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Nacional

Los dueños de la prensa son pocos

Por Roberto Follari  

La libertad de prensa es necesaria, pero es para pocos. La libertad de expresión es imprescindible, y debe ser para todos. La libertad de prensa existe, sin restricciones importantes, hoy en toda Latinoamérica (donde ahora se viven democracias; esa libertad fue afectada frontalmente durante previas dictaduras).

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Por Roberto Follari  

La libertad de prensa es necesaria, pero es para pocos. La libertad de expresión es imprescindible, y debe ser para todos. La libertad de prensa existe, sin restricciones importantes, hoy en toda Latinoamérica (donde ahora se viven democracias; esa libertad fue afectada frontalmente durante previas dictaduras). La libertad de expresión para todos sobrevendrá cuando haya multiplicidad de medios de emisión, que compitan con los pocos actuales dueños de los medios. Es decir: los actuales depositarios de la libertad de prensa a menudo resisten tenazmente contra el avance de la libertad de expresión, pues esta les quitaría su actual privilegio en el uso de la palabra.

De tal manera, la cuestión de la libertad de prensa no se define ahora igual que a comienzos del siglo XX. Entonces, los medios eran el ‘cuarto poder’. Ahora a menudo son el primero, o compiten por serlo, corroyendo a menudo el poder político legítimo de los gobiernos de corte popular (con los gobiernos de derecha, en cambio, mayoritariamente guardan buena relación y comparten a menudo posiciones, e incluso a veces hasta arreglos económicos).

Antes de la TV, la prensa era el gran espacio de difusión política; y llegaba a muy pocas personas. Hoy la TV impregna con la imagen, está presente todo el día en todas partes, su transmisión es de alcance planetario. Llega a todos. De tal modo, los medios han incrementado su poder para orientar a su manera la opinión pública. A ello se suma la pérdida de peso identitario y valorativo de parte de las instituciones tradicionales (familia, escuela, iglesias, ideologías), con lo cual los medios operan sobre un espacio semivacío, en cierto sentido virgen, poniendo una fuerte impronta propia sobre subjetividades y opiniones.

De tal modo, no persisten hoy las condiciones que llevaban solo a proteger (con el concepto de libertad de prensa) a los medios en relación con las presiones de los gobiernos. Esa protección debe sostenerse, pero a la vez hay que proteger a los gobiernos populares de la presión desmedida de los medios. Y para ello es que se buscan hoy nuevas formas necesarias de regulación democrática.

A la vez que ello, los gobiernos con orientación popular en el subcontinente buscan amplificar el derecho a la palabra, por vía de que haya medios estatales -que no es igual a gubernativos- y comunitarios en gran cantidad y calidad. Estamos aún muy lejos de eso, pero cuando se logre, será el momento de afirmar que, por primera vez en el subcontinente -y quizá también a nivel mundial-, se estaría haciendo caso cierto al derecho universal de la población a la libre expresión, y al de no ser condicionada unilateralmente por unos pocos propietarios de los espacios de emisión de palabra pública.

El Telégrafo, Ecuador, 9 de mayo de 2014.

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