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“En América Latina la contradicción es entre la voluntad política de su pueblo y las decisiones que están en manos del capital especulador”: Emir Sader

Intervención del sociólogo, politólogo y docente universitario Emir Sader durante su participación en el Foro Emancipación e Igualdad que se llevó a cabo en Buenos Aires entre el 12 y 14 de marzo, organizado por el Ministerio de Cultura de Argentina.

“El capital no está hecho para producir, está hecho para acumular”

Dilemas y encrucijadas. Voy a volver a Brasil al final, pero los dilemas y encrucijadas de Brasil no son distintos de los otros.

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Intervención del sociólogo, politólogo y docente universitario Emir Sader durante su participación en el Foro Emancipación e Igualdad que se llevó a cabo en Buenos Aires entre el 12 y 14 de marzo, organizado por el Ministerio de Cultura de Argentina.

“El capital no está hecho para producir, está hecho para acumular”

Dilemas y encrucijadas. Voy a volver a Brasil al final, pero los dilemas y encrucijadas de Brasil no son distintos de los otros.

Atacan al gobierno de Brasil por las mismas buenas razones que atacan al gobierno de Argentina, al gobierno de Venezuela, al gobierno de Ecuador. Por buenas razones. Porque hemos roto con el modelo neoliberal. No atacan al gobierno de México, no atacan al gobierno de Perú. Porque son gobiernos que se han mantenido en el marco del modelo neoliberal. Nosotros podemos estar orgullosos de nuestra querida América Latina en este siglo XXI, porque algunos de nuestros países, aún en un marco de crisis internacional del capitalismo, en un marco de hegemonía imperial norteamericana, hemos disminuido la desigualdad, hemos disminuido la miseria, hemos disminuido la pobreza. Hemos construido un proceso de integración regional como no hay en ninguna otra parte del mundo. Podemos estar orgullosos de todo lo que hemos hecho. Por eso nos atacan. Si no, no lo harían. Al contrario de nuestro querido México. México se casó con Estados Unidos creyendo que se casaba con una viuda rica. (Risas). Se casó con una viuda quebrada: uno de los epicentros de recesión internacional. El país con mayor grado de consumo de drogas en el mundo por todas las razones que sabemos. El modo de vida norteamericano.

Brasil, Uruguay, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, hemos escogido otro camino. En lugar de la centralidad del ajuste fiscal, la centralidad de las políticas sociales. ¿Qué mejor política podría ser para el continente más desigual del mundo? Priorizar las políticas sociales. Promover los derechos de los más postergados, de los más frágiles, de esos que más han sufrido la dictadura militar en los gobiernos neoliberales. Si tenemos apoyos extraordinarios a lo largo de diez, quince años, es porque tenemos el pueblo con nosotros. Tenemos el reconocimiento y el voto popular porque hemos promovido el derecho de gente que era excluida por el modelo neoliberal. Para el neoliberalismo basta un tercio de nuestros países. Si hubiera una enfermedad brutal que llevara a la muerte a dos tercios de la población, ahí viene el capitalismo neoliberal. Porque es una masa de gente que no son consumidores de sus shopping centers, no son mano de obra altamente calificada para sus industrias. Sin embargo, lo que hemos hecho es incorporar a toda la población de Ecuador, de Bolivia, de Venezuela, de Uruguay, de Brasil y Argentina a nuestros gobiernos. A nuestros presupuestos. A nuestras luchas políticas. Eso es insoportable. Por eso hemos ganado una, dos, tres (elecciones) y seguiremos ganando. (Aplausos). Por eso, el temor era que gente de “otro tipo”, como Evo Morales o como Lula, no lograra siquiera gobernar. Hoy tienen miedo, como dice Evo, de que no (se vayan) nunca más. Tienen pánico. Ahí está la desesperación de la derecha brasileña, porque miran el horizonte y ven a Lula en 2018. Entonces claro que están asustados. No basta perder una vez, dos veces, tres, cuatro veces, con su más querido cuadro, el más importante y conocido sociólogo brasileño, Fernando Henrique Cardoso. Cuando el nuevo dirigente del PSOE (se refiere a Pedro Sánchez) vino a América Latina a buscar alternativas para renovar su imagen, para no copiar la vieja imagen de Felipe González, ¿con quién se entrevistó? ¿Con Fernando Henrique Cardoso? No. Se entrevistó con Lula. Porque sabe que ese hombre representa la lucha contra el hambre, la recuperación del desarrollo económico en la distribución de la renta. Entonces América Latina hizo avances fundamentales: prioridad de las políticas sociales y no del ajuste fiscal. Prioridad de los procesos de integración regional, intercambio sur-sur, y no tratados de libre comercio con Estados Unidos. Ahí está México. Ahí, los veinte años de balance del NAFTA. ¿Qué es lo que trajo a México? Más miseria, más desigualdad, más tráfico de drogas.

Decía que hemos optado no por la centralidad del mercado. Hemos rescatado el Estado como agente activo de desarrollo económico y de garantía de derechos sociales. Por eso tenemos hoy una capacidad de resistencia a la crisis internacional. El capitalismo vive en su centro la más prolongada y profunda crisis desde el ‘29. En otras circunstancias, hubiéramos estado en recesión profunda y prolongada como ellos. Qué cuadro triste ver a Europa, que había construido el generoso marco del estado de bienestar social, destruirlo y de la manera más cruel. Castigando a los más frágiles, a los sidosos, a los inmigrantes, a los niños, a las mujeres. Mientras tanto, nosotros tenemos que resistir a la crisis. No hemos entrado en recesión. Bajamos, sí, nuestro nivel de crecimiento, porque nos falta la demanda del centro del capitalismo. Pero tenemos otro tipo de demanda. Tenemos la demanda de Asia, tenemos el intercambio intenso de nuestros países por los procesos de integración regional. Y, mucho más importante, tenemos la demanda de las capas populares que, con distribución de renta, han ganado capacidad de consumo. Porque, como dice Lula, el pobre no es el problema, el pobre es la solución: distribuye renta. El pobre no va a depositar su plata en el HSBC, en Suiza. ¿Qué extraño, no? A la derecha le encanta denunciar supuestos casos de corrupción vinculados al Estado. Ése, como es un caso de ellos, de corrupción privada mucho más grande, la esconden, no les interesa… En cambio, el pobre con plata en mano va a consumir, va a generar demanda económica. Va a pagar impuestos, va a generar empleo. Ésa es la dinámica. Nosotros aprendimos con Europa el bienestar social. Con la Europa keynesiana y neokeynesiana, y la aplicamos hoy por acá. No es la austeridad la que lleva a retomar el crecimiento económico. Si lo fuera, Alemania habría comandado la recuperación del crecimiento económico de Europa. Y no es lo que pasa. Lo que pasa con Grecia es, simplemente, algo multiplicado de lo que pasa con todas las políticas de austeridad: 20 % menos de su PBI. Paga cada vez más su deuda y debe cada vez más. Ésa es la política neoliberal que fracasó. Fracasó, pero dejó herencias duras. Nosotros pagamos un precio sobre ella, y de ahí los dilemas actuales que tenemos. Ellos han fracasado con el modelo económico y social. Y por eso nosotros hemos triunfado desde la primera victoria de Hugo Chávez hasta las victorias últimas y las futuras que seguiremos teniendo. Pero tenemos una economía primarizada. Hubo desindustrialización de nuestras economías, apertura a la predatoria competencia internacional. Hubo, además, fragmentación de la sociedad: la mayor parte de la gente dejó de tener contrato de trabajo, cartera de trabajo. Hubo desarticulación de la capacidad de acción del Estado. Y, además, hubo una herencia, la más pesada: una ideología consumista del modo de vida norteamericano. Eso es lo que ellos proponen para nosotros, una utopía para algunos: la utopía del shopping center. La utopía de las marcas de consumo (del) estilo norteamericano a escala mundial. Eso es lo que proponen a nuestra juventud. Ése es el tipo de vida que sólo vale para algunos. En el shopping center nadie tendría prohibida la entrada. Pero, por algún milagroso control, sólo entran los consumidores. No hay pobres. Siempre menciono que una vez, en un shopping center famoso del sur de Río de Janeiro, había un niñito negro. Inmediatamente los de seguridad se abalanzaron sobre él. “¿Qué hace un niñito negro por aquí?”. Y la niñera dijo: “No no, cuidado. Es hijo adoptivo de Caetano Veloso”. “Ah bueno, entonces puede permanecer porque el papá tiene poder de consumo”, respondieron. ¡Es un filtro elitista terrible! Es el tipo de sociedad que ellos tienen para proponernos. Destruye la manufactura local. Destruye la artesanía local, destruye la gastronomía local. Destruye los tipos de vida diferenciados de cada ciudad, de cada región, de cada país. Para que todos consumamos exactamente lo mismo que consumen ellos.

