Conecta con nosotros

Nacional

El Canal de Panamá

Por Rodrigo Borja  

Había teorizado sobre el Canal en mi Enciclopedia pero no lo conocía directamente. Recién en agosto 2004 —con oportunidad de la invitación del presidente Martín Torrijos a su asunción del mando— tuve la oportunidad de tomar el tren que corre paralelamente al Canal en sus 80 kilómetros de longitud —desde las costas del Pacífico hasta las del Atlántico— y pude ver con mis propios ojos la impresionante obra.

Publicado

en

Por Rodrigo Borja  

Había teorizado sobre el Canal en mi Enciclopedia pero no lo conocía directamente. Recién en agosto 2004 —con oportunidad de la invitación del presidente Martín Torrijos a su asunción del mando— tuve la oportunidad de tomar el tren que corre paralelamente al Canal en sus 80 kilómetros de longitud —desde las costas del Pacífico hasta las del Atlántico— y pude ver con mis propios ojos la impresionante obra.

Ese recorrido me permitió verificar, punto por punto, que lo que había escrito —con base en mis lecturas e investigaciones teóricas— era correcto.

Dos de los pasos marítimos más importantes del planeta, desde el punto de vista estratégico, son el Canal de Panamá y el Canal de Suez.

La idea de construir una vía acuática que comunicara los dos océanos vino de la monarquía española en los tempranos tiempos de la conquista. El portugués Galvao y el español López de Gómora presentaron al rey Carlos V en 1534 el proyecto de una vía acuática por Panamá para el transporte del oro procedente del Perú.

Bajo el gobierno de Teodoro Roosevelt (1901-09) la construcción de un canal por la zona angosta de Centroamérica formó parte de lo que él denominaba la “sphere of influence” de los EEUU en esta parte del mundo.

Finalmente el ingeniero francés Fernando de Lesseps fue autorizado por Colombia en 1878 para abrir el canal de Panamá. Pero su compañía quebró en 1889. Y eso permitió a los norteamericanos asumir la construcción de la gigantesca obra, para lo cual Roosevelt alentó las pretensiones separatistas de las provincias colombianas de Panamá y Veragua e impulsó el nacimiento del nuevo Estado, con el cual suscribió el tratado Hay-Buneau para construir la obra y ejercer el control jurisdiccional de la “zona del canal” a cambio del pago de una anualidad a Panamá.

La colosal obra de ingeniería —con sus 80 kilómetros de longitud, desde las aguas del Pacífico hasta las del Atlántico— se inauguró en 1914.

Con ella la conexión entre la costa este de los EEUU y el lejano Oriente se ahorró 3.000 millas náuticas de navegación, la de Nueva York con San Francisco de California 7.873 millas y los barcos de los países sudamericanos del Pacífico acortaron su ruta a Europa en más de 5.000 millas. El canal trabaja las 24 horas del día y los 365 días del año. Hasta principios del siglo XXI habían cruzado por sus aguas 874.000 barcos.

EEUU, China, Japón, Corea del Sur y Chile son sus principales usuarios. Después de muchas fricciones entre las autoridades norteamericanas y panameñas el general Omar Torrijos suscribió con el presidente norteamericano en 1977 los tratados “Torrijos-Carter” que, reconociendo la soberanía panameña sobre el canal, reintegraron a Panamá las instalaciones, puertos, ferrocarril, áreas industriales, tierras y bosques que formaban parte de la “zona del canal”.

Y Panamá asumió su administración, con la obligación de mantenerlo abierto a los buques de todos los países.

 

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *