Internacionales
Tras las elecciones europeas: una alerta suena en el viejo continente
Por Viviana Viera / Palabras al margen
El pasado 25 de mayo fue una fecha decisiva para la Unión Europea con la elección de los 751 diputados que legislarán desde el Parlamento Europeo hasta el 2019. Los resultados reflejaron un castigo a los partidos tradicionales, un aumento de los partidos críticos al proyecto actual de la Unión Europea y una presencia reforzada de los partidos euroescépticos. En una Europa marcada por la crisis económica, social y democrática, el desafío de esta nueva legislatura para el proyecto
Por Viviana Viera / Palabras al margen
El pasado 25 de mayo fue una fecha decisiva para la Unión Europea con la elección de los 751 diputados que legislarán desde el Parlamento Europeo hasta el 2019. Los resultados reflejaron un castigo a los partidos tradicionales, un aumento de los partidos críticos al proyecto actual de la Unión Europea y una presencia reforzada de los partidos euroescépticos. En una Europa marcada por la crisis económica, social y democrática, el desafío de esta nueva legislatura para el proyecto
de integración regional es grande.
La abstención, principal partido de Europa
Las elecciones europeas no tuvieron mucha acogida entre los electores. Pese a la campaña publicitaria “Acción, reacción, decisión”, que costó 16 millones de euros y cuyo objetivo principal era aumentar la participación, la abstención fue en promedio del 57%. Otras iniciativas un poco más agresivas como la del temeroso Voteman1, tampoco tuvieron impacto.
Este Parlamento Europeo fue elegido con solo el 42,5%, la tasa más baja de participación. En países como Eslovaquia, la abstención llega hasta el 87%. Los países del ex bloque soviético son los más recalcitrantes en participar en estas elecciones. Sorprendente en los países grotescamente llamados “PIGS” (Portugal, Irlanda, Grecia y España), donde los pueblos más han sufrido las políticas de austeridad dictadas desde Bruselas, en promedio menos de uno de dos electores salió a votar. Ni siquiera en los países que manejan la UE, la tasa de participación es más elevada: en Alemania y en Francia la abstención también supera el 50%. Solo en los pequeños países de Luxemburgo y Bélgica, donde tradicionalmente el voto es obligatorio, la tasa de abstención es del 10%.
Esta es una Europa en crisis económica, pero también en crisis democrática, que le quita sin duda mucha legitimidad al único órgano de elección popular, que es el Parlamento Europeo.
Retroceso de los partidos tradicionales
Los votantes castigaron a los partidos tradicionales que han gobernado a Europa desde siempre. El partido de la derecha europea EPP (European Peoples Party), que reúne los partidos de Merkel, Sarkozy, Rajoy, entre otros, perdió 53 escaños en esta elección. Lejos de obtener una mayoría absoluta, decidieron entonces aplicar el mismo sistema que en Alemania para co-gobernar Europa entre la derecha y los social-demócratas. En reuniones poco transparentes se acordó que el luxemburgués Jean-Claude Juncker, el más anti-popular de los candidatos, se quedaría con la presidencia ejecutiva de la UE, y el social-demócrata alemán, Martin Schulz, con la presidencia del Parlamento Europeo por 2 años y medio. Después vendría otro EPP para terminar la legislatura.
La Unión Europea de los mercados financieros
El nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, es nada más y nada menos que el ex primer ministro del Ducado de Luxemburgo, país mundialmente famoso por ser un paraíso fiscal, donde las empresas se instalan para blanquear dinero y evadir impuestos. Fue por ejemplo, a través de Luxemburgo, que se hizo todo el menjurje financiero para permitir a empresas nacionales y extranjeras acaparar baldíos colombianos destinados al campesinado sin tierra.
Juncker, ministro de Finanzas desde 1989, fue además el primer presidente del Eurogrupo, donde se coordinan mensualmente las políticas económicas los Ministros de Finanzas de la zona euro. Al mismo tiempo, Juncker ocupó durante 18 años el puesto de primer ministro. Es decir que estuvo en el poder 4 años más que Hugo Chávez. Sin embargo, al financiero europeo no le han cuestionado nunca su legitimidad democrática.
Junker es un profesional de la finanza, mundo en el que se mueve desde hace décadas, y en ese sentido gobernará principalmente al servicio de los bancos y del gran capital.
En una Europa golpeada por las crisis económicas que, no olvidemos, fueron generadas principalmente por la corrupción y la desregulación financiera, nombrar a Juncker para salir de ésta, no es un símbolo de salvación. Todo lo contrario.
Usando la crisis como excusa, la impopular Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo) ha aprovechado para privatizar sectores básicos como la educación, la salud, los servicios públicos, al mismo tiempo que ha obligado a los estados miembros más endeudados a hacer millones de recortes de ayudas sociales y despidos masivos. Cuando la tasa del paro alcanza récores y miles de ciudadanos se quedan sin techo por los desahucios, la Troika ha preferido salvar los bancos y recortar los salarios de los trabajadores. El sueño neoliberal de los grandes capitales.
