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De la naturaleza sexual hacia el libre desarrollo de la personalidad

Por Octavio Quintero  

La sociología divide la función familiar en cuatro grandes capítulos: 1) Función biológica, que consiste en la reproducción y conservación de la especie; 2) Función Social, que consiste en transmitir a los hijos los valores de la sociedad en que viven e integrarlos a ella; 3) Función económica, que consiste en proveer a los hijos de todos los recursos propios de sus necesidades hasta que puedan defenderse por sí mismos y, 4) Función afectiva, que consiste en brindar un ambiente adecuado mínimo para que todos los miembros de la familia entre sí se reconozcan como seres iguales.

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Por Octavio Quintero  

La sociología divide la función familiar en cuatro grandes capítulos: 1) Función biológica, que consiste en la reproducción y conservación de la especie; 2) Función Social, que consiste en transmitir a los hijos los valores de la sociedad en que viven e integrarlos a ella; 3) Función económica, que consiste en proveer a los hijos de todos los recursos propios de sus necesidades hasta que puedan defenderse por sí mismos y, 4) Función afectiva, que consiste en brindar un ambiente adecuado mínimo para que todos los miembros de la familia entre sí se reconozcan como seres iguales.

Si se extrapolan estos cuatro puntos cardinales más allá de la especie humana, podría aceptarse, sin mucho esfuerzo mental, que casan perfectamente en cualquier conformación animal, y si nos apuramos, en todas las formas de vida conocidas.
 
Según esta definición sociológica, familia que no reúna estos cuatro requisitos, no es familia, y por eso es que las parejas formadas entre homosexuales, nunca podrán reconocerse, en términos naturales, como familia porque, sencillamente, no reúnen el punto 1, indiscutiblemente el más importante: la reproducción y conservación de la especie…
 
Esto no significa un rechazo a las parejas homosexuales. Todo el mundo es libre de darse su desarrollo personal, una vez se desprende de la familia que lo ayudó a madurar en función de los cuatro puntos atrás descritos… Y además, bueno es dejarlo claro ya, su formación sexual no es cosa de manufactura social sino también natural.
 
En estos últimos años de visibles avances (al menos teóricos), en derechos humanos, políticos, económicos y sociales, el debate por el pleno reconocimiento de la naturaleza sexual de las personas, parece dar a entender que día a día se incrementa la población LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales). No, toda la vida y en todos los tiempos la pluralidad de sexos ha existido… Lo que ocurre es que, como ellos mismos dicen, “están saliendo del closet”.
 
Si la definición sociológica de familia sigue siendo la tradicional, parece imposible que los homosexuales alcancen el reconocimiento de familia y con ello, por supuesto, ciertos derechos reservados solo a la familia…
 
Pero, como teorías y doctrinas hay para todos los tiempos y gustos, y como dice el sabio dicho, “según los tiempos así las cosas”, no sorprendería que el avance cultural llegue a concebir el núcleo familiar sin la función esencial, la número 1, de reproducir la especie, o que, también pudiera ser, hacia el futuro, en un vientre de laboratorio, los homosexuales puedan reproducirse entre ellos o sin ellos, es decir, solos, por autopoiesis o partenogénesis.  
 
Y si en el vientre natural se dan estos fenómenos naturales, ¿cómo sería el comportamiento de un eventual vientre de laboratorio?… Mejor ni pensemos en ello y dejemos que el mundo siga su marcha.

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