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Nacional

Glosas a la valoración de ETB por Carlos Caballero

Por Aurelio Suárez Montoya  

En la edición de El Tiempo del 15 de mayo, Carlos Caballero tituló su columna “ETB no es una joya sino…un lastre”. Los fundamentos son que las joyas no pierden valor y, según él –retomando el método de valoración de un periodista de Semana–, la empresa lo ha perdido. Agrega que ETB está atrasada tecnológicamente y que por los escasos recursos financieros del Distrito se justifica, haciendo un símil con la venta de Isagen, que el producto de su enajenación se destine a inversión social y a vías.

De la parrafada contra ETB no se sabe qué es peor: si el desconocimiento de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá o el método burdo para valorarla o la arbitraria comparación con la ingrata subasta de uno de Isagen.

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Por Aurelio Suárez Montoya  

En la edición de El Tiempo del 15 de mayo, Carlos Caballero tituló su columna “ETB no es una joya sino…un lastre”. Los fundamentos son que las joyas no pierden valor y, según él –retomando el método de valoración de un periodista de Semana–, la empresa lo ha perdido. Agrega que ETB está atrasada tecnológicamente y que por los escasos recursos financieros del Distrito se justifica, haciendo un símil con la venta de Isagen, que el producto de su enajenación se destine a inversión social y a vías.

De la parrafada contra ETB no se sabe qué es peor: si el desconocimiento de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá o el método burdo para valorarla o la arbitraria comparación con la ingrata subasta de uno de Isagen.

Para información del columnista, vale recordar que ETB tiene una nada despreciable red de cobre y una de fibra óptica con capacidad de conectar a 1,2 millones de predios en la ciudad. Con ella ofrece servicios completos de telefonía básica, de televisión con el mayor número de canales en el país, de internet de 25 megas, como ninguno otro, y todo esto –en los estratos sociales medios– al mismo precio que los admirados “operadores privados”. Y ni hablar en los estratos altos, donde las condiciones los doblan en calidad y los precios no llegan a la mitad. ¿Dónde vive Carlos Caballero?

ETB participa en un conjunto de empresas ligadas al sector TIC como Colvatel (prestación y comercialización de bienes y servicios en ese campo), Skynet (de transmisión satelital) y tiene el Data Center más moderno de Colombia, que permite amplio y masivo almacenamiento de datos en la nube garantizando la seguridad de dicha información. Increíble que Caballero escriba sin conocer bien de qué habla, obviando incluso que un estudio de Fedesarrollo de 2015 estableció que la pérdida de bienestar de los consumidores de Colombia por “falta de competencia efectiva” y por “alta concentración del mercado”, en servicios móviles, donde predominan los monopolios a los que ensalza, es de $8 billones anuales y que la OCDE advirtió que el 92% de las conexiones de internet se encuentra en el nivel de velocidad inferior a 4 MB.

Tan disparatado como su descripción de ETB es el método que usa para valorarla, con el que de un plumazo concluye que es un “lastre”, que “pasó de valer 2.000 millones de dólares en 1998 a 798”. Para esto coge la tasa de cambio de entonces, cercana a $1.500, como el divisor de un valor a esa fecha (¿En libros? ¿De mercado?).

En círculos académicos de cierto nivel, la forma correcta de valorar una empresa –y más en casos como éste– es mediante los flujos de caja futuros traídos a valor presente y no el rústico de la división simple de valores por tasa de cambio que utiliza este decano de Uniandes. Hay estudios que, haciendo ese tipo de valoración, dicen que al menos la rentabilidad de ETB será igual o superior a su costo de capital y que, tasando el patrimonio con base en ellos, se acercaría a $4 billones para 2016, teniendo en cuenta que las inversiones de ETB en fibra óptica y en tecnología 4G LTE tienen menos de tres años, que están en estado intermedio, y que debido a que el plan de negocios no incorporó una eficaz estrategia comercial no han empezado a monetizarse al ritmo esperado.

En cuanto al marginamiento del Estado del sector de las telecomunicaciones, Caballero sienta otra falacia. Por la seguridad informática y el desarrollo tecnológico el Estado es indispensable, como se prueba en casi todos los países europeos donde sigue siendo socio importante de las primeras empresas respectivas y en Stokab, de propiedad ciento por ciento de la ciudad de Estocolmo, tenida como el primer nodo TIC del mundo.

Tampoco cabe aquí -como en Isagen- “cambiar un activo por otro activo”. Los colegios se construirían con plata del gobierno nacional, y, en cuanto a la salud y a la niñez, los recursos de la subasta de ETB no serían ni el 2% del valor del Plan de Desarrollo y, si van para invertirlos en vías, para concesionarlas al SITP, por razones conocidas este sistema ha causado al Distrito una rentabilidad promedio en los últimos 4 años del -300%!! ¿Van los recursos a este barril sin fondo?

Los estados financieros de ETB se han alterado: a raíz de la aplicación de las normas contables NIIF, los egresos aparecen insólitamente pasando de $0,9 billón a $1,8 billón en tres años, duplicados, un manipulación igual a la de 2012, cuando se registraron ingresos que no ocurrieron.

En la historia de ETB se cometieron graves errores: La salida a la baja de Comcel y la mala aventura en OLA y también la transacción reciente de las acciones de TIGO en 40 millones de dólares menos (acorde con el avalúo de la banca de inversión) o la especulación bursátil cuando el alcalde Moreno buscó “socio estratégico”. Por fortuna no se ha cometido el peor: la venta, agravada si se valora como lo hizo Carlos Caballero, que, para colmo de males, le mereció un trino de felicitación del alcalde Peñalosa.

Portafolio, Bogotá.

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