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“El problema del agua: privatización” (II)

Por José Arlex Arias Arias  

Las denuncias han sustentado que por la situación de escasez de agua que se pueda presentar, la Defensoría del Pueblo responsabilizó “a la falta de planeación de ciertas autoridades para ofrecer soluciones estructurales a los problemas de abastecimiento de agua en forma oportuna,

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Por José Arlex Arias Arias  

Las denuncias han sustentado que por la situación de escasez de agua que se pueda presentar, la Defensoría del Pueblo responsabilizó “a la falta de planeación de ciertas autoridades para ofrecer soluciones estructurales a los problemas de abastecimiento de agua en forma oportuna,

continua y con calidad para todos”. El presidente Santos dijo que “el responsable de la situación es el Fenómeno del Niño, el cual se acentuaría a partir del próximo septiembre y se extendería hasta marzo – abril del 2015”. Y la Procuraduría General expresó que “la mayoría de los entes territoriales incumplen con la aplicación del Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres”.

Entre las medidas coyunturales –todas de tipo más economicistas que sociales–  el gobierno nacional comenzó a ejecutar la penalización por el consumo del agua, que a partir del pasado 10 de este mes permite a una parte de la población desperdiciar el agua con costo “normal”, pero a los que carecen del líquido se les criminaliza con una multa del doble del costo. Como si esas sufridas comunidades del Cesar, Magdalena, Atlántico, Bolívar, La Guajira, Norte de Santander, Santander, Boyacá, Cundinamarca (sector occidental), Tolima, Eje Cafetero y Valle del Cauca (sector norte) fueran las responsables de la forma en la que algunos negociantes se han venido apropiando del preciado líquido y de la falta de previsión de los gobiernos en ejecutar medidas que evitaran el abuso de los recursos naturales y mitiguen los efectos del cambio climático.

Es un lugar común hablar sobre la importancia del agua como un recurso estratégico para la subsistencia de la humanidad, de donde se coligen las batallas que se libran por su predominio; de tal forma que con la globalización neoliberal, las grandes potencias –a través de la banca multilateral– han impulsado la apertura de las fronteras en los países que gozan de recursos hídricos, con el fin de convertirlo en un gran negocio ejecutado por sus multinacionales. Todo fue ambientado con el lenguaje maquillado de la lucha contra la corrupción e igualdad de oportunidades para recibir la provisión del líquido. La realidad ha demostrado que estas multinacionales han acaparado inmensas ganancias, mientras la población escasamente trabaja para pagar el servicio; además, dejando grandes sectores sin el líquido, pues la expansión depende del gobierno y no de la multinacional. Es un negocio redondo en donde el Estado pone el líquido y los recursos para las redes, la población paga las acometidas y el valor del consumo, y la multinacional se queda con las utilidades. Por eso no puede haber una distribución del agua por igual en todo el territorio y por esto el fracaso de los famosos Planes de Agua. Pero además, tampoco ha desaparecido la corrupción, ya que los altos funcionarios de esas empresas ganan unos exorbitantes salarios que son una verdadera afrenta para la miseria que devengan los trabajadores.

Diversos estudios e investigaciones concluyen que la falta de agua y la sequía que se nos avecina es un problema estructural, influenciado por las políticas neoliberales de los últimos veinticinco años –basadas en las privatizaciones– más que una responsabilidad del “Fenómeno del Niño” y el cambio climático, puesto que Colombia tiene suficiente agua para proveer a toda la población. ¡El agua es vida, no un negocio!

arlexariasarias@yahoo.com

Cartagena, 19 de agosto de 2014.

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