Cuando las personas entran en el shopping center se olvidan de su calle, de su barrio, de su país, de sus problemas. Están conectadas, a través de las marcas, con el circuito de consumo de California, de Japón, etcétera. Y olvidan su mundo. Es lo que llaman un no-lugar. Se dan cuenta de que no hay reloj ni hay ventana, para que uno se olvide del mundo, se olvide del tiempo y quede reducido a un consumidor víctima de las grandes marcas internacionales. Ésa es la mayor batalla que tenemos que dar. Estados Unidos es débil en lo político, en lo económico, incluso en lo militar. Pero es fuerte en ese tipo de proyectos que exporta hacia el mundo. El modo de vida norteamericano sólo puede ser combatido con valores solidarios, humanistas. Nuestras políticas redistributivas de rentas, de promoción de los derechos de los pobres tienen en su seno embriones de ideología humanista, solidaria. Tenemos que ayudar al pueblo a desarrollar esos valores. Cuando ellos los desarrollen, cuando tengan conciencia plena de por qué han mejorado de vida, el proceso será absolutamente irreversible. Estarán protegidos de la propaganda de las marcas, de la propaganda de la televisión privada. La lucha ideológica, de valores, de cultura y sociabilidad es la determinante en los destinos de nuestra sociedad y del mundo contemporáneo. El elemento más fuerte de la hegemonía imperial norteamericana, capitalista y neoliberal es el modo de vida norteamericano, que destruye los derechos, destruye al ciudadano, que es sujeto de derecho, para promover el consumidor. Por lo tanto, selecciona por el poder de compra de la gente. En eso estamos debilitados, estamos desfasados. Tenemos el modelo económico y social latinoamericano de esos países. (Latinoamérica) va a seguir adelante, se va a readecuar. Eso es lo que necesitamos: desarrollo económico y redistribución de renta. Tenemos que desarrollar medios, valores, formas de lucha, para que tengamos una ideología a la altura de las políticas solidarias y humanistas que (estamos poniendo en práctica).

Y tenemos otros problemas por delante. Porque el capitalismo ha exportado, también, la hegemonía del capital especulativo, muy bien llamada por ustedes (los argentinos) “fondos buitres”. Hoy es el sector hegemónico del capitalismo. Antes decían que la economía dejaba de crecer porque había mucha reglamentación, mucha norma. “¡Liberemos el capital para que circule como le de la gana! Va a volver a invertir. Las economías van a volver a crecer y todos ganaremos”. Lindo, ¿no? No fue lo que pasó. Sin trabas, el viejo y siempre nuevo Karl Marx dijo que el capital no está hecho para producir, está hecho para acumular. Si gana más en la bolsa de valores, la especulación financiera va para allá. Porque la tasa de interés es alta, porque tiene liquidez, porque paga poco impuesto. Y es lo que pasó a la escala mundial: una gigantesca transferencia de capitales del sector productivo al sector especulativo. El sector bancario, el sector financiero hoy vive de la especulación. No financia la producción, no financia el consumo, no financia la investigación tecnológica. Vive de compra y venta de papeles. Al final del día pone no sé cuántos ceros, pero no ha generado ni un bien ni un empleo. Al contrario. Es el capital determinante en el mundo de hoy y en nuestras sociedades también. Nuestras economías tienen dificultades para crecer porque la burguesía pone su capital en la especulación financiera y no en la producción. Es el tema central, nuestro hoy en día: cómo reglamentar la circulación de capital especulativo. Cómo fomentar formas de inversión productiva. Cómo inducir un nuevo ciclo de expansión. Porque hay un modelo económico y social que nuestro pueblo aprobó y sigue aprobando, eligiendo y reeligiendo. Desarrollo económico y distribución de renta. Pero al gran capital no le gusta. No le gusta porque no quiere producir para el consumo popular. Quieren producir soja para la exportación, o coches, o poner la plata en el exterior, en paraísos fiscales.

