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Nacional

El estancamiento de Estados Unidos

Por Eduardo Sarmiento Palacio  

La economía de Estados Unidos creció 1% en el primer semestre y se predice que estará en el año completo alrededor de 2.0%.El desempeño es similar al de los últimos siete años y muy inferior al que antecedió a la crisis del 2008. La última entrega de La revista Economist le dedica la caratula y dos artículos

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Por Eduardo Sarmiento Palacio  

La economía de Estados Unidos creció 1% en el primer semestre y se predice que estará en el año completo alrededor de 2.0%.El desempeño es similar al de los últimos siete años y muy inferior al que antecedió a la crisis del 2008. La última entrega de La revista Economist le dedica la caratula y dos artículos

densos.

El Economist analiza la evolución de la economía estadounidense dentro de la teoría convencional, que considera que la expansión económica la determina el volumen de empleos y su productividad. En efecto, atribuye el declive al menor incremento de la fuerza de trabajo y al descenso de la producción por trabajador. Antes de la crisis el primero crecía 1% y el segundo 2.5% y en conjunto contribuían a un avance de 3.5% del producto nacional, en tanto que ahora crecen 0.5 y 1.5% y el producto se acerca a 2%. El cambio de tendencia se le adjudica al decaimiento de la innovación, los descubrimientos científicos y el capital.

La realidad es al revés. Debido a la globalización la economía mundial está expuesta a un exceso de ahorro, o dicho de otra manera a una deficiencia de demandan efectiva, que luego de la crisis de 2008 se compenso con el déficit fiscal y la compra los títulos del tesoro (QE). Pues bien, el recorte del déficit a la quinta parte provocó la caída de la producción por debajo de la capacidad potencial, que en las cifras se registra como una reducción de la producción por trabajador, pero no porque esté sea improductivo sino porque no hay demanda por los bienes que elabora. Así mismo, la reducción del número de trabajadores disponibles disminuye no por el ocio sino por decepción de buscar ocupación y no conseguirla. En realidad, la productividad del trabajo por el numerador y no por el denominador, es decir, la causa es las demandas (los consumidores) y no la oferta (los trabajadores).

Las políticas contraccionistas de Estado Unidos repercuten seriamente en la economía mundial. En los últimos dos años el recorte del déficit fiscal y la aplicación del programa de compras de bonos del tesoro (QE) ocasionaron una fuerte revaluación de las monedas de los países emergentes. Estas economías se han visto obligados a aplicar políticas contraccionistas y proteccionistas para evitar desajustes de la balanza de pagos. Por eso, el comercio internacional que venía creciendo 6.5%, en el presente año será apenas será de 2.5%. Lo cierto que si todos los países reducen los déficit en cuenta corriente, no todos lo lograran En su lugar, se ampliara. El exceso de ahorro mundial, ocasionando presiones recesivas, que replicarían la experiencia de 2008.

El diagnóstico del Economist no contribuye a la coordinación mundial. En el fondo señala que el mal desempeño de la economía estadounidense se origina en las condiciones internas y puede enfrentarse en forma aislada del resto del mundo. No se advierte que la estabilidad mundial requiere cuantiosos déficit fiscal y comercial en los países con mayores mercados internos, como Estados Unidos, Alemania y China.

La experiencia de Estados Unidos constituye un claro un mensaje de que el contexto de tasas de interés positivas y producción cercana a la capacidad plena no va más. El mundo opera dentro de un marco contractivo de exceso de ahorro; La austeridad fiscal y monetaria recae más en la producción y el empleo que en la inflación. El balance mundial, e incluso las soluciones individuales de los países para armonizar la actividad productiva y la estabilidad de la balanza de pagos, no se puede lograr en forma aislada. Es indispensable algún tipo de coordinación para balancear las cuentas externas, configurar un déficit fiscal mundial del 5% del PIB y cargarlo en una mayor proporción a los países con mayores mercados internos.

El Espectador, Bogotá, 3 de agosto de 2014.

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