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Detener el ataque criminal de Israel. ¡Basta ya de genocidio en Palestina!

Por Francesc Ten / De Verdad Digital  

La brutal ofensiva militar israelí en Palestina ha provocado ya más de 300 muertos. Según la ONU el 80% de las víctimas son civiles, y 36 muertos eran niños. Esto es un crimen contra la humanidad, un genocidio en toda regla ejecutado bajo la protección del gran patrón norteamericano. En el que la ONU ha declarado como el Año Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, Israel impone su cara más sangrienta. Los indiscriminados bombardeos israelíes sobre la población civil son un ataque masivo contra el pueblo palestino y un crimen

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Por Francesc Ten / De Verdad Digital  

La brutal ofensiva militar israelí en Palestina ha provocado ya más de 300 muertos. Según la ONU el 80% de las víctimas son civiles, y 36 muertos eran niños. Esto es un crimen contra la humanidad, un genocidio en toda regla ejecutado bajo la protección del gran patrón norteamericano. En el que la ONU ha declarado como el Año Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, Israel impone su cara más sangrienta. Los indiscriminados bombardeos israelíes sobre la población civil son un ataque masivo contra el pueblo palestino y un crimen

contra la humanidad. El balance de víctimas, tras un total de más de 3.000 ataques, habla por sí mismo: hasta este viernes, al menos 300 palestinos muertos y cerca de 1.700 heridos. Tres de cada cuatro fallecidos son civiles, y 36 de ellos niños. Dos terceras partes de los heridos son mujeres y menores de edad. Las cifras son de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

Ahmad Yacoub, secretario de la Asociación de Escritores Palestinos denunciaba que “han bombardeado casas con familias completas, y las familias aquí no son como en España, aquí son por lo menos de ocho o diez miembros… Es una locura, un genocidio, un acto criminal… Por la noche no hay luz, hay oscuridad absoluta acompañada de ambiente de guerra. La gente está en casa, no sale…”.

Un crimen contra la humanidad Las bombas israelíes no han caído solo en presuntos objetivos de milicianos de Hamás, sino sobre todo en viviendas, mezquitas, clínicas sanitarias… y hasta en un centro de atención a discapacitados, provocando la muerte de dos enfermos con movilidad reducida.

Y el saldo final de muertos puede ser incluso mucho mayor. La ofensiva más devastadora hasta desplegada hasta ahora por Israel contra Palestina fue la llamada Plomo Fundido, lanzada entre finales de 2008 y principios de 2009, con Ehud Olmert como primer ministro y Ehud Barak como ministro de Defensa. Causó más de 1.300 muertos (en su mayoría civiles) y 5.000 heridos.

Además de los bombardeos bos drones someten a los habitantes de Gaza a la supervisión constante de soldados israelíes que, sentados en una base a varios kilómetros, manejan unos aparatos no  solo hechos para vigilar, sino también para matar a distancia.

El catedrático de cirugía de la Universidad de Oslo P. Fosse explica con la frialdad del experto que “casi nadie sobrevive a estos ataques” teledirigidos. Desde que comenzaron los bombardeos israelíes hace menos de una semana, el noruego ha visto “dos niños muertos por sendos proyectiles de dron”. El martes pasado, uno de ellos mató a seis miembros de la familia Hamad. ¿El soldado israelí ve por la pantalla contra quién dirige la bomba? El profesor Fosse asiente: “Es un asesinato”.

Una crisis humanitaria “programada”

El criminal ataque militar israelí no hace sino agudizar una crisis humanitaria impuesta planificadamente en Gaza y Cisjordania por la ocupación.

En los escasos 360 Km² de Gaza viven 1,7 millones de personas, de las que 1,1 millones son refugiados. Aproximadamente 500.000 de ellos habitan en los ocho campos que administra la UNWRA.

Cerca de dos tercios de la población de la Franja vive por debajo del nivel de pobreza y depende de la ayuda humanitaria. La renta per cápita es de 2.900 dólares (la información disponible incluye Cisjordania, donde la renta es mayor), y la esperanza de vida, de 74 años. El paro alcanzó en 2010 al 45% de la población activa (una cifra sin precedentes), según datos de Naciones Unidas. Palestina (incluyendo también Cisjordania) ocupó en 2013 el puesto 110 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.

Desde el bloqueo impuesto por Israel en 2007, cuando Hamás se hizo con el control de Gaza tras expulsar a Al Fatah, después de haber ganado las elecciones un año antes, los habitantes de la Franja no pueden entrar ni salir de la Franja con libertad.

El bloqueo tiene, además, un enorme coste económico. Israel no permite a Gaza tener su propio aeropuerto ni puertos comerciales; todo el comercio exterior se lleva a cabo a través de puertos israelíes. A los pescadores de Gaza, por ejemplo, solo se les permite faenar hasta un máximo de 9,6 Km de la costa (menos de un tercio del área estipulada en los Acuerdos de Oslo). Y los túneles de contrabando que comunican la Franja con Egipto, por los que pasaban suministros esenciales, han sido destruidos en su mayoría por el Gobierno egipcio.

La precariedad es especialmente grave en el apartado de la salud. Según informa Al Jazeera, el Ministerio de Sanidad de Gaza dispone tan solo de 192 tipos de medicinas (el 40% de las consideradas esenciales), e Israel ha restringido, “por razones de seguridad”, los permisos que concede a pacientes para que puedan ser tratados en hospitales israelíes cuando no existe un tratamiento adecuado disponible en la Franja.

