Titulares
‘Soy un echador de tiza’: Jorge Enrique Robledo
El Tiempo
Sin la formalidad de su investidura de Senador y con la tranquilidad del espacio de su hogar, en Bogotá, Jorge Enrique Robledo, el congresista del Polo con mayor reconocimiento nacional, se declaró como un “echador de tiza” y que prefiere estar más en la academia que en el Congreso.
Robledo se ha caracterizado por ser uno de los más fuertes opositores de los dos últimos gobiernos, el de Álvaro Uribe y el de Juan Manuel Santos, y sus denuncias han desatado debates nacionales con alguna repercusión internacional.
El Tiempo
Sin la formalidad de su investidura de Senador y con la tranquilidad del espacio de su hogar, en Bogotá, Jorge Enrique Robledo, el congresista del Polo con mayor reconocimiento nacional, se declaró como un “echador de tiza” y que prefiere estar más en la academia que en el Congreso.
Robledo se ha caracterizado por ser uno de los más fuertes opositores de los dos últimos gobiernos, el de Álvaro Uribe y el de Juan Manuel Santos, y sus denuncias han desatado debates nacionales con alguna repercusión internacional.
No obstante, este congresista, quien encabeza la lista del Polo al Senado para las elecciones del 2014, le gusta dedicar el poco tiempo que tiene libre a dos de las que él mismo califica como sus pasiones: la academia y la arquitectura.
De hecho, Robledo duró más de 20 años como profesor de tiempo completo y se dedicó a enseñar sobre temas relacionados con el diseño y la economía. Cuenta que lo que más le gusta de la academia es el nivel democrático del debate.
“En el Congreso el debate ha ido desapareciendo”, asegura este congresista que en febrero del 2014 cumplirá 64 años. Por eso, agrega casi de inmediato, añora los espacios de discusión que tenía y que incluso aún a veces le abren en las universidades.
“Me hace falta, porque solo he tenido dos trabajos: de profesor y de senador. La vida de la universidad es muy democrática y se dan muchos debates interesantes”, enfatiza Robledo.
Robledo es ibaguereño de nacimiento, manizaleño de crianza y bogotano de formación. Cuando camina por el Congreso, según lo dicen varios de sus colegas y colaboradores de otros legisladores, siempre se le ve serio y concentrado en sus cosas. Dicen algunos que poco sonríe. Debe ser por su dedicación a su trabajo. Pero cuando habla de la academia, se le sale cierta risa nostálgica por lo que, recuerda, fue una muy buena época.
“Es más amable ser profesor que ser senador”, puntualiza mientras augura que, al terminar su carrera congresional, “de pronto vuelva a la universidad a echar tiza”.
Otra de sus grandes pasiones es la arquitectura, de hecho es su profesión, pero especialmente la relacionada con el bareque, un material que él describe así: “Maderas, cañas, en este caso guaduas, y tierras”.
Robledo cuenta que en Manizales hay una importante cantidad de estructuras fabricadas con este material debido a que, según explica, es una ciudad ubicada en una zona con alta actividad sísmica y el bareque, con ciertos procesos, puede resistir ciertos grados de temblores.
“Manizales fue una ciudad muy rica en su momento, porque fue un centro comercial muy grande, y esta gente quería hacer edificios que se parecieran a los de Estados Unidos y Europa; estamos hablando alrededor de 1884”, precisa el Senador al contar desde cuándo se comenzaron a hacer estructuras en bareque en Caldas, a las que han bautizado como “el estilo temblorero”.
Robledo ha escrito varios libros sobre el tema y ha realizado múltiples viajes para investigarlo. Y, por su puesto, ha consumido bastante literatura relacionada con la arquitectura con bareque.
Esta es una faceta poco conocida de uno de los senadores más reconocidos del actual Congreso. Su oposición al Gobierno lo ha mostrado como un hombre serio, no solo en sus debates sino también es su forma de ser, pero decidió abrirle las puertas de su casa en Bogotá a El Tiempo para contarles a los colombianos que tiene otros intereses más allá del Capitolio.
El Tiempo.