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Oposición Sociópata

Por Mauricio Cabrera Galvis  

Una de las características del comportamiento del sociópata, que va más allá de su incapacidad de sentir empatía por los demás, es el goce por el mal ajeno, la alegría porque al otro le vaya mal o la tristeza porque le va bien. Es peor que la envidia por algo que tiene el otro, pues implica la satisfacción cuando lo pierde; por eso Schopenhauer escribió: “Sentir envidia es humano, sentir placer por la desgracia de otros, demoníaco”.

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Por Mauricio Cabrera Galvis  

Una de las características del comportamiento del sociópata, que va más allá de su incapacidad de sentir empatía por los demás, es el goce por el mal ajeno, la alegría porque al otro le vaya mal o la tristeza porque le va bien. Es peor que la envidia por algo que tiene el otro, pues implica la satisfacción cuando lo pierde; por eso Schopenhauer escribió: “Sentir envidia es humano, sentir placer por la desgracia de otros, demoníaco”.

Psiquiatras y psicólogos conocen bien este trastorno antisocial de la personalidad en los individuos. Sin embargo es un comportamiento que también puede darse en grupos sociales, donde muchas veces no se ve como una anomalía o un problema, como por ejemplo el caso de los hinchas del Barcelona que se alegran y festejan cuando pierde el Real Madrid, o viceversa.

Pero en los grupos sociales no siempre esta patología es inofensiva o folclórica, sino que puede llegar a ser muy dañina, como cuando los hinchas se convierten en barras bravas que atacan a sus contrincantes, porque ya no es la reacción pasiva de alegría ante el mal ajeno sino la agresividad proactiva para causar ese mal.

Algo similar está ocurriendo con la oposición de la extrema derecha al gobierno de Santos, que se ha convertido en una oposición sociópata que se regodea y no puede ocultar su satisfacción ante cada cosa que le sale mal al gobierno.

El caso más evidente son las reacciones ante las vicisitudes del proceso de paz: ante el espantoso asesinato de diez soldados en el Cauca, lo que resaltaba no era el dolor por el sacrificio de esos muchachos sino la satisfacción de confirmar que las Farc no cumplían su palabra y que por eso era necesario suspender las negociaciones.

Y ante el bombardeo que acabó con la vida de 26 guerrilleros no pueden mostrar complacencia por este éxito militar, sino que tratan de minimizarlo diciendo que son bajas sin importancia mientras los jefes siguen impunes en la Habana. Y reciben con agrado la mala noticia del fin del cese unilateral del fuego por parte de las Farc, a pesar de que si se había disminuido los ataques de la guerrilla, porque esto va a dificultar el proceso de paz.

También en lo económico se ven manifestaciones de este comportamiento, como cuando ante la caída del precio del petróleo salen a pregonar las consecuencias negativas sobre el déficit fiscal y el comercio exterior, atribuyendo la culpa al gobierno y sin plantear soluciones. Y si cae el desempleo, en lugar de recibir con agrado la buena noticia salen a cuestionar las cifras y a pronosticar que pronto volverá a aumentar.

Lo más grave de esta oposición sociópata es que, a diferencia de los hinchas del futbol donde la pérdida de un equipo es ganancia para el otro, en la campo de la política cuando pierde el gobierno perdemos todos los colombianos, incluidos los de la oposición. Si fracasan las negociaciones en la Habana, la continuación de la guerra perjudicará a todo el país; si la economía se frena, a todos los colombianos nos irá mal, y especialmente a los más pobres y vulnerables.

Como estos sociópatas de extrema derecha se precian tanto de ser cristianos creyentes y practicantes, conviene recordarles algo que dice la Biblia en el libro de los Proverbios: “No te alegres por la caída de tu enemigo, que tu corazón no goce cuando tropieza; no sea que Yahvé lo vea y no le guste y su enojo se vuelva contra ti.”

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