuente de la información y la financiación, las cuales dependen en alto grado de la pauta comercial. Es innegable que no existen proveedores de ambas fuentes –noticias y financiación– que sean más importantes que el Estado.

Esta actitud del Estado y de los monopolios ha conducido a la desaparición de los medios objetivos y alternativos o a que sobrevivan en condiciones desventajosas; pero además, condujo a un periodismo “light” lleno de eufemismos y alienación. ¡El periodismo debe exigir condiciones dignas para ejercer su profesión! 

arlexariasarias@yahoo.com

@arlexariasarias

Cartagena de Indias.

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