Internacionales
Economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos: Manfred Max Neef
Revista En Torno
Entrevista realizada por la Fundación DECIDE a Manfred Max Neef, economista de la Universidad de Chile, quién elaboró ideas en torno al desarrollo sustentable, la economía ecológica y el desarrollo a escala humana. En 1983 Max Neef gana el premio Right Livelihood Award, considerado el premio nobel alternativo de economía, y en 1993 fue candidato a Presidente de la República en Chile.
Las reflexiones del economista chileno y catedrático universitario en esta entrevista en la siguiente síntesis:
Revista En Torno
Entrevista realizada por la Fundación DECIDE a Manfred Max Neef, economista de la Universidad de Chile, quién elaboró ideas en torno al desarrollo sustentable, la economía ecológica y el desarrollo a escala humana. En 1983 Max Neef gana el premio Right Livelihood Award, considerado el premio nobel alternativo de economía, y en 1993 fue candidato a Presidente de la República en Chile.
Las reflexiones del economista chileno y catedrático universitario en esta entrevista en la siguiente síntesis:
La obsesión por el crecimiento es un disparate
La economía convencional y tradicional no ha respondido a lo que debería haber respondido. De que exista una tremenda testarudez de parte de quienes son del mainstream (corriente de moda), no quita que sea y siga siendo un fracaso tremendamente peligroso y brutal. Esta economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso, no hay ningún condenado. Todos los horrores que estamos viendo en el mundo, gran parte de ellos, tienen un trasfondo que está anclado a esta visión de tratamiento y práctica económica.
La obsesión del crecimiento, para empezar, es un disparate. Porque una elemental ley natural, que todo el mundo conoce, es que todos los sistemas vivos crecen hasta un cierto punto en que dejan de crecer. Tú dejaste de crecer, yo deje de crecer, el árbol grande deja de crecer, pero no deja de desarrollarse. Seguir forzando el crecimiento para consumir más y seguir produciendo una infinita cantidad de cosas innecesarias, generando una de las instituciones más poderosas del mundo como lo es la publicidad, cuya función es una y muy clara: hacerte comprar aquello que no necesitas, con plata que no tienes, para impresionar a quienes no conoces. Eso evidentemente no puede ser sustentable.
Por una economía ecológica
Ahora, frente a las alternativas, desde luego para mí la más importante, es la visión de la economía ecológica. Porque a diferencia de la economía tradicional, la economía ecológica es una economía que está al servicio de la vida y tiene características fundamentalmente opuesta a la convencional. La economía convencional -que es la hija de la economía neoclásica- desde una visión ontológica, se sustenta en una visión mecánica, newtoniana: el humano, la economía y el mundo son mecánicos. Y en un mundo mecánico tú tienes sistemas que tienen partes. Partes que descompones, analizas y vuelves a armar. Del otro lado, la economía ecológica se sustenta en una visión orgánica. Los sistemas no tienen partes, sino que participantes, los cuales no son separables. Lo cual significa que todo está intrínsecamente unido y relacionado. Esto por lo demás ya es un mensaje que hace más de 90 años nos viene dando la física cuántica, pero ese mensaje ha tardado en llegar a las ciencias sociales. En este sentido, la economía ecológica o cualquier nuevo sistema económico debe en mi opinión, sustentase en cinco postulados fundamentales y un principio valórico irrenunciable. El postulado número uno: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía. Dos: el desarrollo tiene que ver con las personas y la vida, no con objetos. Tres: crecimiento no es lo mismo que desarrollo, y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento. Cuatro: ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas. Y cinco: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera, por lo tanto el crecimiento permanente es imposible. Y el principio valórico irrenunciable que debe sustentar una nueva economía es que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por sobre la reverencia a la vida. Si tú recorres estos puntos vas a ver que lo que hoy tenemos –en la economía neoliberal- es exactamente lo contrario. Hoy en día llegamos al extremo, comienzo del siglo XXI, que hay más esclavos de los que había antes de la prohibición de la esclavitud en el siglo XIX. Esclavos en serio, no en sentido figurado, de los cuales el 60% son niños y las demás, principalmente, mujeres.
