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Vértigo informativo

Por Octavio Quintero  

La estrategia No.1 en el top-ten de Chomsky sobre la manipulación de la opinión pública a través de los medios de comunicación consiste en la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones con el fin de impedir que la gente se detenga a pensar en algo en particular.
 
En esto el gobierno de Santos es un maestro. En lo corrido de este año (enero y febrero) se intensificó lo de Isagén que, no obstante, se fue apagando ante la delación de una soterrada reforma tributaria, la que tampoco duró mucho en exposición mediática, pues, lo de Reficar era todo un verdadero escándalo de marca mayor.

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Por Octavio Quintero  

La estrategia No.1 en el top-ten de Chomsky sobre la manipulación de la opinión pública a través de los medios de comunicación consiste en la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones con el fin de impedir que la gente se detenga a pensar en algo en particular.
 
En esto el gobierno de Santos es un maestro. En lo corrido de este año (enero y febrero) se intensificó lo de Isagén que, no obstante, se fue apagando ante la delación de una soterrada reforma tributaria, la que tampoco duró mucho en exposición mediática, pues, lo de Reficar era todo un verdadero escándalo de marca mayor.

Y no: más escandaloso que lo de Reficar, resultó ser la muerte de hambre de los niños de la Guajira… ¿Esa si era la tapa?… ¡Qué va!: lo del general Palomino daba para más…
 
Y ni así: también se ventilaron otros “escandalitos” de menor cuantía como las constantes y brutales arremetidas del ELN y el fastuoso viaje del presidente Santos a Washington, junto a lo de las cortinas y almendras, seguido de la destitución de Vicky Dávila de RCN, dizque por orden del propio Presidente…

Y como el sainete debe continuar, al menos al mismo ritmo hasta después del plebiscito por la paz, entonces, ahora nos tienen sumidos en el debate de si fue un asunto jurídico o político la captura del hermano del expresidente Uribe.
 
Y vendrán más acontecimientos porque, al parecer, los bomberos del país se están pisando las mangueras. Por ahí salió un tipo tan serio como el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga a decir que tenía noticias de su próxima captura, y le siguieron los hijos del expresidente Uribe, también quejándose de las “tendenciosas” acusaciones que les vinculan al tenebroso zar de la chatarra, James Francisco Arias Vásquez.
 
Y así, sucesivamente, en escalas menores de la administración departamental y municipal: los bogotanos, los paisas, los caleños y vallunos; los barranquilleros y caribeños; los del Llano y la  Guajira, el Chocó, el Viejo Caldas, no salen del asombro de sus propias circunstancias gobernados por élites regionales y locales cleptómanas.
 
Escándalo tras escándalo se va sucediendo en el devenir cotidiano de la prensa nacional y regional, y hasta los medios alternativos que usualmente se ocupan de esas “pequeñas” cosas que maltratan en los zapatos de las clases menos favorecidas, van entrando al vértigo mediático… Les parece que si no siguen el juego, están out.
 
Por supuesto, nadie está proponiendo que cosas como éstas no se divulguen con la espectacularidad del momento. Lo que no está bien es que al siguiente escándalo, el escándalo anterior quede reducido a nada… De ahí en adelante no se vuelve a decir nada, o se dice poco y poco destacado sobre las consiguientes investigaciones, responsabilidades y sanciones pertinentes.
 
Haciendo un alto en todo este maremágnum de escándalos y corrupciones, ¿alguien puede creer con sinceridad que el país va bien? ¿Qué está al borde la paz? ¿Qué es el país más feliz del mundo?…

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