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Por qué no firmamos el acta de acuerdos y desacuerdos de la ADE con el gobierno de Petro

Por María Antonieta Cano Acosta  

Cuando el año finaliza, es momento propicio para hacer un balance de los acontecimientos de 2014 que mayormente influyeron en la política educativa nacional y distrital y señalar las perspectivas de movilización que se vislumbran con el año venidero. Ha sido este un período de especial agitación política. Santos empezó con tiempo los preparativos de su continuidad en el poder y logró cooptar a no pocos dirigentes sindicales, que en un hecho lamentable le brindaron su respaldo bajo el manido pretexto del mal menor.

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Por María Antonieta Cano Acosta  

Cuando el año finaliza, es momento propicio para hacer un balance de los acontecimientos de 2014 que mayormente influyeron en la política educativa nacional y distrital y señalar las perspectivas de movilización que se vislumbran con el año venidero. Ha sido este un período de especial agitación política. Santos empezó con tiempo los preparativos de su continuidad en el poder y logró cooptar a no pocos dirigentes sindicales, que en un hecho lamentable le brindaron su respaldo bajo el manido pretexto del mal menor.

En el Distrito Capital sucede algo similar. Aunque ha habido algunas movilizaciones debido a la arremetida de Petro con la tercerización laboral que alcanza el 70 % de la planta de trabajadores del distrito y crece cada vez más en el magisterio y el avance de la privatización en los colegios, sigue habiendo una actitud connivente con relación a las nocivas políticas que agencia el alcalde de Bogotá.

Para el sector educativo, hablando en plata blanca, Gustavo Petro adelanta la política del imperialismo que agencia el gobierno de Santos. De hecho, el alcalde de Bogotá decidió abrirle el paso a la privatización en franca alianza con el presidente de la República. No es coincidencia que los planes educativos de Santos y Petro sean similares.

Es por eso que comenzando el presente año, la junta directiva de la ADE presentó un pliego que contenía las principales reivindicaciones de la comunidad académica. Planteaba luchar contra las concesiones, tan nocivas a la educación como lo han sido las EPS a la salud, luchar contra la jornada extendida o currículo 40×40, que alarga la jornada laboral sin infraestructura y sin aumentar el salario y va de la mano de la tercerización laboral, luchar contra la demagogia en torno a la atención de la primera infancia, pues esta se hace desconociendo derechos laborales y acomodando a los niños en contenedores que hacen llamar aulas móviles, y, por último pero no menos importante, luchar contra la farsa conocida como grado 12, una imposición directa del Banco Mundial.

La negociación se vio obstaculizada por la actitud intransigente de los negociadores gubernamentales, encabezados por el propio Óscar Sánchez, secretario de educación, que no aceptaron ni una sola de las peticiones de fondo de la ADE y, por el contrario, decidieron sin ningún empacho que; a) los colegios en concesión continuarán, en contra de lo público y con el respaldo decidido del santismo y el uribismo; b) la tercerización será la nueva forma de vinculación laboral del magisterio distrital; c) manifiestan claramente que el programa de jornada extendida, 40×40, es inmodificable; d) el programa de primera infancia seguirá doblándole la jornada a las maestras y la infraestructura será a punta de contenedores y, e) el grado 12, impuesto por el Banco Mundial, seguirá.

Ante semejante intransigencia, decidimos no firmar el acta de acuerdos y desacuerdos y dejamos constancia sobre el peligro que representa la continuidad de esas políticas en el Distrito.

A la hora de hacer el balance, desde Tribuna Magisterial tenemos que decir que salimos de este proceso con un saldo en rojo. Debemos señalar además, con absoluta claridad, que faltó compromiso y decisión política de algunos dirigentes sindicales para impulsar de verdad la preparación del magisterio para la realización de un paro distrital que, de haberse realizado, sin duda habría contribuido a frenar el modelo imperante.

De la Junta Directiva de la ADE, solo cinco integrantes decidieron firmar el acta. Nosotros le propusimos no firmar a la asamblea de delegados. Solo fuimos superados por 4 votos en una votación que quedó 40 votos por no firmar, contra 44 por plegarse.

El resultado del proceso nos llama a trabajar sin descanso para lograr que el magisterio y su dirigencia sindical adquiramos varios compromisos: denunciar la política que se impone desde los gobiernos de Santos y de Petro, convocar a movilizaciones contundentes para avanzar en el proceso que derrote el modelo neoliberal en educación.

El reto para 2015 deberá ser librar las batallas que sean necesarias por la defensa de la educación nacional, científica y democrática que tanto necesita nuestro país. No seamos inferiores ante tan loable propósito.

 

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