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Nacional

Los motores del crecimiento

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Cuando se analiza la evolución del PIB es común oír que el ‘jalonador’ del crecimiento es tal o cual sector; a veces la minería o la construcción, otras veces el comercio o el sector financiero, casi nunca la agricultura y en el último trimestre la industria.
Casi siempre son afirmaciones equivocadas pues solo en muy contadas ocasiones estos sectores son los motores del crecimiento; en realidad son más bien como las ruedas del carro de la economía que son impulsadas por los verdaderos motores.

¿Cuáles son esas fuerzas que jalonan el incremento del PIB?

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

Cuando se analiza la evolución del PIB es común oír que el ‘jalonador’ del crecimiento es tal o cual sector; a veces la minería o la construcción, otras veces el comercio o el sector financiero, casi nunca la agricultura y en el último trimestre la industria.
Casi siempre son afirmaciones equivocadas pues solo en muy contadas ocasiones estos sectores son los motores del crecimiento; en realidad son más bien como las ruedas del carro de la economía que son impulsadas por los verdaderos motores.

¿Cuáles son esas fuerzas que jalonan el incremento del PIB?

Desde una perspectiva keynesiana, cuando el aparato productivo funciona en condiciones de debilidad de la demanda y exceso de oferta -como es el caso actual y lo ha sido en Colombia desde la recesión de finales del siglo pasado- las fuerzas que jalonan el crecimiento son los componentes de la demanda: el consumo interno, el gasto del gobierno, la inversión privada y las exportaciones.

Así por ejemplo, si la industria aumenta su producción es porque hay quién compre sus productos; no basta con que Reficar entre en operación si no bajan las importaciones de combustibles refinados; los constructores de vivienda VIS y carreteras 4G necesitan un ‘comprador’ que pague por ellas, en este caso el gobierno; el comercio y el sector financiero solo crecen si hay consumidores dispuestos a comprar los bienes y servicios que ofrecen.

En esta óptica son muy preocupantes los datos del Dane sobre el PIB del primer trimestre, no solo porque la tasa de crecimiento anual de 2,5% es la más baja desde la crisis financiera de 2008, sino porque todos los componentes de la demanda crecen todavía menos, señalando un gran debilitamiento de los motores de la economía.

En efecto, el total de la Demanda Interna solo crece 1,3%, y es positivo solo porque el consumo de los hogares mantiene algún impulso al crecer 3,5%, pues el consumo del gobierno solo se incrementa 1,6% y la Inversión pública y privada cae (¡sí, disminuye!) 4,8%.

En todos los años de este siglo, con excepción del 2009, la Demanda Interna creció más que el PIB pues el gran aumento de las importaciones por la apertura hacia adentro era un freno al crecimiento. Este año el PIB, es decir la producción nacional, aumenta más que las compras internas por el impulso que le está dando a la economía la devaluación del peso que incrementa la Demanda Externa Neta por dos vías: la sustitución de importaciones y el estímulo a las exportaciones.

A pesar de la caída de los precios del petróleo, las ventas al exterior están creciendo más que la demanda interna (2,1%) y por primera vez en muchos años las importaciones disminuyen 1,5%, Esto significa que aunque los consumidores y el gobierno han reducido el gasto en bienes importados, lo han aumentado en bienes nacionales.

No pinta bien el resto del año y será difícil llegar al 3% esperado por el gobierno, porque el aumento de tasas de interés del Banco de la República y el recorte de gasto público por el déficit fiscal van a frenar más la demanda interna y no se espera más devaluación acelerada que mejore la demanda externa.

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