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Los dioses deben estar locos

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los dioses del mercado libre eficiente y racional deben estar locos. Por lo menos los dioses del mercado cambiario, porque lo que están haciendo con el precio del dólar es contrario a todos sus credos y preceptos.

Después de alcanzar un máximo de $2.050 a principios del año, la tasa de cambio se ha desplomado a $1.850 y hoy está en nivel similar al que tenía en mayo del 2013 cuando Estados Unidos anunció la reducción de su enorme emisión de dólares y produjo una devaluación de la mayoría de las otras monedas del mundo.

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

Los dioses del mercado libre eficiente y racional deben estar locos. Por lo menos los dioses del mercado cambiario, porque lo que están haciendo con el precio del dólar es contrario a todos sus credos y preceptos.

Después de alcanzar un máximo de $2.050 a principios del año, la tasa de cambio se ha desplomado a $1.850 y hoy está en nivel similar al que tenía en mayo del 2013 cuando Estados Unidos anunció la reducción de su enorme emisión de dólares y produjo una devaluación de la mayoría de las otras monedas del mundo.

En otros países de la región con buenos indicadores macroeconómicos la tendencia ha sido muy diferente. Por ejemplo en el mismo período el peso chileno se ha devaluado 16%, el real brasileño 10%, el peso mexicano y el sol peruano 6%; en otras latitudes Turquía también ha devaluado su moneda en 16%.

La explicación a lo que pasa en Colombia parece ser muy clara: uno de los grandes sacerdotes del mercado (el banco JP Morgan) ha mandado una señal de mejorar su confianza en el país y a los inversionistas extranjeros les han bajado los impuestos, de manera que están llegando muchos capitales golondrina para hacer inversiones de corto plazo.

En efecto, hasta Junio han entrado USD 6.265 millones de “inversiones de portafolio”, que es 4 veces la suma que entró en el 2012, y USD 3.500 millones más que el año pasado. Entonces los dioses estarían muy cuerdos y el mercado parece ser racional, pues con esa abundancia de dólares el precio tiene que caer.

Sin embargo se supone que los dioses del mercado también anticipan el futuro y actúan con base en expectativas racionales y no solo por las tendencias de corto plazo. Y todas las perspectivas hacia el futuro muestran una relativa escasez de dólares que podría inclusive inducir una abrupta devaluación del peso.

A pesar de la bonanza petrolera y minera, las importaciones de bienes ya valen más que las exportaciones y por primera vez en muchos años el comercio exterior de Colombia, arrojó un saldo negativo de USD 250 millones en el primer trimestre de este año.

La cuenta corriente de la Balanza de Pagos está en déficit desde hace más de una década y, lo que es más preocupante, este déficit es creciente. En el 2012 fue de 3.1% del PIB, en el 2013 subió a 3.4%, y hasta marzo de esta año llegó a 4.6%, por encima de la proyección más pesimista del Banco de la República; si continúan estas tendencias, ANIF estima que para el año 2020 este déficit puede llegar a 5.5% del PIB.

Este déficit se ha financiado con ingresos de capital y, como consecuencia los pasivos externos del país (netos de activos internacionales) han llegado a USD 110.000 millones, que es casi 4 veces el monto de pasivos de hace una década. Por supuesto estos pasivos no son gratis sino que generan pagos al exterior –por intereses y dividendos- que cada vez son mayores.

Si los fundamentales de la economía apuntan a una mayor demanda de dólares y por consiguiente a la devaluación, ¿por qué siguen entrando ahora dólares? ¿Será que los dioses del mercado saben algo que los mortales ignoramos, o solo piensan que cuando cambien los vientos podrán actuar rápido y sacar los dólares antes de la devaluación?

En todo caso lo que nos espera es una gran volatilidad de la tasa de cambio por la mayor vulnerabilidad externa de la economía.

 

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