Al mismo tiempo que la fractura social crece, varios estudios han demostrado un vínculo entre el aumento de los suicidios en los países del Sur de Europa y las políticas de austeridad2. El malestar social ha crecido mucho estos últimos años, pero las primeras posiciones de esta nueva legislatura hacen pensar que esto no ha sido suficiente. Los partidos tradicionales siguen gobernando para una Unión Europea del mercado y no de los pueblos. En este sentido el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, permitirá retroceder en la poca legislación financiera y poner estos bloques regionales al servicio de las grandes empresas trasnacionales como Monsanto.
Crecen en representación los partidos nacionalistas
Desde este punto de vista, es comprensible que esta Unión Europea poco entusiasme a los ciudadanos y de los pocos que votan, cada vez más lo hagan para favorecer partidos de extrema derecha, racistas y nacionalistas que quieren salir de la UE.
Como en Francia, Dinamarca, Inglaterra, Bélgica, donde partidos de extrema derecha se impusieron como el primer partido en las elecciones europeas. Partidos, que como en el caso del “Front National” (Frente Nacional) en Francia, pregonan la salida del euro, acabar con la libre circulación de personas, dividir por 20 la migración regular, expulsar sistemáticamente migrantes indocumentados y prohibir las regularizaciones, al mismo tiempo que atacan el derecho universal al asilo.
Desde el Sur llega un nuevo aire de esperanza
Pero no todos los votos protestatarios fueron para la extrema derecha. Del otro lado del hemiciclo, llegaron al parlamento nuevas caras representativas de los movimientos sociales que claman por cambiar la Europa de la austeridad, por una Europa social y al servicio de los pueblos.
En Grecia, el principal partido fue la coalición de izquierda Syriza, partido anti-austeridad que propone un “New Deal” europeo, borrando gran parte de la deuda externa – como se hizo con Alemania en 1953 – y relanzando el crecimiento y el empleo. Entre sus seis eurodiputados griegos, se encuentran personalidades populares, como Manolis Glezos, de 92 años, reconocido por su heroica resistencia contra la extrema derecha durante la segunda Guerra Mundial, lo que le costó años de prisión, torturas, tres condenas a muerte y una a cadena perpetua. O Konstantina Kouneva, aseadora y sindicalista de origen búlgaro, que al ser atacada con ácido, se convirtió en el símbolo de la explotación de los inmigrantes en Grecia.
En España, la gran sorpresa es sin duda el movimiento de los indignados, quienes después de crear el partido “Podemos”, solo cinco meses antes de las elecciones, lograron llegar con 5 escaños a la eurocámara. Inspirados fuertemente en los gobiernos progresistas latino-americanos, los eurodiputados de “Podemos” son ciudadanos del común, que están tratando de construir una representatividad desde la base y de mano de los movimientos sociales. Limitan su sueldo a tres salarios mínimos españoles (2000€). En su primer día de trabajo en Estrasburgo, los eurodiputados españoles prefirieron intercambiar primero con sindicalistas, defensores de derechos humanos, líderes comunitarios y migrantes de la capital Europea, antes de dirigirse al Parlamento Europeo.
Desde Italia, llega al Parlamento la hija de Altinero Spinelli, uno de los padres de la reforma institucional que permitió dotar al Parlamento Europeo de poderes presupuestales y legislativos. Resistente comunista, Spinelli fue condenado a 16 años bajo el gobierno fascista de Mussolini. Ahora Barbara Spinelli, su hija escritora y periodista, deberá compartir el hemiciclo con la nieta de Mussolini, elegida igualmente eurodiputada.
Gran desafío espera a la Unión Europea para los próximos cinco años. Conciliar el proyecto de integración regional con los intereses de los ciudadanos de sus 28 estados miembros. Ellos y ellas unidos por una historia común de guerras mundiales, genocidios y fascismo. Desde donde nace este bonito proyecto de integración. Un proyecto de Paz. Hoy afectado por las decisiones que han tomado sus líderes, favoreciendo a la Europa de los mercados y no la de los pueblos. Creando un descontento manifiesto en los resultados de las últimas elecciones parlamentarias donde varios partidos nacionalistas, opuestos al proyecto de integración europea han obtenido escaños. Pero desde el otro lado, los ciudadanos afectados por esta Unión Europea del capital para pocos y la austeridad para muchos, se están organizando para retomar el proyecto europeo. Las nuevas caras de ciudadanos que no vienen ni de la eurocracia, ni de los mismos partidos que han llevado a los países de la UE a la crisis, sino héroes populares que se han levantado contra la opresión, los recortes, la falta de transparencia y de democracia.
1 Voteman: https://www.youtube.com/watch?v=FjbBSLZlpsQ&oref=https%3A%2F%2F www.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DFjbBSLZlpsQ&has_verified=1
Palabras al margen, 3 de agosto de 2014.