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Justicia colombiana: “rey de burlas”

Por José Arlex Arias Arias  

En la lógica de la democracia burguesa, el estado social de derecho está diseñado para colmar de privilegios a quienes son los patrocinadores de dicho modelo político y social. No de otra forma se entienden las increíbles gabelas que muchos sectores, tanto de la economía como de la política,

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Por José Arlex Arias Arias  

En la lógica de la democracia burguesa, el estado social de derecho está diseñado para colmar de privilegios a quienes son los patrocinadores de dicho modelo político y social. No de otra forma se entienden las increíbles gabelas que muchos sectores, tanto de la economía como de la política,

usufructúan gracias al diseño de una arquitectura institucional que les favorece en absoluto.

Si bien es cierto que la Constitución Política Colombiana vigente desde 1991 contiene algunos espacios participativos importantes, es mucho más cierto que en lo económico y social en ella se encuentra todo el marco jurídico para la implementación del modelo neoliberal. La misma es portadora de todas las bases para la privatización de los derechos fundamentales, esenciales y económicos; pero además, la enajenación de una institución como el Banco de la República, a quien dejaron, en la práctica, sin funciones de emisión de dinero, entregando nuestra soberanía nacional.

Todos esos beneficios llegan a esos grupos de poder que son los ostentadores de este tipo de democracia; pero para ellos no es suficiente. De ahí que en estas casi dos décadas y media de vigencia de dicha Constitución hayan impulsado múltiples enmiendas constitucionales que profundizan aún más el modelo neoliberal y la entrega de todo tipo de recursos del país. De la misma forma, adecuan también las normas legales que les permitan el saqueo de la Nación sin que se tipifique ningún tipo de delito, mientras se hace más severa la legislación para otras transgresiones que afectan en especial a la población del común.

Como este modelo económico trae consigo la exasperación de la corrupción, lleva además a los gobernantes al despotismo: estos caen en unos escándalos y conductas criminales tan evidentes, que terminan inmiscuyéndose en los asuntos de la justicia, ejerciendo presiones y maltratando a sus operadores, desacreditando a jueces y tribunales, desacatando sus fallos y en últimas “colocando pies en polvorosa” cuando las sentencias les son adversas y esos mecanismos de presión no han rendido sus frutos. Esta es una historia reiterada en los gobiernos neoliberales de Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos. A todos se les vio tratando de asumir funciones de jueces.

La situación se agudiza. Mientras las cárceles se colman de presos –muchos inocentes y otros por delitos menores– después de que en su gobierno Uribe diera órdenes para que se pusiera presos a funcionarios de menor rango, ahora trata de encubrir –mediante la discusión de las sentencias– las fechorías de sus “altos dignatarios” que en los casos de la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado, se exilia haciéndose pasar como perseguida política, el ex Alto Asesor para la Paz, Luis Carlos Restrepo, quien salió del país huyéndole a la justicia o del exministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, quien siguió el ejemplo de los anteriores; o la actual Contralora, Sandra Morelli, quien desacata los llamados de la Fiscalía. La justicia dejó volar a estos prófugos, lo que contrasta con la saña con que juzga a quien se roba una gallina, una chocolatina o algo para comer. ¡La justicia, todo un rey de burlas!

arlexariasarias@yahoo.com

Cartagena, 28 de julio de 2014.

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