Nacional
¿Más “elefantes blancos”?
Por Eudoro Álvarez Cohecha
Sobre la carretera que conduce a Puerto Gaitán, adelante de Puerto López, en plena altillanura metense, cualesquier viajero desprevenido se topa de repente con una construcción que lo pone sobre alerta acerca de la presencia de un complejo agroindustrial de gran envergadura que se halla rodeado de una plantación extensa de caña de azúcar, que seguramente convence al transeúnte que se trata de algo en grande; si de golpe su viaje coincide con la hora de salida de los operarios que construyen la obra y se ve afectado por los trancones que se generan por la coincidencia de los tracto camiones que transportan crudo proveniente de Rubiales y los más de cuarenta buses que transportan los obreros, termina convencido de que algo significativo está ocurriendo en la región.
Por Eudoro Álvarez Cohecha
Sobre la carretera que conduce a Puerto Gaitán, adelante de Puerto López, en plena altillanura metense, cualesquier viajero desprevenido se topa de repente con una construcción que lo pone sobre alerta acerca de la presencia de un complejo agroindustrial de gran envergadura que se halla rodeado de una plantación extensa de caña de azúcar, que seguramente convence al transeúnte que se trata de algo en grande; si de golpe su viaje coincide con la hora de salida de los operarios que construyen la obra y se ve afectado por los trancones que se generan por la coincidencia de los tracto camiones que transportan crudo proveniente de Rubiales y los más de cuarenta buses que transportan los obreros, termina convencido de que algo significativo está ocurriendo en la región.
Efectivamente, según Juan Moreno, de El Espectador, se trata del complejo que construye Ecopetrol, mediante su subsidiaria Bioenergy, por un valor inicial de 340 millones de dólares – más del doble del presupuesto anual de Villavicencio -, que proyecta producir 480 mil litros de etanol, diarios – cantidad similar a la generada por los ingenios azucareros del Valle del cauca, que surten el País -, para sustituir gasolina, ante la crisis que se prevé por el agotamiento del petróleo, principal fuente energética global desde el siglo XIX. Tal la magnitud del propósito.
A tan plausible iniciativa le surgen varios interrogantes y cuestionamientos, más cuando se trata de dineros de Ecopetrol, mayoritariamente de propiedad de la nación. Lo primero es qué hacer ante la disminución drástica de los precios del petróleo y la necesidad de subsidiar consiguientemente el etanol que se agrega a la gasolina, en sumas superiores a las que ya se destinan con tal fin; adicionalmente, en el TLC con Estados Unidos, el etanol no se excluyó de la negociación y ahora que esa superpotencia es la principal productora mundial, estará dispuesta a eximirnos de la presión para que se le compre el biocombustible producido a muchísimo menor precio que el nacional?
“La otra pata que le nace” al proyecto es el del sobrecosto; según la fuente periodística anotada, este ya es de 410 millones de dólares – casi el doble del presupuesto del Meta -. Para un observador desprevenido, aterra que sumas tan considerables se derrochen o lo que es peor se pierdan, por errores o malos manejos por parte de quienes a nombre de los colombianos están a cargo del interés nacional, con el altísimo grado de irresponsabilidad cual parece ser el caso reseñado, que al decir del senador Iván Duque parece ser otro “elefante blanco” de los que nos tienen acostumbrados los malos gobernantes que inexplicablemente reelegimos equivocadamente.
Villavicencio.