Naciones Unidas calcula que para el año 2020 Gaza necesitará unos mil médicos y dos mil enfermeros y enfermeras más de los que hay actualmente.

Las condiciones sanitarias también son muy deficientes. El acuífero costero que proporciona agua a la población está altamente contaminado, y la ONU ha advertido de que para el año 2016 podría quedar completamente inutilizable. Mientras, muchas casas solo disponen de agua corriente en periodos de entre seis y ocho horas (el 25% de forma diaria, el 40% un día sí y otro no, el 20% cada tres días y el 15% cada cuatro). El 80% de la población compra agua para beber, lo que puede suponer hasta un tercio de los ingresos.

Otro gran problema son los constantes cortes de electricidad impuestos por Israel. La Franja tiene una demanda de unos 360 megawatios al día, pero la única planta eléctrica existente genera solo 80 megawatios diarios. Israel y Egipto suministran 120 y 22 megawatios adicionales, respectivamente, que resultan totalmente insuficientes. El principal hospital de Gaza, Al Shifa, depende de cuatro generadores para funcionar, cuyo mantenimiento es complicado debido al cierre de las fronteras con Israel y Egipto.

Y en cuanto a la educación, antes de la Segunda Intifada, que comenzó en 2000, los estudiantes de Gaza que deseaban estudiar en el extranjero podían viajar. Ahora, según datos de la Autoridad Nacional Palestina, citados también por Al Jazeera, más de 2.700 estudiantes de Gaza, de todos los niveles educativos, están esperando para poder estudiar en el extranjero.

Un asesinato masivo planificado

No es cierto que Israel haya reaccionado al secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes judíos, o al lanzamiento de cohetes sobre ciudades hebreas por parte de Hamas. La realidad es que Tel Aviv había decidido hace tiempo emprender esta ofensiva militar, y ha utilizado, o provocado, los hechos como pantalla.

Tras el pacto de unidad firmado el pasado 23 de abril entre Al Fatah y Hamas, Israel suspendió las negociaciones de paz, y se preparó para la guerra.

El secuestro de tres adolescentes israelíes -posteriormente asesinados- y atribuido -sin presentar una sola prueba- a Hamas, fue la excusa.

A pesar de que los  servicios de seguridad de la Autoridad Palestina, que ha colaborado en todo con los servicios de seguridad israelíes, jugaron un papel importante en el descubrimiento temprano de la identidad de los secuestradores, y que  Mahmud Abbas, el presidente de la AP, se puso de pie en una reunión de los países árabes, condenó el secuestro de manera inequívoca.

El ejército israelí provocó a Hamás, asesinando en un ataque con drones a siete combatientes del movimiento islamista, que reaccionó intensificando el lanzamiento de cohetes sobre las ciudades israelíes.

Incluso el presidente palestino se lo ha reprochado a Hamás, alegando que solo favorece a los plantes militares israelítas.

Pero la potencia de fuego de Hamás y de Israel está totalmente desproporcionada. Y quien lo sufre es el pueblo palestino y el israelí.

Detrás de todo este criminal proceso está la intención firme de Israel de quebrar mediante el terror la capacidad de resistencia palestina.

Así lo expresó con toda claridad  Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores, xenófobo y partidario de arrasar palestina hasta, literalmente, “no dejar piedra sobre piedra”.

EEUU: ¿Mediador para la paz o padrino de la guerra?

Durante el cuarto día de ofensiva aérea de Israel sobre Gaza, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofreció al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la mediación estadounidense para lograr una tregua entre Israel y Hamás.

¿Es EEUU el mediador que puede traer la paz y detener el genocidio?

El 7 de octubre del año 2003, cuando (en alegada represalia por un ataque suicida en Haifa) Israel lanzó un sangriento ataque militar contra un supuesto campo de entrenamiento de la Yihad Islámica en Siria, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró que Israel tiene derecho a defenderse y que el Gobierno judío “no debe sentirse coartado” al momento de ejercer ese derecho.

Ahora Obama ha hecho un llamamiento al cese de los ataques por ambas partes, pero insiste en que Israel tiene “derecho a defenderse”, y sigue apoyando incondicionalmente a Tel Aviv.

Solo en la forma se diferencian la actitud de Bush y la de Barack Obama, quien declara que “ambas partes deben proteger a los civiles” y condena el lanzamiento de cohetes hacia Israel, evitando referirse a la muerte de decenas de niños en la franja de Gaza.

La realidad es que Israel no es más que el brazo ejecutor del dominio norteamericano en Oriente Próximo. Washington arma, protege y ampara a Tel Aviv. Y ninguna de las ofensivas militares israelíes podrían realizarse sin antes contar con el “visto bueno” de la Casa Blanca y el Pentágono.

EEUU maneja el “grifo” de los tiempos de negociación y de guerra en Palestina en función de sus intereses como superpotencia. Azuzando unas veces y conteniendo otras al “perro de presa” israelí.

Washington no puede ser ningún medidador. Todo lo contrario. Para que israelíes y palestinos puedan alcanzar una paz justa y duradera es preciso primero terminar con la intervención norteamericana en Oriente Próximo.

De Verdad Digital.

 

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