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Obama: ¿un hombre honesto?

Por José Arlex Arias Arias  

El mundo presenta hechos asombrosos, muchos de los cuales pueden superar fácilmente lo que antes era realidad. La dinámica y evolución de los acontecimientos corroboran la dialéctica materialista de Marx y Engels, quienes interpretan la realidad como un proceso material en el que suceden una variedad infinita de fenómenos a partir de otros anteriormente existentes. Por ello, lo que hoy es, mañana es posible que no lo sea. Esto, aplicado en la política puede dar una explicación de por qué el enemigo de hoy puede ser el más grande aliado del futuro.

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Por José Arlex Arias Arias  

El mundo presenta hechos asombrosos, muchos de los cuales pueden superar fácilmente lo que antes era realidad. La dinámica y evolución de los acontecimientos corroboran la dialéctica materialista de Marx y Engels, quienes interpretan la realidad como un proceso material en el que suceden una variedad infinita de fenómenos a partir de otros anteriormente existentes. Por ello, lo que hoy es, mañana es posible que no lo sea. Esto, aplicado en la política puede dar una explicación de por qué el enemigo de hoy puede ser el más grande aliado del futuro.

Según Wikipedia: “La honestidad o también honradez es el valor de decir la verdad, ser decente, justo y honrado… Es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra… Es aquella cualidad por la que la persona se determina a elegir actuar con base en la verdad y auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde)… La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, “son como son” y no existe razón alguna para esconderlo…”

Finalizada la VII Cumbre de las Américas, los analistas se dieron a la tarea de pontificar sobre los ganadores y perdedores, como es lógico, cada uno desde su prisma; cuán más lo hiciera con los ojos capitalistas del neoliberal, designando como ganadores a los presidentes de Cuba –Raúl Castro– y de Estados Unidos –Barack Obama–. El primero, como en las “Republicas Bananeras”, se explayó en elogios hacia el presidente del imperio más potente de la historia de la humanidad.

En su intervención, Raúl Castro –ante la sonrisa incrédula de Obama por sus elogios– le dijo: “Tengo la disposición de continuar con un diálogo respetuoso… Obama es un hombre honesto que no tiene la responsabilidad del bloqueo que se impuso en febrero de 1962… Aprecio como paso positivo que decidiera rápidamente sobre la presencia de Cuba en la lista de terrorismo, en la que nunca debió haber estado… Pero le pido disculpas al presidente Obama, porque él no tiene nada que ver con todo esto”.

Fue un hecho asombroso de la dinámica de la política. Se puede entender que en la estrategia cubana prime su interés en quitarse de encima el detestable aislamiento y embargo económico que le ha impuesto Estados Unidos, pero no hay razón para una actitud rodillona, disculpando la estrategia gringa de avasallamiento a América, a través del Área de Libre Comercio –ALCA–, los Tratados de Libre Comercio, la especulativa deuda externa, aperturas económicas, políticas intervencionistas como la última contra Venezuela, estrategias que han conllevado a la masacre de millones de personas y a otros tantos a morir de inanición. Obama no gobierna en Estados Unidos por ser honesto, sino por defender los intereses de un  imperio. ¡Quien guía un imperio nunca será honesto, decente, justo, ni honrado!

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena de Indias.

 

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