Hay una contradicción en el seno del capitalismo, entre las necesidades y la voluntad política de nuestro pueblo y las decisiones que están en manos del capital privado. Tenemos que encontrar formas de inducirlos, de condicionarlos, de hacer lo que sea posible con la presión popular, con las mayorías políticas que tenemos, para volver a crecer. Tenemos, finalmente, que quebrar la espina dorsal del capital especulativo. Al igual que Argentina tiene y va a derrotar a los fondos buitres, tenemos que derrotar a los fondos buitres en nuestros otros países. Es el tema, la encrucijada más importante. Volver a poner (en movimiento) una dinámica de producción, de generación de bienes, de generación de empleos. Hay otros dilemas que conocemos bastante bien y en Argentina se conocen mejor todavía. La fabricación, como diría Noam Chomsky, de la opinión pública. Fabricación a través de los monopolios mediáticos privados. ¿Quién ha elegido a esa gente para hablar en nombre del país? (Aplausos). Con perdón de la palabra, ¿cuántos votos tuvo esa señora para dirigir el Clarín? Un voto: ¡el de su marido! Y quiere hablar en nombre de Argentina. ¿Cómo puede ser? Ése es un tema fundamental, porque está vinculado al anterior: la disputa de valores, la disputa por la hegemonía. Se trata de quebrar la hegemonía del monopolio privado de los medios de comunicación. Argentina ha avanzado. Uruguay ha avanzado. Ecuador ha avanzado. Bolivia ha avanzado. Venezuela ha avanzado. En Brasil, casi se perdió la elección porque Brasil no ha avanzado nada, hasta ahora, en la democratización de los medios de comunicación. Casi se pagó un precio irreversible por todo ello. Al parecer, (sin embargo), se ha aprendido de eso. Al parecer se va a avanzar en esa dirección. Sin eso no habrá democracia. No queremos que nadie deje de hablar. Esa señora podrá seguir escribiendo sus editoriales con sus asesores. Queremos que mucha más gente, que todos puedan escribir las suyas. Que todos puedan decir su palabra. Que todas puedan contradecirla. Es otro tema esencial para América Latina. No habrá democracia sin la democratización de la formación de la opinión pública. (Aplausos).

Somos sociedades plurales. Somos sociedades que tenemos miles de voces distintas y tenemos que hacerlas oír. Entonces, vivimos un momento de dilemas, de encrucijadas. Por eso el crecimiento económico disminuyó, por eso hay crisis políticas internas en algunos de nuestros países. No son las primeras ni serán las últimas. Tenemos que fortalecer la construcción de la hegemonía post neoliberal en América Latina. Y allí vamos.

El último tema, absolutamente indispensable, es la integración regional. No vamos a poder nunca resistir a nivel individual los empujes recesivos del capitalismo internacional. A las ofensivas especulativas. En el MERCOSUR, en particular, tenemos una gran homogeneidad con el ingreso de Venezuela, de Ecuador, de Bolivia. Sólo podemos avanzar, a partir de ahora, para superar la primarización de nuestra economía construyendo nuevos inicios de desarrollo industrial, de desarrollo tecnológico. Tenemos capitales. Tenemos el Banco del Sur. Tenemos el Banco de Desarrollo de los Brics, felizmente. Tenemos tecnología, tenemos personal calificado. Tenemos proyectos. Es nuestra responsabilidad hoy en día organizar proyectos de desarrollo no a nivel nacional, sino a nivel regional. Proyectos que no sean sólo de desarrollo económico, sino de creación de nuevas economías latinoamericanas. Creación de mecanismos dinámicos, basados en los recursos que sí tenemos. En la tecnología que sí tenemos.

Esto tiene que ser una obligación indispensable a partir de ahora. Sólo así podremos, efectivamente, superar esas inestabilidades promovidas por la especulación financiera, por los fondos buitres. No obstante, estamos contentos. En un mundo en crisis, recesivo, de retrocesos enormes, resistimos. En estos países por lo menos, resistimos. Resistimos bien. Con orgullo. Con democracia. Con apoyo popular. Con líderes extraordinarios. ¿Qué continente del mundo puede tener a la vez, dirigiendo sus países, a tres mujeres que han resistido la dictadura militar como Michelle Bachelet, como Dilma Rousseff, como Cristina Kirchner? ¿Qué país puede tener en su presidencia, como hubo recién hace poco, dos presidentes duramente torturados por la dictadura militar: Pepe Mujica y Dilma Rousseff? Que no se han quebrado. Que no han desistido. Que no han cambiado de lado. Cambiaron la forma de lucha, pero siguen en el mismo campo. En el campo popular, el campo democrático, el campo anti neoliberal.

Termino ahora. Algunos países llegaron al siglo XXI sometidos: los que mantienen el modelo neoliberal. Los que están saliendo del modelo, llegamos soberanos. Llegamos unidos, como dijo Juan Domingo Perón. Muchas gracias.

 

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