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Bernie Sanders: la semilla del 99%

Por Felipe Pineda Ruiz  

Hace algunos años, hablar del “corporate class”, la “dictadura del 1%” o los “gangsters bancarios (banksters)” así como de poner en entredicho la honra de Wall Street no pasaba de ser una posición periférica confinada al ostracismo en el radar de los estadounidenses promedio.

Sin embargo, los efectos de la crisis económica del 2008 se encargaron de crear una ventana de oportunidad en la actualidad para instalar en la agenda pública temas transversales que han salido a flote en estas elecciones, lo que ha servido para emplazar a quienes delinean el centro político en la nación más poderosa del mundo: los privilegiados, quienes financian las campañas tanto de republicanos como demócratas.

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Por Felipe Pineda Ruiz  

Hace algunos años, hablar del “corporate class”, la “dictadura del 1%” o los “gangsters bancarios (banksters)” así como de poner en entredicho la honra de Wall Street no pasaba de ser una posición periférica confinada al ostracismo en el radar de los estadounidenses promedio.

Sin embargo, los efectos de la crisis económica del 2008 se encargaron de crear una ventana de oportunidad en la actualidad para instalar en la agenda pública temas transversales que han salido a flote en estas elecciones, lo que ha servido para emplazar a quienes delinean el centro político en la nación más poderosa del mundo: los privilegiados, quienes financian las campañas tanto de republicanos como demócratas.

Bernie Sanders recoge ese descontento reinante que se ha apoderado de la psiquis de la gente promedio en los Estados Unidos, tan agobiada por los efectos de la especulación financiera y la desigualdad establecida por decreto por las minorías (el 1%), que atenta contra su bienestar, en un proceso paulatino de deconstrucción del sentido común de la mayorías norteamericanas.

Sin lugar a delirios temporales, el fenómeno de este ex senador por el Estado de Vermont, y su candidatura presidencial, es un claro desafío al consenso construido por arriba e impuesto a los de abajo por parte del excluyente bipartidismo norteamericano.

Ante el vaciamiento de contenidos, ante la ausencia de participación y disenso, males que siempre han aquejado a la política del país del norte, la decisión de este antiguo político independiente de participar en las primarias presidenciales demócratas, y su inesperado ascenso, se convierte en una fulgurante cachetada y a la vez en una guerra librada desde adentro que ha ganado posiciones a medida que la contienda avanza.

Lo que hace algunos meses parecía impensado, la derrota de Hillary Clinton, ahora cada vez más parece menos descabellado.Los sondeos de opinión en todos los Estados de la nación americana siguen revelando una curva descendente en la intención de voto para la candidata del establishment Demócrata que contrasta con la tendencia ascendente de su rival.

En una encuesta publicada por Fox News el pasado 18 de febrero (http://wapo.st/1Q0VkBz), por primera vez el candidato Sanders sobrepasa a su contendora a nivel nacional, lo que confirma el dramatismo e incertidumbre del sprint final de las primarias del “partido del asno”.

Ni la incursión de la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y el ex presidente Bill Clinton al contingente de Hillary, para poner en funcionamiento la típica campaña de marketing electoral gringo basada en la guerra sucia, ni la diferencia de dinero entre ambas campañas, han parado la arremetida de Sanders, cimentada en una inusitada aceptación entre los jóvenes (resumido en el lema cada vez más popular “Feel the Bern”).

Y es que la diferencia presupuestal, a pesar de las donaciones directas a las arcas de la campaña de Sanders (que se acercan a los 2.3 millones de personas), sigue llegando a un punto tal de disparidad, que personajes influyentes como el economista Jeffrey Sachs han tildado a la ex senadora por el Estado de Nueva York de ser la “candidata de Wall Street y el complejo militar industrial” (http://huff.to/1X8PmU0).

Esta pugna política actual, ha sido la ocasión sui géneris de sacar del ostracismo al socialismo, ideología por la cual Sanders no ha ocultado su debilidad a pesar de ser históricamente vedada, en una sociedad tan clerical y anti-comunista como la norteamericana.

Sin embargo, el estratagema inicial de su rival de satanizarlo por su posición política ha dado al traste con una excepcional simpatía por parte de una franja amplia de la sociedad del país del “tío sam” con esta corriente.

Pero ¿que es lo que propone Bernie Sanders?

Gran parte de su plataforma programática se centra en la profundización de algunos de los programas banderas de Obama, entre ellos el “Obamacare” o reforma al sistema de salud, mientras que el paquete de propuestas propias tiene un claro énfasis económico relacionado con la tributación a las capas altas de la población: aumentar la tributación a quienes ganan más de $ 250.000 al 37%; elevar a un 52% los impuestos para ingresos mayores de 10 millones de dólares y llevar el salario mínimo a los 15 dólares la hora. Al mismo tiempo, para fracturar el oligopolio financiero reinante, este carismático candidato propone la división de todo el sector bancario ligado a Wall street.

Sin duda, la gesta de Bernie Sanders, hasta hace poco tildada de “quijotezca”, y su irrupción intempestiva en el mainstream de la política norteamericana, recoge la semilla más preciada del movimiento Occupy Wall Street: somos el 99%, vamos por el 1% restante.

@pineda0ruiz

Democracia en la Red.

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