No confundir crecimiento con desarrollo
Hay crecimientos que son necesarios y justificables, y hay crecimiento que es totalmente innecesario. Y, desde luego, no confundir crecimiento con desarrollo que son dos cosas distintas. Si usted crece para desarrollarse, se puede pensar. Pero si usted crece a raíz de agotar recursos renovables y no renovables, eso es estúpido. Fíjese usted qué es lo que ocurre en la macroeconomía convencional, es tan absurdo que la pérdida de patrimonio se contabiliza como aumento de ingreso. Si yo arraso este bosque, eso me genera crecimiento e ingreso, pero ¿cuál es el resultado? Quedamos pobres. Destruí el suelo, en ese proceso crecí, pero el resultado es que quedé más pobre. Con mis colegas planteábamos lo que se conoce como la hipótesis del umbral, que ya está completamente confirmada, y que ya deja de ser hipótesis. En toda sociedad hay un período en el cual el crecimiento económico conlleva un mejoramiento de la calidad de vida, pero sólo hasta un punto. El punto umbral. Luego del cual si hay más crecimiento empieza a decaer la calidad de vida. Hay distintos componentes de la calidad de vida, pero llegado un determinado crecimiento, la calidad de vida de la ciudad empieza a decaer, ¡pero la ciudad crece! Claro que hay países que necesitan crecer, hay países que están en la extrema pobreza, pero tiene que ser un crecimiento que efectivamente contribuya a la superación de la pobreza. Porque el crecimiento que se sustenta nada más que en el consumismo, no genera desarrollo ni mejora la calidad de vida. Hago una pregunta elemental, ¿tú crees que es necesario que haya 185 tipos de shampoos? ¿Seríamos inmensamente más pobres si hubiera 50 tipos de shampoos? Entonces, en todo orden de cosas es lo mismo. Tú estás ocupando recursos valiosísimos para producir cosas innecesarias, eso genera crecimiento, pero no desarrollo.
Todos los bienes son comunes
Para mí no hay ninguna diferencia entre un bien público y un bien privado: es parte de la naturaleza. Que tenga dueño, que no tenga dueño, o que tenga muchos dueños me da igual. Lo que interesa es la característica de ese bien y cuál es la función de ese bien, no el concepto de propiedad que hay detrás. Y entonces, como ya lo dije antes, se trata de entender que nosotros estamos absolutamente integrados a la naturaleza. De tal manera, que hay que entender que esos bienes son parte integral de un todo. Cualquier acto que nosotros cometamos que tiene que ver con la destrucción de ese bien, es un acto de suicidio colectivo. Tú te estás suicidando y se está suicidando la sociedad en la medida que destruyes los bienes de la naturaleza que no se pueden reponer. Por supuesto si tú cortas un árbol y facilitas que pueda volver a crecer, bueno, no hay problema, eso es lo normal, eso no es depredar. Depredar es ir mucho más allá de lo que realmente se necesita. Y en ese sentido todos los bienes son importantes y puedes decir que todos los bienes son comunes. Lo de público y privado es una cuestión leguleya que sirve para el abuso, como en el caso del agua en Chile, que es grotesco. Te compraste el agua de ese río y el vecino no puede sacar ni un vaso de agua, eso es monstruoso, te fijas. Pero eso es la parte jurídica, la parte que nosotros fabricamos, que no se corresponde a lo que debe ser nuestra relación con todos los bienes que son naturales. Luego puedes agregar la propiedad, pero debes entender que eso es parte de un todo, y si alguien tiene una propiedad, esa persona tiene una responsabilidad muy clara respecto a ese bien.
La teoría de la nube de mosquitos
He llegado a una conclusión hace mucho tiempo: tú no puedes confrontarlos a los agentes del establecimiento, porque vas a perder el tiempo. Debes empezar a hacer acciones locales tú. Cuando fui candidato a la presidencia me preguntaban lo mismo, y yo decía “mire, imagínese que usted está en un potrero y a 100 metros suyo está un rinoceronte furioso, listo para atacar. Lo más estúpido que usted puede hacer es suponer que también es un rinoceronte y atacarlo, no le deja ni en polvo. Entonces, ¿cómo se puede derrotar a ese rinoceronte? La nube de mosquitos. Una nube de mosquitos puede volver loco al rinoceronte hasta que se cae al precipicio, y no puede matar a ningún mosquito, porque los mosquitos tienen dos atributos que son claves: Uno, que siempre permanecen juntos y, dos, que no hay ningún mosquito jefe, o sea, es una sociedad no descabezable. Entonces tú tienes que joder, joder y joder, ese es el rol de los movimientos sociales. Y mira como están surgiendo en España, los que están surgiendo en Inglaterra. En Inglaterra imagínate, ahora sale un sujeto de izquierda de frentón. En Estados Unidos ahora, el que está detrás de Hillary Clinton, el que está subiendo más, es un socialista químicamente puro de Vermont. Los movimientos sociales en Alemania, los Piratas. Entonces esos son los mosquitos, y esa es la única manera.
Revista En Torno, Chile.