Internacionales
Documentos militares de Estados Unidos revelan política injerencista del Pentágono en América Latina
Por Raúl Pineda / Ciudad CCS
Dos documentos elaborados y suscritos por expertos del ejército de EEUU y el Comando Sur, revelan que desde 2008 y hasta 2020, el Gobierno de Washington mantiene una agenda con “empleo de fuerzas estratégicas y armas de destrucción masiva, guerras de teatro principal, conflictos regionales y contingencias de menor escala” en el hemisferio sur.
Por Raúl Pineda / Ciudad CCS
Dos documentos elaborados y suscritos por expertos del ejército de EEUU y el Comando Sur, revelan que desde 2008 y hasta 2020, el Gobierno de Washington mantiene una agenda con “empleo de fuerzas estratégicas y armas de destrucción masiva, guerras de teatro principal, conflictos regionales y contingencias de menor escala” en el hemisferio sur.
De acuerdo con estos documentos, durante el período que media entre los años anteriormente mencionados, se prevé “apoyar enérgicamente el financiamiento militar extranjero, para que nuestros países socios puedan adquirir (…) servicios y entrenamiento militar de Estados Unidos”.
DOS PROPUESTAS Y UN SOLO OBJETIVO
Uno de los documentos denominado United States Southern Command Strategy 2018 (Estrategia del Comando Sur de EEUU 2018), fue redactado bajo la responsabilidad del almirante James Stavridis y consignado en 2008, reveló la investigadora Rina Bertaccini, presidenta del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (Mopassol) de Argentina, y vice presidenta del Consejo Mundial por la Paz.
De acuerdo al referido informe, el plan del Comando Sur fue presentado al Gobierno estadounidense en 2008, año en que coincidencialmente la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), creó el Consejo de Defensa Suramericano (CDS) integrado por los ministros de Defensa de Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Surinam, Paraguay, Perú y Uruguay.
El otro documento, Joint Visión 2020 (Visión conjunta 2020), elaborado por expertos del ejército de EEUU, no está pensado como proyecto para el futuro sino como un proceso de actualización permanente de la doctrina militar con el objetivo estratégico de “prepararnos ya para un futuro incierto”.
La fase de aceleración del programa –de acuerdo a las expectativas que manejan los autores– podría producirse cuando se logre “trabajar a través de los canales político-militares y diplomáticos para ampliar la libertad de movimiento de Estados Unidos en todo el hemisferio occidental”.
TERRITORIOS, ESPACIO Y COMUNICACIÓN
Para desarrollar el programa JV2020, los expertos militares norteamericanos fijan cuatro metas. Una de ellas (punto 1) contempla “la movilización avanzada de Estados Unidos para defender los accesos del sur”, mediante la “capacidad de operar en los espacios, aguas internacionales, aire y ciberespacio comunes mundiales y desde ellos”, reza el texto.
Este aspecto incluye de manera especial el uso intensivo de los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales para “afectar la información y los sistemas de información, al tiempo que se defiende la información y los sistemas de información propios…”.
El proyecto JV2020 destaca igualmente la coordinación “entre elementos del Departamento de Defensa y las agencias involucradas del Gobierno de EEUU, organizaciones no gubernamentales, organizaciones voluntarias privadas, y organizaciones regionales e internacionales”.
Para este punto proponen una alianza que incorpore “todos los instrumentos de autoridad nacional, entre ellos, diplomáticos, de información, militares, económicos, financieros, de inteligencia y jurídicos” y “organizaciones no gubernamentales” (…) “junto con el Plan Regional de Guerra contra el Terrorismo”.
Los analistas militares están en conocimiento de las discrepancias internas entre los grupos nacionales que apoyan a EEUU. En ese sentido, enfatizan que el objetivo debería lograrse “a pesar de las diversas culturas, intereses en pugna y diferentes prioridades de las organizaciones participantes”.
CÓMO ACTÚA EEUU Y POR QUÉ
Bertaccini subraya en su reporte la importancia del párrafo anterior, que a su juicio contiene lo que el imperio está aplicando sistemáticamente en el continente.
