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Nacional

¿Quién manda a quién?

Por Octavio Quintero  

Muerta la democracia, que viva la democracia. No hay otra: es el menos malo de los sistemas políticos.

Nos hace falta un Montesquieu que nos redefina los poderes que conforman la democracia moderna, pues, a los tres poderes tradicionales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial se suman ahora otros dos: los medios de comunicación y el control social, quizás, superiores a aquellos de su época.

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Por Octavio Quintero  

Muerta la democracia, que viva la democracia. No hay otra: es el menos malo de los sistemas políticos.

Nos hace falta un Montesquieu que nos redefina los poderes que conforman la democracia moderna, pues, a los tres poderes tradicionales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial se suman ahora otros dos: los medios de comunicación y el control social, quizás, superiores a aquellos de su época.

Es probable que, inclusive, puedan ser jerarquizados, ya que los dos últimos aparecidos se han puesto por encima de los tres primeros: los medios de comunicación, debido a su poder de influencia tanto sobre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial como sobre la opinión pública; y el control social, dada su omnipotencia sobre la democracia, cuando decide ejercerla.
 
En las democracias modernas se ve claramente la alianza estratégica que se ha establecido entre los tres poderes tradicionales del Estado, al punto que se han abierto subrepticias puertas giratorias para pasar de un estado de poder al otro sin vergüenza alguna, como la que viene dándose en Colombia en la curiosa reforma política sobre equilibrio de poderes que, para citar un solo ejemplo, restablece la posibilidad de que los parlamentarios en ejercicio puedan pasar a ser ministros en forma consecutiva.
 
Este gran poder, así en alianza, ha cooptado a los más importantes medios de comunicación, especialmente a través del poder económico que de tal suerte se deriva; y, en la misma forma, la corrupción política ha avanzado bien adentro de la sociedad, enervando el control social, al punto que los funcionarios más corruptos de las tres esferas del poder tradicional, son los que predominan en toda elección popular de corporaciones públicas o cargos ejecutivos como Presidente, gobernadores y alcaldes; Congreso, asambleas, concejos y juntas administradoras.
 
De este encierro seudodemocrático solo hay dos salidas, por supuesto democráticas: la evolución de los medios alternativos y la emancipación  del control social que viene dada, precisamente, del grado de evolución de los medios alternativos y de las redes sociales, ya ensayadas en exitosas luchas contra el poder establecido.
 
Es una tarea larga, lenta y ardua… Esto lo deben saber con antelación quienes emprendan el camino, o mejor, los caminos, porque hay muchos, siendo el primero de ellos, la educación en valores sociales a las nuevas generaciones y la capacitación a la gente de ahora en cuestiones de participación ciudadana, el control social y los principios para la conformación de grupos de control social, entre otras cosas, antes de que siga avanzado el desmonte del Estado Social de Derecho contenido en la Constitución del 91…

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