Internacionales
Un Clausewitz de baja intensidad: nuevas formas de desestabilización política
Por Roberto Bardini / Miradas al Sur
El terrorista está boca abajo, tendido sobre una mesa y sin camisa. Un agente del FBI lo interroga y le quema la espalda con una plancha caliente. Finalmente, el tipo confiesa que ha comprado un arma bacteriológica por encargo de “Maduro… PSUV”. Es decir, Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela. Y agrega: “Están preocupados por los disturbios de civiles”.
La escena es parte de la serie de televisión Legends, estrenada en agosto de 2014 por TNT, el canal de cable perteneciente a Time Warner.
Por Roberto Bardini / Miradas al Sur
El terrorista está boca abajo, tendido sobre una mesa y sin camisa. Un agente del FBI lo interroga y le quema la espalda con una plancha caliente. Finalmente, el tipo confiesa que ha comprado un arma bacteriológica por encargo de “Maduro… PSUV”. Es decir, Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela. Y agrega: “Están preocupados por los disturbios de civiles”.
La escena es parte de la serie de televisión Legends, estrenada en agosto de 2014 por TNT, el canal de cable perteneciente a Time Warner.
Esta cadena, con sede en Nueva York, también agrupa a CNN y a Warner Bros, y es el segundo conglomerado de medios y entretenimiento más grande del mundo, después de la compañía Walt Disney.
El viejo lema de la propaganda político-militar de Estados Unidos de “ganar las mentes y los corazones” se recicla en América Latina bajo nuevas modalidades. Para derrocar gobiernos, actualmente no son necesarios los tanques y las proclamas militares. Basta, como siempre, con la complicidad de políticos, empresarios y periodistas dóciles.
Lejos de Caracas, en el N° 36 de Cottage Street, al este de Boston, hay una casa de cuatro pisos con frente de ladrillos, donde no interrogan ni torturan con una plancha a “terroristas”. Allí funciona la Institución Albert Einstein, creada en 1983. Sin embargo, no es un instituto dedicado la ciencia ni tiene nada que ver con el famoso autor de la teoría de la relatividad.
Desde 1983 es el cuartel general de uno de los principales asesores del Departamento de Estado y la CIA, el politólogo Gene Sharp, considerado el “Carl von Clausewitz de la guerra no violenta”. El académico afirma que se inspira en las ideas del naturalista y filósofo estadounidense Henry David Thoreau, promotor de la “desobediencia civil”, y del Mahatma Gandhi, impulsor en la India de la resistencia pasiva contra la dominación británica. Nacido en 1928, Sharp es licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Ohio (1949), donde también obtuvo una maestría en Sociología (1951), y en 1968 se doctoró en Teoría Política en Oxford. Pero no es un hombre que actúa en las sombras. Por el contrario, es internacionalmente conocido como el teórico de los “golpes suaves” o “blandos”, estrategias conspirativas graduales y “no violentas” utilizadas para derrocar gobiernos legítimamente elegidos.
Sharp, que en enero cumplió 87 años, es autor del libro De la dictadura a la democracia, publicado por primera vez en Tailandia en 1993 y hoy traducido a varios idiomas. “La lucha no violenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de ésta, es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales y psicológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres, como protestas, huelgas, desobediencia o no cooperación, boicot, descontento…”, sostiene el politólogo.
Las propuestas de Sharp, sin embargo, distan mucho de las ideas de Thoreau y Gandhi. En un apéndice del libro describe 198 formas para desgastar gobiernos, entre las que incluye “acoso a funcionarios”, “mofa y burlas”, “caricaturas”, “marchas”, “funerales-manifestaciones”, “homenajes en tumbas/cementerios”, “boicot de productores y comerciantes”, “retirar depósitos del banco”, “negarse a pagar deudas”, “no cooperación judicial”, “provocar una baja o caída económica…”.
Este “manual” de los golpes suaves es, sin dudas, esbozado para voltear gobiernos, pero bien puede ser utilizado, también, para evitarlos. Los “golpes suaves” constan de cinco etapas:
1) Promover acciones que generen un clima de malestar, como “promoción de intrigas” y “denuncias de corrupción”. 2) Impulsar campañas en “defensa de la libertad de prensa”, acompañadas de acusaciones de “totalitarismo” contra el gobierno. 3) Convocar a manifestaciones y marchas. 4) Operaciones de guerra psicológica y desestabilización, creando un clima de “ingobernabilidad”. 5) Finalmente, forzar la renuncia del presidente mediante revueltas callejeras.
Por eso el presidente boliviano Evo Morales sentenció: “Ya no pueden hacer golpes de Estado, ya no pueden dominarnos militarmente, entonces buscan otras formas de golpe, de escarmiento, de amedrentamiento, especialmente a los presidentes antiimperialistas.”
Miradas al Sur, Buenos Aires.