Nacional
¿Quién le teme a Thomas Piketty?
Por Mauricio Cabrera Galvis
Como era de esperarse, tras el éxito del libro de Piketty (Capital en el siglo 21) aparecieron los críticos de derecha que piensan que la amplia difusión de sus tesis tiene un impacto político peligroso para el sistema capitalista.
Han salido tres clases de críticos. En primer lugar los que tratan de mostrar que las cifras de Piketty están equivocadas y que no existe la tendencia mundial a la mayor concentración del ingreso y la riqueza.
Por Mauricio Cabrera Galvis
Como era de esperarse, tras el éxito del libro de Piketty (Capital en el siglo 21) aparecieron los críticos de derecha que piensan que la amplia difusión de sus tesis tiene un impacto político peligroso para el sistema capitalista.
Han salido tres clases de críticos. En primer lugar los que tratan de mostrar que las cifras de Piketty están equivocadas y que no existe la tendencia mundial a la mayor concentración del ingreso y la riqueza.
Es el caso de Chris Giles, editor económico del Financial Times de Londres quien presenta otros datos para afirmar que en Inglaterra ha mejorado la distribución desde el gobierno de la Tatcher.
No le ha ido bien en el debate a Giles pues la mayoría de académicos y especialistas en el tema han apoyado la seriedad del trabajo estadístico de la obra y la validez de sus conclusiones, aunque tenga algunas inconsistencias y problemas que el mismo autor reconoce.
Un segundo grupo de críticos son los economistas que aceptan la evidencia del mayor enriquecimiento del 1%, pero rechazan la tesis de que esta tendencia sea perjudicial; por el contrario afirman, como lo hace el profesor Mankiw quien fuera el principal asesor económico de Bush, que la concentración de la riqueza a través de las herencias es buena y ayuda al crecimiento económico.
Finalmente están los críticos ideológicos que no se molestan en analizar las cifras o discutir la teoría sino que descalifican al autor con epítetos de marxista o comunista. Es el razonamiento del Wall Street Journal que ante la propuesta de subir los impuestos a los más ricos, afirma sin ninguna sustentación que el libro “no es una obra de análisis económico sino una perorata ideológica”.
¿Por qué la necesidad de la derecha en desacreditar a Piketty con un desespero que no tuvo con otros economistas que desde hace más de 20 años vienen mostrando el deterioro en la distribución del ingreso? Para Krugman estas posiciones demuestran “el tamaño del declive moral e intelectual del conservatismo norteamericano”.
Una razón es que Piketty va más allá del análisis del ingreso para enfatizar el papel que tiene la distribución de las rentas del capital como determinante de la desigualdad. Así, sin ser marxista, se aproxima al análisis de Marx sobre la importancia de la propiedad de los medios de producción en la estructura de la sociedad. Más aún, su análisis muestra que la concentración de la riqueza es una tendencia inherente del capitalismo que lo puede destruir, lo cual es una herejía para el dogma del mercado libre y eficiente.
Otra razón es su tesis del predominio del “capitalismo patrimonial”, esa degeneración del sistema en que una gran parte de la riqueza no se crea por el trabajo de los emprendedores sino que se hereda o se logra especulando o recibiendo unos enormes salarios sin ninguna relación con lo que producen esos afortunados. Según Krugman así se “destruye uno de los mitos más queridos por los conservadores, que es la insistencia en que vivimos en una meritocracia en que las grandes fortunas son bien ganadas y merecidas”.