Columnistas
¡Atacar caficultores ya!
Por Oscar Gutiérrez Reyes*
En entrevista con Yamid Amat, J.J. Echavarría director de la “Misión del Café” afirma que: “el cambio de gerente en la Federación debería aprovecharse para hacer reformas grandes” y ante la pregunta de si la comisión proponía el marchitamiento de la Federación, respondió: “Lo que propuso en el área institucional fue separar las funciones de la Federación entre la actividad comercial y las demás”. Y añadió: “Si el gremio quiere exportar café, que lo haga, pero paga impuestos y no recibe subsidios del sector público para ello” -Periódico El Tiempo 17/05/2015-
Por Oscar Gutiérrez Reyes*
En entrevista con Yamid Amat, J.J. Echavarría director de la “Misión del Café” afirma que: “el cambio de gerente en la Federación debería aprovecharse para hacer reformas grandes” y ante la pregunta de si la comisión proponía el marchitamiento de la Federación, respondió: “Lo que propuso en el área institucional fue separar las funciones de la Federación entre la actividad comercial y las demás”. Y añadió: “Si el gremio quiere exportar café, que lo haga, pero paga impuestos y no recibe subsidios del sector público para ello” -Periódico El Tiempo 17/05/2015-
Es importante, por la situación que viven los cafeteros colombianos, mirar en detalle la afirmación que se hace. Los cafeteros venden buena parte de su café a través de las cooperativas. Estas garantizan que se compra con un precio de referencia que está determinado por tres variables, ninguna de las cuales la definen los productores.
Estas variables se precisan así: el precio internacional, en la bolsa de Nueva York, la Tasa Representativa del Mercado -valor del dólar frente al peso- en la bolsa de valores de Bogotá, y un sobreprecio por calidad, una prima, que recibe el grano nacional en el mercado mundial. El precio de compra cambia diariamente y varias veces en el mismo día, en la bolsa de Nueva York y, por lo tanto, en el mercado interno. Y se fija de esta forma, no porque los productores así lo hubieran querido sino, por la decisión de acabar con los precios de sustentación y someter a los productores al “libre mercado” que impuso el Consenso de Washington. Decisiones para favorecer al capital financiero internacional, los grandes monopolios comercializadores, y los especuladores de las bolsas de Café de Nueva York y el mundo.
Lo que se propone es separar la actividad comercial -comprar y exportar café- y que la misma se haga solo con dineros del gremio y sin el apalancamiento -con recursos- del Fondo Nacional del Café. Eso quiere decir que se deje el mercado al capital financiero y a los 4 o 5 monopolios comercializadores. Como dice con claridad J.J. Echavarría, privatizar, totalmente, el negocio de comercializar café. Dejar a cafeteros y cooperativas sometidas a lo que quieran hacer con ellos, los monopolios amos y señores del mercado.
Pero hay más. Dice también J.J. Echavarría: “La otra parte de la actividad gremial debería concentrarse en elevar la productividad, mejorar el servicio de extensión y promover la imagen de los cafés colombianos en el exterior” y, hacerse todo esto, con recursos de la contribución cafetera.
No apalancar las exportaciones ni la compra interna del café es sacarlos del negocio. Y, mejorar el servicio de extensión, la productividad y promover la imagen de los cafés colombianos en el exterior, pero hacerlo con sus recursos es que los caficultores paguen todo. De ahí la frase que titula la entrevista: “No más papá Estado para los cafeteros”.
De lo anterior podemos concluir que compradores y exportadores privados -grandes oligopolios multinacionales- gozarán del control sobre el mercado interno y de los beneficios se deriven de mejorar productividad y calidad. Y, también gozarán, de la promoción del café colombiano en el exterior. Algo le tocará -posiblemente- a quien alcance a conquistar, en el exterior, un pequeño nicho de mercado para su café especial. Pero, para la gran mayoría de los caficultores, la realidad será peor. La caída de los precios internacionales del grano golpeará a los productores. Los monopolios de la comercialización y la torrefacción no pierden, tan solo dejan de ganar más. Eso ya está probado en el mercado cafetero mundial.
La reforma propuesta no busca mejorar el papel de la Federación en la comercialización interna y en la venta del café en el exterior. Lo que busca es acabar la comercialización de las cooperativas de cafeteros, eliminar la presencia de las mismas en la mayoría de municipios, dejar estos para los agentes de compra privados y, relegar a las cooperativas a zonas con problemas de orden público o acceso, a donde no van los comercializadores privados. Que la carne pulpa le toque a los monopolios privados y el hueso limpio a las cooperativas de productores. Esa es la reforma propuesta por la Misión del Café.
Y de lo mucho que dice el señor J.J. Echavarría señalemos la referencia al subsidio PIC. Así se refiere ante la pregunta del entrevistador: “Los cafeteros están hablando del restablecimiento del Programa de Protección al Ingreso Cafetero, PIC”. A lo que responde: “Como el que hubo, de ninguna forma. Hay un trabajo muy serio de Roberto Steiner que muestra que el 10 por ciento de los cafeteros (ricos) recibieron el 60 por ciento del PIC. Ello significa que los cafeteros pobres poco recibieron”.
Aparte de los malos manejos que se dieron -por parte del gobierno y la Federación- del subsidio PIC, lo cierto es que el mismo iba dirigido a respaldar al productor “pobre o rico” ya que, el costo de producción era superior al precio de venta del café. Por esa razón, nada nuevo descubre el señor Steiner. Si el 60 % del café lo producen el 10% de los caficultores es lógico que les hubiera tocado lo que les tocó. Pero eso no quiere decir que se hubieran quedado con todo. La mayoría de esos recursos los destinaron al pago de trabajadores en la recolección de la cosecha. Una redistribución del ingreso sobre la que nada dice el señor Steiner. Y, tampoco descubre nada cuando afirma que los pequeños cafeteros poco recibieron. Es verdad. Muchos ni siquiera están incluidos en la base de datos de Federación o considerados como cafeteros por su baja producción. Pero lo que hay que hacer no es eliminar los subsidios -cuando los costos de producción no se ven recogidos en los precios de venta- sino corregir para repartir -de mejor manera- el subsidio.
Lo que se debe discutir no es si se abandona a su suerte a los cafeteros, al igual que están -casi todos- los demás productores del agro. Lo que debe discutirse es si en Colombia va a haber caficultura y producción agropecuaria y en qué condiciones. Eso será parte del debate que habrá de hacerse de aquí en adelante. Debate que incluye que los cafeteros defiendan su ingreso.
*Director Ejecutivo Nacional Dignidad Agropecuaria Colombiana.