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Al descubierto juego perverso de la OTAN en Siria

Por Stella Calloni / Al Mayadeen  

Finalmente la verdad ha quedado al descubierto, cuando Rusia, a solicitud del gobierno sirio comenzó el pasado 30 de septiembre los bombardeos contra los mercenarios -del mal llamado ejército islámico-, llevados a Siria por la benemérita Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y destruyó por primera vez puestos de comando de estos y depósitos de armas.

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Por Stella Calloni / Al Mayadeen  

Finalmente la verdad ha quedado al descubierto, cuando Rusia, a solicitud del gobierno sirio comenzó el pasado 30 de septiembre los bombardeos contra los mercenarios -del mal llamado ejército islámico-, llevados a Siria por la benemérita Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y destruyó por primera vez puestos de comando de estos y depósitos de armas.

En sólo días Rusia ha dejado en evidencia que los bombardeos de los países de la OTAN supuestamente para combatir al  Estado Islámico en Iraq y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) -algo muy difícil porque ellos mismos lo crearon- sólo causaron daños temibles al pueblo sirio y a la infraestructura de ese país.

Según datos de agencias rusas, de Siria y de otros países de la región, alrededor del 40 por ciento de las instalaciones de los terroristas mercenarios ha quedado destruido.

Diplomáticos sirios informan que los terroristas del ISIS, de los cuales muchos han muerto en estas horas, “están retrocediendo hacia la frontera con Turquía, ya que ese país les ha ofrecido tradicionalmente protección. Sin embargo, el principal resultado de estos ataques aéreos es que muchos extremistas han depuesto voluntariamente las armas y se han rendido. En una ocasión, unos 400 milicianos se entregaron por el temor a la destrucción total”, dijo Riad Haddad, embajador sirio en Rusia (agencia Ría Novosti).

En la primera semana de las operaciones verdaderamente antiterroristas de Rusia en Siria ya fueron alcanzados 112 objetivos, mientras sigue aumentado la intensidad de los bombardeos aéreos. En el marco de la operación 19 puestos de control, 12 depósitos de municiones y 71 vehículos blindados han sido destruidos, agrega la misma agencia.

Los últimos datos hablan del repliegue de los mercenarios hacia Turquía, su verdadero santuario. Entonces vale analizar. Los bombardeos de Estados Unidos, Israel Francia y Reino Unido supuestamente contra los terroristas del Estado Islámico (EI), ¿cómo no pudieron lograr lo que en una semana logró Rusia trabajando junto al ejército sirio? Si Estados Unidos quería -como le informan a su pueblo- castigar a los terroristas en Siria, ¿por qué no disparó contra éstos, y sí lo hizo destruyendo refinerías, escuelas, hospitales, carreteras, ciudades en Siria? Lo mismo sucedió en Iraq, tratando de acabar con la mínima posibilidad de resistencia contra la ocupación colonial en ese país.

El plan era similar a lo actuado en Libia: la OTAN bombardeaba abriendo el camino a los mercenarios de Al Qaeda, entre los que se encontraban muchos europeos, que fueron los que iniciaron a principios de 2011 la invasión, entrando por Benghazi, matando y quemando todo a su paso.

Esto fue lo que se atribuyó al líder libio Mohamar El Khadafi. La OTAN destruyó sistemáticamente un país de seis millones de habitantes, con el nivel de vida más alto de la región. Miles y miles de muertos quedaron en verdaderas e inmensas fosas comunes debajo de las arenas del desierto libio. Un país donde se cometieron brutales crímenes de lesa humanidad, y se practicaron formas de torturas inenarrables.

¿Qué hizo la ONU entonces y después cuando “a cargo” del pueblo libio dejaron hordas de terroristas como “fuerzas de seguridad”, que siguen asesinando aún ahora?

¿Qué hizo Naciones Unidas frente a este ataque a mansalva de las potencias contra Siria que se decidió sin ninguna autorización del gobierno sirio? Y más aún, siendo evidente que no se estaba bombardeando a los terroristas, sino al pueblo sirio que debió huir en oleadas de su país donde vivían cómodamente y en paz, un país no confesional donde había un profundo respeto entre las comunidades.

Si investigadores y periodistas serios de Europa y América Latina sabemos la verdad, ¿cómo no va a tener información la ONU de lo que está sucediendo, del genocidio contra los pueblos árabes y otros que estaban en paz? ¿Hasta cuándo el silencio y la inacción de la ONU?

Si Estados Unidos estaba dispuesto a luchar contra el terrorismo, ¿porqué no se alió al ejército de la República Árabe Siria como pidió Rusia?

El 11 de septiembre pasado el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, hizo un llamamiento para una coordinación entre Rusia, Siria y la coalición encabezada por EE.UU. para luchar contra el terrorismo.

Recordaba que la coordinación con el gobierno sirio era importante porque una campaña aérea no era suficiente para derrotar al EI. “Es necesario, por supuesto, mantener una interacción con las fuerzas terrestres, y la más eficiente y poderosa fuerza terrestre que lucha contra el EI es el Ejército sirio. Una coordinación es necesaria también para impedir incidentes”, dijo el ministro ruso.

Claramente señaló entonces que “todos los lados” implicados en el conflicto sirio deberían coordinar sus acciones contra los terroristas, pero también advirtió que su país continuaría armando al Ejército sirio en su lucha contra los militantes takfiris y llamó a otros países a tomar medidas similares y a ayudar a Damasco en la batalla. Era un momento para actuar en conjunto, si el objetivo de Estados Unidos y sus socios era combatir al terrorismo del falso Estado Islámico.

