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Nacional

Zonas de inequidad para deleite de ricos empresarios

Por Eudoro Álvarez Cohecha  

Por sexta vez, según César Jerez, el Gobierno presenta a consideración del Congreso de la República, el proyecto para crear las Zonas de Interés para el desarrollo económico y social (Zidres), como se reveló en la audiencia pública realizada por la comisión V de la cámara de representantes, ocurrida el pasado 25 de mayo en Villavicencio.

El empecinamiento se explica por el compromiso electoral del presidente quien está amarrado con “remover las trabas burocráticas” para la entrega de los baldíos nacionales a los “cacaos” y multinacionales, promesa aún no realizada desde su primer mandato.

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Por Eudoro Álvarez Cohecha  

Por sexta vez, según César Jerez, el Gobierno presenta a consideración del Congreso de la República, el proyecto para crear las Zonas de Interés para el desarrollo económico y social (Zidres), como se reveló en la audiencia pública realizada por la comisión V de la cámara de representantes, ocurrida el pasado 25 de mayo en Villavicencio.

El empecinamiento se explica por el compromiso electoral del presidente quien está amarrado con “remover las trabas burocráticas” para la entrega de los baldíos nacionales a los “cacaos” y multinacionales, promesa aún no realizada desde su primer mandato.

La propuesta está ligada con la centralización de las definiciones en una entidad de reciente factura, la UPRA, cuya idoneidad está por verse, sumada a su debilidad institucional notoria; amén de que será el consejo de ministros quien decida qué proyectos van y cuáles no. En Bogotá se decidirá, nuevamente, cuanto tenga que ocurrir en las regiones.

Se desconocen de manera olímpica dos elementos que se han venido dando en la altillanura, región objeto del interés prioritario en el proyecto, al omitir en sus consideraciones, experiencias insistentes de empresarios pequeños y medianos, quienes por cerca de dos décadas han venido trabajando en la zona, prácticamente desamparados del interés gubernamental.

De otro lado pasa por alto la opinión de los expertos, quienes desde Unillanos han manifestado la posibilidad real de que en esa región se desarrollen proyectos de pequeños campesinos, de manera exitosa, con las debidas intervenciones oficiales para procurar su concreción.

Los estímulos considerados en la propuesta del gobierno, para sus sobreprotegidos destinatarios, los añoran quienes desde estas experiencias se “rompen” trabajando en las actuales condiciones.

El taparrabo social de las alianzas entre campesinos y potentados, fracaso que ya conoce el país a raíz de las que sin mucho éxito promocionó el exministro Lizarralde; no deja de ser la vieja propuesta de alimentar con sobras de la mesa del rico Epulón a los menesterosos que se les asignen como socios. La solidaridad no está en los códigos éticos del gran capital.

Son coincidentes con este proyecto los coqueteos de Santos con el premier Chino a quien en reciente visita, tratando de inclinarlo por la esquiva inversión extranjera, se le insinuó la posibilidad de que uno de los renglones potenciales fuese en tierras; todo dentro de la línea de considerar como imperativo para desarrollo nacional la bienandanza de los inversores foráneos.

En un país donde la desigualdad en el campo, en materia de tierras es vergonzoso y para un gobierno que se pavonea diciendo que una de sus enseñas centrales para su segundo período es la Equidad, este proyecto y su obstinación en sacarlo adelante es francamente contradictorio. El exembajador Urrutia procura en la sombra que las acciones ilegales de su bufete se legalicen en el Parlamento.

Villavicencio.

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