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Revisar los TLC y repensar posible ingreso de Costa Rica a la Alianza del Pacífico, primeros anuncios de presidente electo Luis G. Solís
En declaraciones de prensa, el presidente electo de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, anunció que revisará los tratados de libre comercio que tiene suscrito su país y repensará el proyectado ingreso a la Alianza del Pacífico, instrumento neoliberal que lideran Colombia y México.
Solís se mostró abiertamente opuesto a las políticas neoliberales de libre comercio y en cambio dijo ser partidario de fortalecer el mercado interno para avanzar en una economía más equitativa para enfrentar los problemas sociales y de pobreza
En declaraciones de prensa, el presidente electo de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, anunció que revisará los tratados de libre comercio que tiene suscrito su país y repensará el proyectado ingreso a la Alianza del Pacífico, instrumento neoliberal que lideran Colombia y México.
Solís se mostró abiertamente opuesto a las políticas neoliberales de libre comercio y en cambio dijo ser partidario de fortalecer el mercado interno para avanzar en una economía más equitativa para enfrentar los problemas sociales y de pobreza
que aquejan a millares de costarricenses.
El nuevo presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, cuyo triunfo el pasado domingo 6 de abril contundente rompió el bipartidismo comenzó a armar su gobierno para responder a las altas expectativas de cambio que levantó en la población: reactivación económica, lucha anticorrupción y equidad social.
Con más de 1,3 millones de votos, récord en la historia electoral del país, Solís, un historiador y profesor universitario de 55 años, aplastó con un 78% contra 22% al exalcalde Johnny Araya, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN, derecha), en el balotaje del domingo.
Solís, que se define como progresista, lleva al poder en Costa Rica por primera vez en más de medio siglo a una agrupación no tradicional, el Partido Acción Ciudadana (PAC, centro), fundado hace 13 años para quebrar el bipartidismo tradicional formado por el PLN y otra fuerza política conservadora.
“Es la primera vez en 65 años que se rompe el monopolio de los partidos tradicionales. Se ha creado una nueva combinación de factores de poder”, declaró Solís a la prensa.
Pero el propio gobernante electo reconoce que tiene en sus hombros una carga de grandes proporciones: “Es una gran responsabilidad. Son 1.300.000 almas con una gran expectativa”, afirmó.
No obstante contar con un alto nivel de salud y educación, los costarricenses han resentido el deterioro de los pilares sociales del país, se quejan del costo de la vida, de la corrupción estatal y del aumento en la brecha entre ricos y pobres.
Epicentro del cambio
Solís anunció un intenso trabajo para integrar el equipo de gobierno con el cual pretende reflejar la era de “cambio” que prometió a los costarricenses.
Para el analista Víctor Ramírez “el mayor desafío que tiene Luis Guillermo es recuperar la confianza del costarricense en el gobierno y el Estado”.
Para el economista Carlos Arguedas, el déficit fiscal y la distribución equitativa de los ingresos son los principales retos: “El tema más importante es la desigualdad, que genera un enojo social”, estimó.
“Queremos un futuro en que se combine perfectamente la necesidad de crecer, de hacer la economía más próspera, y hacer la prosperidad y riqueza en un marco de equidad y de justicia”, dijo el presidente electo en su discurso de la victoria.
Obligado al diálogo
Pero el presidente electo, que asumirá el 8 de mayo para un periodo de cuatro años, deberá lidiar con un Congreso variopinto, fragmentado en unos cinco bloques y en el que será complicado alcanzar consensos.
El fin del bipartidismo obliga a Solís a avanzar en un proceso de diálogo constructivo y eso no será fácil, opinan algunos observadores políticos.
El PAC obtuvo en la primera ronda electoral del 2 de febrero sólo 13 de los 57 escaños, cinco menos que el PLN, con la mayor bancada; el izquierdista Frente Amplio tiene nueve; ocho el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) -la otra fuerza del bipartidismo-, y el resto agrupaciones de derecha o conservadoras.
Aunque su liderazgo se vino abajo al retirarse de la campaña frente a la abrumadora popularidad de Solís, Araya prometió una oposición constructiva. Y el presidente electo llamó a la unidad nacional.
“Su agenda de gobierno tendrá que pasar por la negociación”, subrayó el analista Gustavo Araya, quien precisó que “combatir el déficit fiscal será la cuerda floja”.
Sus adversarios señalan a Solís como debilidad tener una política económica ambigua, sobre todo en lo fiscal, y carecer de un equipo de experiencia para gobernar.
Aunque dice no “tener una vara mágica” para resolver de inmediato los problemas y llenar todas las expectativas, Solís afirma contar con “gente experimentada” y “honesta” para integrar el gabinete.
En la tercera semana de abril emprenderá una gira por Centroamérica -sin incluir a Nicaragua, con el que Costa Rica tiene litigios limítrofes-, para invitar a los presidentes a su toma de posesión.