Un momento tan clave como cuando se estuvo a un paso de terminar esta terrible invasión, a la que llaman los medios del poder hegemónico “guerra civil”, en momentos en que el gobierno y el ejército sirio habían derrotado la primera etapa de la intervención.

La imposibilidad de derrotar al heroico ejército sirio llevó al perverso invento del Estado Islámico de Iraq y el Levante, el supuesto califato. En 2014 comenzó este avance sobre Siria, ante lo cual la coalición de países encabezada por Estados Unidos anunció que comenzaría a actuar “contra estos terroristas”. Mientras, oleadas de mercenarios entraban por la frontera controlada por la OTAN, cada bombardeo sirvió para continuar la destrucción de Siria.

Ha quedado al descubierto el juego perverso de la OTAN, que tiene una historia criminal y que prácticamente desde su creación al final de la Segunda Guerra Mundial, comenzó con una mentira aterradora de Inglaterra y Estados Unidos -el “buen” aliado que llegó al escenario de la guerra cuando ésta ya había sido ganada por la Unión Soviética (URSS).Sobre una sociedad devastada y países en ruinas sembraron el miedo de una posible “invasión soviética” a Europa y crearon a la OTAN.

Supuestamente estaba destinada para defender a Europa de un impensable ataque soviético, más irreal aún si se piensa que la URSS había perdido más de 20 millones de personas en la guerra y también comenzaba una reconstrucción como debía hacerlo Europa.

Algo para recordar es que esa misma OTAN creó las llamadas redes “stay-behind” (como retaguardia o quinta columna), que integrarían lo que el investigador suizo Daniele Ganser llamó los “ejércitos secretos de la OTAN” en sus destacadas investigaciones sobre el tema.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Servicio Secreto de Inteligencia británico (SIS o MI16) fueron responsables de la creación de la OTAN. Este organismo no tuvo escrúpulo alguno para buscar entre los “nazis” desocupados y cuanto fascista y ex colaborador del nazismo encontraron para conformar esos ejércitos secretos, que además de hacer sus trabajos criminales eran y siguen siendo “expertos” en atentados de bandera falsa.

Todo esto está plenamente demostrado por la justicia italiana en los años 90 cuando investigó la llamada Operación Gladio en Italia.

De manera que con la actual actividad de reclutar mercenarios en el mundo, con fuertes remesas de las monarquías árabes del Golfo -asesinos de sus propios hermanos del Medio Oriente- no están haciendo nada nuevo.

En estas guerras coloniales que protagonizan los países que conforman la OTAN, y su mandante real Estados Unidos, no existen “ejércitos privados”, son ejércitos de mercenarios, que por supuesto están programados para asesinar y aterrorizar al mundo.

En este contexto, no podemos obviar la solapada ayuda muy puntual por parte de Israel, el gran aliado de Estados Unidos y la OTAN en Medio Oriente, a la táctica armada contra Siria, lo cual quedó evidenciado con los bombardeos aéreos el 30 de enero de 2013, en violación de resoluciones de la ONU, contra tres posiciones militares situadas en el noreste de Yamaraya y en el aeródromo Sherai.

El Estado israelí justificó la ilegal operación diciendo que era para contener el desarrollo de armas químicas, pretexto de moda en ese momento que también alegaba Washington y sus aliados europeos. Sin embargo, el ataque se produjo “después de que grupos terroristas protagonizaran varios intentos fallidos en los últimos meses para tomar el control del lugar”, según denunció un alto militar sirio citado por SANA, la agencia de noticias de ese país.

En ese momento, en una posición incómoda el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó su grave preocupación y urgió a “respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países y adherirse a las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad”.

Pero la reacción del organismo internacional no pasó de esa tibia declaración. ¿Qué hubiera pasado si el ataque lo hubiera ejecutado la aviación siria contra instalaciones militares israelíes?

Más recientemente, la aviación israelí también golpeó puestos militares en territorio sirio cercanos a la frontera común, a manera de ablandamiento aéreo, antes que bandas terroristas armadas, procedentes de territorio jordano atacaran la zona, lo cual evidencia el apoyo puntual de Tel Aviv a esa táctica de guerra contra Damasco.

Cuatro años han pasado desde que comenzó la invasión contra Siria en 2011, intensificada luego que la coalición bélica ocupó Libia después de nueve meses de bombardeos. Son cuatro años de brutal agresión y abierta injerencia con miles y miles de muertos, más de seis millones de desplazados internos y cuatro millones de refugiados y Siria sigue resistiendo.

Un país de los más estables en la región, con una enorme capacidad para enfrentar el expansionismo israelí, que ocupa ilegalmente las alturas del Golán desde 1967. Siria con su propia revolución anticolonial, un país no confesional, donde en los últimos días la población ha regresado a Homs, destruida por los mercenarios, pero ya en proceso de reconstrucción como un ejemplo para el mundo, un reclamo a nuestra conciencia para apoyar esta enorme oportunidad de derrotar al terrorismo mercenario y al terrorismo de la OTAN. Detener la guerra también significa la posibilidad del regreso de miles y miles de refugiados.

Rusia es el único país que está actuando legalmente para ayudar a Siria y para abrir la primera gran ventana hacia la paz.

Al Mayadeen.

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