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Nubarrones externos

Por Mauricio Cabrera Galvis  

En medio de la complacencia oficial por los resultados en materia de indicadores económicos como el crecimiento del PIB o la disminución del desempleo, se ha prestado poca atención a los nubarrones que aparecen en el frente externo de la economía. No es todavía una tormenta pero si hay vientos

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

En medio de la complacencia oficial por los resultados en materia de indicadores económicos como el crecimiento del PIB o la disminución del desempleo, se ha prestado poca atención a los nubarrones que aparecen en el frente externo de la economía. No es todavía una tormenta pero si hay vientos que ya están soplando en contra.

Sigue creciendo el balance negativo de nuestras transacciones de bienes y servicios con el exterior, medido en el creciente déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos que el año pasado llegó a US$12.722 millones equivalentes al 3,4% del PIB. Hace 10 años este déficit solo era de US$911 millones o 0.8% del PIB.

Dentro de este total es preocupante la tendencia del comercio de bienes pues, a pesar de la bonanza de los hidrocarburos, sigue disminuyendo el amplio superávit que acumulamos. En el 2011 vendimos al exterior US$6,148 millones más de los que importamos; en el 2012 este superávit se redujo a US$4.744 millones y el año pasado a US$2.832 millones (una caída del 40%). Las primeras cifras del año indican que la reducción va a continuar.

Debe ser motivo de alarma que en el 2013 las exportaciones hayan caído 3%, y que en los dos primeros meses de este año disminuyan 4.6%, sobre todo cuando el supuesto objetivo de la estrategia de firmar los TLC a la topa tolondra era el de aumentar las ventas al exterior.

No es válido explicar la caída en las exportaciones por los menores precios de los hidrocarburos ni la oportuna prohibición a la Drummond para que no siguiera contaminando con carbón la bahía de Santa Marta. Es cierto que en el 2013 las exportaciones de hidrocarburos disminuyeron un poco (2%), pero fue mayor la caída en las exportaciones no tradicionales, que fue del 5.4%.

La tendencia es aún más grave en los dos primeros meses de este año pues, según las cifras del Dane, mientras las ventas al exterior del sector minero se mantuvieron constantes con respecto al mismo período del año pasado, las exportaciones no tradicionales cayeron 14%, y dentro de estas las del sector industrial cayeron 15.8%.

Otra interesante información que muestra el Dane y que confirma estas tendencias, es la de los bienes exportados según la intensidad tecnológica incorporada. Así las ventas de bienes primarios crecieron 0.9% el año pasado y 0.2% en lo corrido de este año, pero las exportaciones de productos industrializados cayeron 2.6% y 9.2% en los mismos períodos. Cada vez somos más dependientes de las materias primas y perdemos terreno en el campo de la tecnología y el valor agregado.

¿Para qué ha servido entonces el TLC con EE.UU.? Hay algunos casos de éxito exportador, pero en conjunto hasta ahora solo ha servido para que les compremos más y vendamos menos, es decir otro caso de “apertura hacia adentro”. Excluyendo los combustibles, las ventas de productos colombianos a ese país cayeron 15.6% el año pasado, y 22.8% en el primer bimestre de este año, mientras que las importaciones aumentaron 13.8% y 5.2% en esos períodos.

Como consecuencia el gobierno de Estados Unidos se ufana de que el déficit comercial que tenían con Colombia se redujo de 8.264 a 3.011 millones de dólares el año pasado, y que este año lo han reducido un 63% adicional.

Si a estos nubarrones se le añade la caída del precio del dólar, que ya va en $1.950 por las equivocadas políticas del Ministerio de Hacienda, puede llegarnos la tormenta perfecta.

6 de abril de 2014.

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