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Tradiciones, cultura y salvajismo

Por José Arlex Arias Arias  

Gran polémica ha vivido nuestro país, pero especialmente en El Caribe, en relación con la protección de los animales. Son muchas las denuncias presentadas por casos en los que caballos cocheros son maltratados en un oficio que es de tradición de Cartagena.

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Por José Arlex Arias Arias  

Gran polémica ha vivido nuestro país, pero especialmente en El Caribe, en relación con la protección de los animales. Son muchas las denuncias presentadas por casos en los que caballos cocheros son maltratados en un oficio que es de tradición de Cartagena.

Pero el peor de los acontecimientos sucedió con los albores de este año en Turbaco, en donde un toro fue vilmente sacrificado por unos cuantos enceguecidos criminales que tras guillotinarle, brincaron y saltaron sobre él como si quisieran “matar y comer del muerto”. Este hecho que rechazamos al unísono ha generado todo tipo de debates sobre la abolición de costumbres que son tradiciones de nuestros pueblos.

Según Wikipedia, “los orígenes y la historia de las fiestas en corraleja están en la difusión de la cultura española en América; más atrás se deben buscar en la cultura cretomicénica del Egeo, en la cual el toro era el animal sagrado, representativo del poder y la fuerza, e idealizado en la leyenda del Minotauro. Fue en Creta donde se dieron los primeros espectáculos taurinos…, representados en la fuerza del animal frente a la habilidad y destreza del hombre… Es en España donde la lidia de toros se convierte en un espectáculo que evolucionando llega al toreo moderno o clásico y, dado a sus condiciones geográficas y económicas, permite la adaptación y levante de toros… A la región caribeña colombiana llega desde España este legado a la par del ganado y las costumbres que trajo consigo la conquista de los territorios americanos… El primer lote de ganado vacuno procedente de España entró por Cartagena desde donde fue traído a las sabanas, tal vez por Berruga; algunas de estas reses fueron llevadas a San Benito Abad, donde se funda el primer hato ganadero de las sabanas”. Los rasgos históricos también nos pueden llevar a deducir que es un espectáculo donde terratenientes y grandes ganaderos fomentan las corralejas para congraciarse con el pueblo y disfrutar con el peligro del duelo entre el animal y el ser humano.

“Las tradiciones son la transmisión de generación en generación de hechos, doctrinas, leyes y costumbres que se vuelven normas por los hábitos establecidos o fuentes reveladas”, dice El pequeño Larousse. Así mismo indica que “la cultura es la facultad humana, los conocimientos, las estructuras sociales, las manifestaciones y el vehículo de expresión de una civilización”. Si esas tradiciones se desbordan o se desvían no es por ellas en sí, sino por los diversos factores de su entorno: la violencia del país, la corrupción, la miseria, la pobreza, la negación de derechos fundamentales y sobre todo la falta de protección de la vida y la seguridad del ser humano, que como en el disco del legendario Cresencio Camacho, “no vale ni un plomo”. En esa desigualdad pende la democracia, que en Colombia es de papel, fácilmente demostrable con que es uno de los países más inequitativos del mundo. Es decir, una sociedad a la que se le esquilman los derechos fundamentales es caldo de cultivo para todo tipo de actos de salvajismo –así sea de unos cuantos–, que es a lo cual estamos asistiendo todos los días. Ante esto, ¿con qué responde el Estado? Como siempre, ¡con la sustitución de las tradiciones y la cultura y la restricción de las libertades democráticas!  

arlexariasarias@hotmail.com

Cartagena.

 

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