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Llega la versión europea del ALCA

Tragedia histórica

Por Carlos Bianco *, http://bilaterals.org/, septiembre de 2017

Desde el intercambio de ofertas que tuviera lugar en mayo de 2016, se han producido importantes avances en la negociación para la conformación de un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. En el caso del bloque sudamericano las negociaciones se han realizado en absoluto secreto y con una total falta de transparencia respecto de la sociedad civil. La falta de información se mantiene a pesar de las promesas de la ex Canciller Susana Malcorra de compartir datos con legisladores nacionales así como del compromiso asumido por distintos funcionarios de alto rango del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino con las cámaras industriales y las centrales sindicales, en ambos casos preocupadas con respecto a los impactos del acuerdo sobre la producción y el empleo.

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Tragedia histórica

Por Carlos Bianco *, http://bilaterals.org/, septiembre de 2017

Desde el intercambio de ofertas que tuviera lugar en mayo de 2016, se han producido importantes avances en la negociación para la conformación de un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. En el caso del bloque sudamericano las negociaciones se han realizado en absoluto secreto y con una total falta de transparencia respecto de la sociedad civil. La falta de información se mantiene a pesar de las promesas de la ex Canciller Susana Malcorra de compartir datos con legisladores nacionales así como del compromiso asumido por distintos funcionarios de alto rango del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino con las cámaras industriales y las centrales sindicales, en ambos casos preocupadas con respecto a los impactos del acuerdo sobre la producción y el empleo.

¿A qué responde ese secretismo y opacidad en las negociaciones? Fundamentalmente a que, bajo las condiciones actuales de negociación, se trata de un pésimo acuerdo para Mercosur en general y para Argentina en particular. Ello responde a que durante la negociación se han impuesto los intereses de UE de diversas formas: 1) al excluir de la negociación a las carnes bovinas, el biodiesel y el etanol, productos que concentran las mayores oportunidades para Mercosur; 2) al definir una serie de productos “ultrasensibles” dentro del universo agrícola, para los cuales UE va a presentar su oferta de liberalización una vez que se hayan definido las elecciones presidenciales en Alemania; 3) al incluir nuevos temas de negociación de interés de UE, tales como “comercio y desarrollo”, “comercio electrónico”, “empresas estatales”, “materias primas y energía”, “pequeñas y medianas empresas” y “subsidios”; 4) al imponer la inclusión de múltiples cláusulas que exceden los compromisos aceptados por los países de Mercosur en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC); y 5) al obligar al bloque regional a que flexibilice crecientemente sus posiciones originales a favor de un acuerdo más equilibrado.

En suma, Mercosur se encuentra realizando múltiples concesiones en la negociación ante una región profundamente más desarrollada, por lo que de cerrarse el acuerdo se reducirán brutalmente los márgenes aplicables de políticas industriales, comerciales y tecnológicas. Los análisis de impacto existentes muestran que la eventual firma del acuerdo generará resultados comerciales positivos sólo en el caso de UE, mientras que Mercosur se verá perjudicado por un mayor déficit comercial bilateral y por la reprimarización de su producción y su oferta exportable, allende la consabida inundación de productos industriales de media y alta tecnología provenientes de Europa.

Los funcionarios del gobierno argentino reconocen sotto voce que se trata de un acuerdo nada beneficioso para el país en términos comerciales. Sin embargo, la definición política al más alto nivel es la de firmar a cualquier costo el acuerdo con un doble objetivo: por un lado, fortalecer la “señal política” de que Argentina se acopla al mundo a través de la firma de acuerdos de libre comercio; por el otro, esperar ingenuamente que este mal acuerdo en términos comerciales provoque la añorada “lluvia de inversiones”.

Doce años después de que se produjera el rechazo a la conformación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), nos encontramos en un punto similar. Si bien la negociación entre Mercosur y UE no tiene la misma connotación negativa –sólo por no estar involucrado en la negociación Estados Unidos, el más claro exponente del neoliberalismo mundial– el repaso detallado de sus capítulos y sus cláusulas nos lleva a concluir que se trata en términos objetivos de un acuerdo tremendamente ambicioso, que excede claramente los temas estrictamente comerciales, y que se lo puede considerar como aún más nocivo que el ALCA para las posibilidades de desarrollo futuro de la región.

Estamos ante la consumación en tiempo real de una tragedia histórica para las posibilidades de industrialización y desarrollo futuro de Argentina, con consecuencias que serán irreversibles sobre el tejido industrial y la posibilidad de generar empleo de calidad y bien remunerado.

 

* Docente investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA de los Trabajadores.

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