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Los bobos son otros

Por Octavio Quintero  

“Solo los bobos no cambian de opinión cuando las circunstancias cambian”… Fue la muy célebre frase del presidente Santos en los finales de su campaña presidencial del 2010 que, por coincidencia, vuelve y juega al final de la campaña por la reelección.
 

Así de sencillo: esa ambivalencia que

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Por Octavio Quintero  

“Solo los bobos no cambian de opinión cuando las circunstancias cambian”… Fue la muy célebre frase del presidente Santos en los finales de su campaña presidencial del 2010 que, por coincidencia, vuelve y juega al final de la campaña por la reelección.
 

Así de sencillo: esa ambivalencia que

en reiteradas oportunidades le hemos señalado al ordenamiento jurídico nacional, desde la misma Constitución en adelante, le ha permitido al presidente Santos cambiar de opinión en torno al caso Petro, y proceder a su destitución en raudo cumplimiento a la sentencia del procurador.
 

La decisión del Presidente es el colofón de una comedia –no novela—que se orquestó desde la extrema derecha; la misma que el Presidente señala como “enemiga de la paz”, a la que le acaba de ofrendar la cabeza de Petro en bandeja de guerra.
 

Cambió de opinión el Presidente – que no es bobo. Nada más, en diciembre pasado, había dicho públicamente, que si la Comisión Interamericana de Derechos Humanos protegía a Petro, acataría la decisión porque estaba obligado a cumplirla. Y la única obligación que tenía para entonces el Presidente era mejorar su deteriorada imagen pública, arrastrada por el suelo frente a ese tal paro agrario que no existía.
 

La imagen del Presidente no es que haya cambiado mucho, pero las circunstancias electorales sí… La derecha quiere carne y el cocinero se la ha servido de la “mesa de Bogotá”, a cambio de la “mesa de la Habana”.
 

El gambito es suculento a los propósitos del régimen:
 

1. Tal como están las cosas, amenaza más al régimen, Petro desde las urnas que las Farc desde el monte. Es preferible seguir matando “terroristas” en los campos que lidiar con insurgencias urbanas, y más si arrancan desde la capital.
 

2. Las pasadas elecciones parlamentarias mostraron un país volcado a la derecha, fortalecida con el surgimiento del Centro Democrático y ese conservatismo que, convertido en bisagra, gana como en el juego del trique, tanto si se mueve hacia arriba como si se mueve hacia abajo.
 

3. Una suculenta mermelada que le ha permitido a Cambio Radical hacerse a otros dos senadores con el cuento (entre otros) de las 100.000 casas “gratis”.
 

4. El surgimiento de Peñalosa como candidato presidencial que, según las encuestas, perdería con Santos en primera vuelta pero le ganaría en segunda… Como quién dice, todo quedaría en casa.
 

A los intereses de este régimen derechista que impera en Colombia, hoy Petro, y mañana cualquier otra figura no grata que se cuele al ágape, le talla como piedra en el zapato.
 

A Petro hoy, y a la democracia de Bogotá que lo eligió, la cohorte estatal le ha negado sus derechos políticos.
 

Hoy, a la oposición al régimen, solo le queda por aprender la infeliz enseñanza del Presidente:
 

“Solo los bobos no cambian cuando las circunstancias cambian”…

20 de marzo de 2014.

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