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TPP, TTIP, TISA: La estrategia con que Estados Unidos pretende mantener su sitial en el mundo

Por Francisco Parra / El Desconcierto  

Tres acuerdos comerciales promovidos por Estados Unidos para hacer frente a la amenaza china. Secretismo, derechos ciudadanos sobrepasados y multinacionales frotándose las manos. Neoliberalismo a la vena.

El mundo está cambiando. La consolidación de China como la segunda mayor economía del mundo y la emergencia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) amenaza el predominio geopolítico que durante décadas ha mantenido Estados Unidos.

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Por Francisco Parra / El Desconcierto  

Tres acuerdos comerciales promovidos por Estados Unidos para hacer frente a la amenaza china. Secretismo, derechos ciudadanos sobrepasados y multinacionales frotándose las manos. Neoliberalismo a la vena.

El mundo está cambiando. La consolidación de China como la segunda mayor economía del mundo y la emergencia de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) amenaza el predominio geopolítico que durante décadas ha mantenido Estados Unidos.

Por primera vez desde los acuerdos de Bretton Woods, cuando se consolidó el dólar como moneda de referencia internacional y se decidió la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que un país cuestiona el liderazgo e imperialismo estadounidense. Ambas instituciones han dictado hasta ahora las reglas de funcionamiento comercial de los países, aplicando duras sanciones a naciones que se escapen de la regla.

En julio pasado se constituyó formalmente el Banco de Desarrollo de los BRICS y el Banco Asiático de Inversiones e Infraestructuras, instituciones que pretenden ser competencia directa del FMI y BM.

Pero Estados Unidos pretende mantener sus redes de influencia sobre el mundo. O más bien, pretende entregársela a sus empresas multinacionales. Actualmente el gobierno estadounidense es el principal articulador de tres tratados comerciales inéditos que afectan los derechos de millones de personas alrededor del mundo y que pasan por encima de las democracias y soberanías de los países. El Trans Pacific Partnership (TPP) y el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), que representan más del 60% del PIB mundial. A estos se suma el Trade in Services Agreement (TISA), que involucre a 50 países y el 68% del comercio mundial de servicios. Una inyección de neoliberalismo inédita en la historia.

Los tres tratados se caracterizan por el absoluto hermetismo de las negociaciones. Cada uno tiene cláusulas de confidencialidad que obligan a las partes a negociar en secreto. Solo los equipos técnicos de las delegaciones han tenido acceso a lo que se discute (aunque según el Observatorio Corporate Europe, 560 reuniones del TTIP (92%), han sido con presencia de representantes de las grandes multinacionales) y todo lo que se conoce sobre ellos ha sido gracias a las filtraciones de Wikileaks.

Las otras características de los tres acuerdos son la regulación de normas supranacionales de regulación de conflictos, lo que le permitirá a las empresas multinacionales demandar de igual a igual a estados soberanos y la exclusión –hasta ahora- de los BRICS y otras alianzas contrarias al imperialismo estadounidense, como PetroCaribe y Mercosur.

El pasado lunes, tras siete años de negociaciones, los 12 países firmantes del TPP anunciaron un acuerdo que deberá ser aceptado o rechazado en los respectivos congresos. “Cuando más del 95% de nuestros potenciales clientes viven fuera de nuestras fronteras no podemos permitir que países como China escriban las reglas de la economía global”, señaló el presidente estadounidense Barack Obama.

La firma definitiva de los tres acuerdos se espera para fines de este año o para 2016, consolidando el legado más importante de la era Obama.

Chile ha sido parte activa en la conformación de este nuevo orden, al ser miembro e impulsor del TPP y del TISA. Y todo bajo el absoluto silencio. Las negociaciones de ambos se iniciaron bajo el gobierno de Sebastián Piñera y continuaron con Michelle Bachelet, pese a que el programa de la Nueva Mayoría anunciaba una “revisión exhaustiva de sus alcances e implicaciones” e incluso advertía de los riesgos que hoy parecen cada día más cercanos: propiedad intelectual, farmacéuticos, compras públicas, servicios, inversiones y nuevas normas para el sector financiero.

El Desconcierto, Santiago de Chile.

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