En la política de militarización actúan no solamente las fuerzas armadas de EEUU propiamente dichas, sino además otras agencias gubernamentales –como la Usaid, la NED– y cada vez más involucran a organizaciones no gubernamentales y organizaciones privadas de voluntarios que supuestamente vienen a “ayudar generosamente” a la población en proyectos de paz y desarrollo, los cuales cuentan con enormes recursos financieros para llevar adelante sus planes.
Añade la investigadora que el texto JV2020 deja entrever cómo el gobierno de EEUU visualiza su propia política de dominación y su futuro desarrollo en la siguiente frase: “Los intereses globales y las responsabilidades de Estados Unidos persistirán, y no hay indicación de que las amenazas vayan a desaparecer”.
El programa prioriza “los conceptos estratégicos de fuerza decisiva, proyección de poder, presencia en ultramar y agilidad estratégica (que) continuarán rigiendo nuestros esfuerzos para cumplir con esas responsabilidades y enfrentar los retos del futuro”.
EL IMPERIO DICE LO QUE QUIERE
Según Bertaccini el JV2020 evidencia “tres aspectos del mundo en el año 2020 que tendrán implicaciones significativas”. El primero es que “Estados Unidos continuará teniendo intereses globales y estará comprometido con una serie de actores regionales”.
“Nuestra seguridad e intereses económicos y nuestros valores políticos, darán el ímpetu para nuestros compromisos con nuestros socios a nivel internacional. La fuerza conjunta 2020 debe estar preparada para ‘ganar’ en todo el espectro de las operaciones militares, en cualquier lugar del mundo”, destaca como la filosofía gringa.
CONTROL AÉREO SOBRE AMÉRICA LATINA
El programa 2008-2020 evalúa la potencialidad de los aliados de Estados Unidos a través de ejercicios militares. Del 23 al 31 de julio de 2014, el Comando Sur organizó en Tolemaida, Colombia, una competencia de habilidades entre equipos militares de asalto y francotiradores de sus países aliados.
Como parte de la evaluación, el Comando Sur (AMC, por sus siglas en inglés) declaró que “casi la mitad del continente puede ser cubierto por un C-17 sin recarga de combustible” desde la base militar de Palanquero”. Colombia obtuvo el primer lugar del evento y Estados Unidos el segundo.
ESTRATEGIAS PARALELAS DEL COMANDO SUR
El Comando Sur de Estados Unidos realiza en forma simultánea operaciones de guerra contra algunos gobiernos no afectos a Estados Unidos, pero también asesora a los ejércitos de los países aliados a fin de que realicen acciones de orden policial interno en muchos de los 31 países de América Latina y el Caribe, en los que tiene representación institucional y dependencias oficiales.
Ambos rostros del Comando Sur son descritos en una extensa investigación publicada en la versión digital del diario hondureño El Heraldo.
Tal es el caso de la Operación Martillo, que tiene por objeto combatir el tráfico ilícito marítimo en la zona de América Central.
El Comando Sur participa a través de la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur (Jiatfs). Forman parte de la Operación Martillo, además, unidades militares de Belice, Canadá, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, Francia, Guatemala, Holanda, Honduras, Nicaragua, Panamá y Reino Unido.
El Heraldo, sin embargo, recuerda que el instrumento militar que utiliza Estados Unidos para posicionarse en América Latina es el Comando Sur. El diario cita declaraciones del almirante James Stavridis, ex jefe de esa institución militar, al ser consultado sobre la relación del Comando Sur con la reactivación de la Cuarta Flota estadounidense.
Stavridis señaló que esa estrategia obedece a la aparición de regímenes antiestadounidenses en América Latina y el Caribe, como los de Venezuela y Bolivia, entre otros.
También refiere que el objetivo que enmascara dichas actividades es neutralizar la influencia de Rusia y China en la región, aparte de combatir al Hezbolá, una organización antiisraelí, de origen libanés con presencia importante en Irán.
Ciudad CCS.