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Nacional

Uribe/Santos: ¡venga esa mano!

Por Octavio Quintero  

Dejémonos de vainas: se acabó la pantomima electoral de la oposición del Centro Democrático.

Los medios adictos al gobierno insisten en darle el título de “oposición” al Centro Democrático que orienta el expresidente-senador, Álvaro Uribe. No, por favor, el Centro Democrático solo es una disidencia conceptual surgida en torno al proceso de paz –y solo en eso—que orienta el presidente Santos, la cabeza visible de la otra ala política que, juntas, conforman el régimen imperante en Colombia.

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Por Octavio Quintero  

Dejémonos de vainas: se acabó la pantomima electoral de la oposición del Centro Democrático.

Los medios adictos al gobierno insisten en darle el título de “oposición” al Centro Democrático que orienta el expresidente-senador, Álvaro Uribe. No, por favor, el Centro Democrático solo es una disidencia conceptual surgida en torno al proceso de paz –y solo en eso—que orienta el presidente Santos, la cabeza visible de la otra ala política que, juntas, conforman el régimen imperante en Colombia.

Santos-Uribe, o viceversa, son lo mismo. Ya lo dijo antes el senador Robledo, el más importante ideólogo de la izquierda en este momento, tras la lamentable muerte del magistrado Carlos Gaviria.

El acercamiento en los últimos días entre Uribe y el gobierno de Santos tiene sus bemoles, empezando porque no es motu proprio. La orden de limar asperezas viene de arriba, de la cúpula económica nacional e internacional que puede estar viendo en peligro el orden establecido en Colombia, en el que sus intereses particulares están por encima de los supremos intereses sociales.

Ese episódico saludo entre las esposas; el “sorpresivo apretón de manos entre los compadres Uribe-Roy, y sobre todo, esa sorprendente definición del superministro Néstor Humberto Martínez dada a Uribe después de su entrevista, al calificarlo como “un patriota”, debieran alertar a importantes dirigentes de izquierda si no quieren correr el riesgo de verse en el futuro inmediato cobijados con la misma cobija que tapa a Uribe-Santos.

Resultaría un nuevo suicidio político de la izquierda en Colombia que no intentara siquiera limar las asperezas surgidas en el pasado debate presidencial, con el fin de aprovechar la coyuntura de agitación social que se le brinda en estos momentos para capitalizar en las urnas, en el próximo debate por las gobernaciones y alcaldías – asambleas y concejos, el descontento con el régimen imperante.

Ese descontento social es lo que ha percibido el sistema a través de las últimas encuestas de opinión en las que se ve en picada la imagen de Santos, y aunque se muestra en subida la de Uribe, lo cierto es que, la división entre ellos, parece estarse agotando como estrategia dominante de carácter electoral.

Se acabó la pantomima: ese cuento de que el Centro Democrático es la oposición al régimen, ya no se lo traga nadie. Va quedando claro que estar con Santos o estar con Uribe es estar en el mismo costal; es comulgar con los crímenes de Estado que, aunque tardíamente, va cercando al expresidente Uribe tras la caída de sus principales alfiles en manos de la justicia; es estar con las travesuras sin asco de Santos que se le van agotando a medida que se le van descubriendo.

Nada podría recibirse mejor en las toldas de la izquierda colombiana que un frente unido en una sola batalla electoral, comandado por sus mejores exponentes de hoy en el campo nacional y local.

¿Si los del otro lado hacen química, por qué no del lado opuesto?… El que verdaderamente se opone al régimen y lucha por un cambio de modelo económico en el que no solo intentemos  poner en marcha una “Bogotá Humana” sino una Colombia con verdadera equidad y justicia social.

 

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